Descripción del fracaso de Alvarado MacDonald de reconfigurar el Estado. (Extracto del libro)
Descripción del fracaso de Alvarado MacDonald de reconfigurar el Estado. (Extracto del libro)
La descripción que hace el libro de la caída de la estructura de Alvarado MacDonald es la siguiente:
“Los oligarcas más influyentes se reunieron con el Presidente Portillo y desplegaron sus organigramas sobre la distribución de puestos clave en la administración pública. En aquellos ministerios en los que Alvarado MacDonald tenía mucha influencia, habían dibujado ‘caritas tristes’; por el contrario, cuando se trataba de puestos que aquel no dominaba, los adornaban con ‘caritas felices’. Esto ocurría tras bambalinas mientras los medios sacaban el escándalo: supuestas redes clandestinas dominaban la administración de Portillo mediante personajes como Ortega Menaldo, Salán Sánchez y Rojas Méndez. Desfalcos, fraudes y otros actos de corrupción componían los titulares de las noticias. A nivel internacional, las ONGs denunciaban el regreso a un pasado ominoso de violaciones de los derechos humanos, la reactivación de los cuerpos paramilitares, y amenazas contra activistas. En la práctica, como me dijo en 2002 John Maisto, el entonces consejero de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, había una extraña alianza ‘única en Latinoamérica’ entre ‘la oligarquía y los grupos progresistas’.
Los operadores de Alvarado MacDonald terminaron siendo menos eficientes de lo que se esperaba, pese a su gran experiencia en la administración pública. Quizá porque hasta entonces sus éxitos habían sido celebrados en un contexto autoritario en el que la sola presencia de gobiernos militares favorecía la autocensura o el servilismo de los medios y en el que no había autoridad civil que auditara la administración de los fondos públicos. El hecho es que, uno a uno, los seguidores de MacDonald en el gabinete económico comenzaron a caer, y por lo tanto también en la Junta Monetaria. El primero en hacerlo fue el presidente del Banco Central. Después lo hizo el Ministro de Finanzas, entre escándalos por la trasferencia de fondos públicos para sostener a los bancos del financista, y más tarde el de Agricultura, entre otros. La actitud agresiva de los representantes del empresario en Banrural, en el Banco de los Trabajadores y en el CHN también despertaron hostilidades entre las cooperativas y los medianos empresarios.
El Presidente Portillo gradualmente le retiró confianza y espacio a Alvarado MacDonald hasta que ocurrió la ruptura definitiva. Fue en abril de 2001, y coincidió con el descubrimiento de la red de Llort. Al desobedecer las instrucciones del presidente, el Ministro de Finanzas, Manuel Maza, transfirió cientos de millones de dólares a los bancos de Alvarado MacDonald. El nuevo presidente del Banco Central, Lizardo Sosa, un renombrado tecnócrata y viejo camarada de militancia del presidente en la Democracia Cristiana, advirtió sobre los riesgos de convertir la liquidez y las reservas del Estado en un “pozo sin fondo”.
El ingeniero Alvarado –le explicó Sosa a Portillo– no quiere salvar sus bancos, sino inyectarles dinero público para otros negocios, a saber, deudas vencidas e inversiones arriesgadas. Otros consejeros también le advirtieron: Puedes estar ante el mismo caso de Mahuad en Ecuador. El puso las finanzas públicas en peligro para beneficiar a sus amigos banqueros –sus financistas–, y al final causó un ‘corralito’; la economía entró en bancarrota y el Presidente fue derrocado en medio del caos.
El resultado de las operaciones financieras de alto riesgo y el razonamiento sobre las consecuencias políticas posibles fue que Portillo ordenó la intervención de los bancos de Alvarado MacDonald y con ello terminó no sólo el matrimonio entre ellos sino también el ambicioso proyecto de cooptar y reconfigurar ciertas reglas específicas del Estado: en el corto plazo, la liquidez para sus bancos; en el mediano, la restructuración de los modelos de importación de granos; y en el largo, el control estructural del sistema bancario mixto”.
Traducción de Enrique Naveda
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