Cuando el periodista deportivo David Faitelson hizo un juicio de valor sobre la selección nacional de fútbol, el Presidente de la República le exigió una disculpa.
Cuando Manuel Baldizón se vio repetidas veces en harapos gracias a las investigaciones de Contrapoder se puso a demandar periodistas, y a tirar mierda con ventilador propio.
Cuando Harold Caballeros se ve en sus trapos de oro expuestos por el trabajo de Alejandra Gutiérrez Valdizán (directora editorial de Plaza Pública) y el periodista Ronny Rojas de Univisión, el millonario ex pastor y ex político literalmente "responsabiliza" a Alejandra por lo que le pase a su familia después de la publicación que expone su muy particular relación con la riqueza y los offshore en Panamá.
Y uno podría seguir con el listado de pájaros tirándole a los medios, ni siquiera a las escopetas, los medios de comunicación no son una escopeta. El periodismo responsable no es una escopeta, la fiscalización social no es una escopeta, el acceso a la información, la búsqueda de la justicia, no son escopetas, señores Morales, Baldizón y Caballeros, que otra vez, podía ser mucho más largo el listado de apellidos.
Las escopetas son la irresponsabilidad de asumir un gobierno sin tener ni puta idea de a qué se estaba metiendo. Las escopetas son los millones que han robado del erario público en el método de ordeñamiento nacional de la administración pública. Las escopetas son los grandes empresarios -sí da igual si de aceros que si de religiones- que además de basar su sistema de acumulación de riqueza en, cómo me lo dijo un tipo en un bar un día, "hacer cualquier cosa por un dólar más", hacer de ese "cualquier cosa" un sistema de destrucción de la vida y de distribución masiva de la miseria, incluyendo la miserable mezquindad de sus descaros.
El caso Faitelson-Morales es el de Quico quejándose con doña Florinda porque lo están molestando. Y así, como a Quico, lo hemos visto varias veces, señor presidente, buscando dónde, por dónde, con quién, pero nada.
El caso de Baldizón y los periodistas, no tiene parangón con Chespirito, porque eso es una putada, y de eso no había en el chavo del 8. Eso es un delito, no se me ocurre otra forma de sintetizarlo más claro.
El caso de Harold Caballeros responsabilizando a Alejandra por la seguridad de su familia. ¡Por favor!, eso es de una vulgar telenovela, señor Caballeros, con su mano en el pecho y la otra en la frente cayendo usted con sus anillos al suelo a la vez que las luces muestran -desocultan más bien- el horrible maquillaje que lleva puesto en su melodrama. Ex candidato a la presidencia, ex canciller de Guatemala, y sus otros exes que para qué, qué espera el señor, quedarse sentado ahí en su silla revisando sus estados de cuenta en el internet. Sus pruebas de descargo no son ponerse la mano en el pecho y pedir un vasito de agua al sirviente. Las falacias de falsa causa, qué tanto les gustan.
Mal acostumbrados están los que ostentan el poder a que siempre tienen un botón para aplastar a la gente.
Mal acostumbrados están a generar una retórica de mierda que justifique lo que hacen y por qué lo hacen -porque las palabras siempre van a poder justificar cualquier cosa, verdad señor Geobbels.
Mal acostumbrados están los que ostentan el poder a pensar que los periodistas son otro tipo de ciudadano, que los periodistas, muchos, y muchos más de los que creen, están ahí porque son ciudadanos que creen en lo que hacen, que luchan por lo que sienten y que tienen mucho más que un par de razones para pararse frente ustedes a mostrarles lo miserables que son, y eso, señores Morales, Baldizón, Caballeros y todos los que quieran ponerse en la cola, eso, no es una escopeta que les está disparando.
Eso que tanto les incomoda ni siquiera es la verdad, no estamos acá para totales metafísicos, eso que tanto les incomoda que suceda y que se señale y que se critique es precisamente lo que ustedes han provocado, lo que el sistema que los formó ha provocado y lo que nosotros también hemos permitido. Pero justo contra lo que luchamos.
Cuando se presentó el libro recopilatorio de las columnas de Juan Carlos Llorca en Sophos, estaba entre el público una bellísima cantidad de periodistas, de escritores, de ciudadanos de quienes tengo plena certeza que compartimos ese afán de lucha porque no nos derrote el horror, estaban entre el público varias generaciones de esfuerzos y de ideas, de intenso y de logros y de fracasos, y todavía, descarados que somos, nos fuimos a beber a un bar a seguir celebrando que nos habíamos juntado ahí, entorno a la memoria de un gran periodista. Estaban en esa presentación varios de los periodistas que se han visto atacados, perseguidos, ninguneados y sí, también, abrazados en silencio por muchísimas personas, y todo esto para decirles, que no eran pocos, señores que ostentan el poder, más los que no llegaron pero sabemos que estaban, porque así como ustedes tienen su "los de siempre" del lado de lucha por la búsqueda de la justicia, de la lucha por la dignidad y la posibilidad de vernos a los ojos: los periodistas, los artistas, lo activistas, los ciudadanos organizados, los ciudadanos que caminan 200 kilómetros, aquella fantasía del pueblo, que sí, todavía es, y todavía es posible, toda esa ralea de pájaros que fantasean muchos de ustedes como bolcheviques alados, no somos pocos, y vamos a seguir luchando por la vida, y en ese sentido, sépanlo, sí somos responsables de sus vidas, de las nuestras, y de las de estas comunidades que compartimos. Lo nuestro, sí, tiene que ver con la vida, sépanlo.
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