Hagamos un poco de historia: para empezar, ¿cómo sucedió el movimiento independentista en 1821? Por aquel entonces España se había debilitado por la invasión napoleónica y estos movimientos los aprovecharon en América para proclamar sus independencias. En el caso de Guatemala, Gabino Gainza, quien era el representante del Rey en Suramérica, apoyó estas gestas y emulando el ejemplo mexicano llamó a un Cabildo en el que se declaró independiente de la Corona española a la Provincia de Guatemala acto que se ratificó en el acta donde él fue el primero en firmarla convirtiéndose en el primer Presidente de la nueva nación; si el exrepresentante del Rey era el primer Presidente; para ser más claros: ¡un golpe de Estado, pues!
Sí, léase bien: nuestra independencia lo que celebra es el primer golpe de Estado y de hecho en el primer artículo del acta indica que ésta se debe mandar a publicar «para prevenir las consecuencias que serían terribles, en caso de que la proclamase de hecho el mismo pueblo». ¿Y quiénes son los que se independizan pues?, ¿no es el pueblo? En el caso guatemalteco fue una élite la que se independizó subyugando al pueblo a condiciones más extremas de esclavitud hasta en 1944, cuando Juan José Arévalo propone al Congreso de la República aprobar el Código de Trabajo, anterior a éste existía el trabajo forzado.
Para llegar a 1944, hubo que transitar por gobiernos liberales que, en 1871, liderados por Miguel García-Granados y más tarde, en 1873, por Justo Rufino Barrios, reorganizaron la economía del país para producir café; pero la producción y exportación de este cultivo necesitaba «tierra y mano de obra».
Para agenciarse de tierra, los liberales la privatizaron, que en la práctica no era más que un acaparamiento de este factor de la producción que anteriormente era propiedad del Estado o bien de comunidades indígenas (ejidos). De hecho, entre 1871 y 1883 cerca de un millón de acres de tierra en su mayoría de propiedad indígena, pasaron a manos de esta élite y con ello dio inicio la explotación de café en Guatemala.
[frasepzp1]
Por su parte, para agenciarse de trabajo a través del Decreto 177, en 1877 se institucionalizó en la República (recién creada) «el repartimiento», el cual establecía que los empleadores podían requerir y recibir por parte del gobierno hasta sesenta trabajadores durante quince días para realizar trabajos forzados (cultivo de café) si era dentro del mismo departamento y por treinta días si era fuera del departamento. Este requerimiento podía ser renovado si así lo «deseaba» el patrono. Estos trabajadores podían ser reclutados a la fuerza a menos que con la «libreta de jornaleros» demostraran que habían cumplido con esta imposición. También es de reconocer que muchas de estas víctimas se endeudaban con los patronos y no podían abandonar «el repartimiento» hasta que saldaran su deuda; de esa manera pues, los trabajadores estaban atrapados en una «esclavitud moderna», en empleos de bajos ingresos.
Ah… pero qué «antigua» esa historia en la Guatemala de hoy: con bajas tasas de crecimiento económico basado en la desintegración familiar y son los más excluidos, los más pobres, los que a través de sus remesas mantienen la estabilidad macroeconómica de los ricos. Los migrantes se fueron por los salarios de miseria que paga el sector privado, de hecho, la Encuesta de Empleo de diciembre 2022 evidencia que una mujer empleada en el sector agrícola con el salario que recibe solamente puede comprar el 32.1 % del costo de la canasta de alimentos. ¿Independencia? ¿El repartimiento del siglo XXI?
¿Independientes? ¿Con niñas y niños que mendigan comida en las calles y mueren de hambre?, ¿con niñas embarazadas?, ¿con migrantes? Definitivamente NO y esto confirma que aún hay tiranos que escupen la faz de Guatemala, los cuales solo hallan consuelo en Porras.
Más de este autor