20 de Octubre de 1944. 1:18 horas. En lo oscuro de la madrugada, Arcadio Ruiz escucha el retumbe de disparos por las calles de la Ciudad de Guatemala. Arcadio en ese entonces tenía 22 años, era estudiante de la facultad de económicas y secretario de la recién formada Sociedad de Artes Gráficas. Era un ferviente arevalista.
En el libro Fermentos de lucha, hambre y miseria en Guatemala 1944-1955, Arcadio escribió que en aquella noche obreros, estudiantes y maestros, llegaban a las puertas del cuartel de la Guardia de Honor para pedir armas y unirse al movimiento revolucionario. Ahí se repartieron cientos de fusiles Skoda” a los civiles que se sumaban a la lucha, pese a no saber cómo usuarlos. Los pasillos del cuartel se iban llenando de heridos que fueron alcanzados por una lluvia de balas provenientes del fuerte de San José. En medio del patio de la Guardia de Honor yacía el cadáver del general Francisco Corado, ultimado por la fuerza revolucionaria.
5:00 horas. La revolución. El fuerte de Matamorros, San José y el Palacio Nacional eran atacados por las tropas de infantería. Habían ametralladoras, artillería, tanques y disparos de los voluntarios civiles. Tras horas de enfrentamiento se divisaban desde distintos puntos de la ciudad como el fuerte de San José era consumido por las llamas. Un hecho que simbolizó la caída del gobierno provisorio de Federico Ponce Vaides, y el triunfo de la Revolución de 1944.
A partir de ahí iniciaron los 10 años de primavera democrática en Guatemala.
Cada 20 de octubre, desde 1944 se conmemora la valentía de un pueblo y la de aquellos que fueron abatidos por buscar otras revoluciones.
Oliverio Castañeda de León, estudiante y secretario general de la Asociación de Estudiantes de de la Universidad de San Carlos de Guatemala, pronunciaba en 1978, también un 20 de octubre, en plena guerra: “Podrán masacrar a los dirigentes, pero siempre que haya pueblo habrá revolución”.
El líder estudiantil fue acribillado a plena luz del día sobre la Sexta Avenida de la zona 1. En ese sitio, estudiantes universitarios y representantes de organizaciones sociales conmemoraron el pasado martes el Día de la Revolución y la vida de Oliverio y otros líderes revolucionarios.
Como cada 20 de octubre se escuchan las exigencias por cambios revolucionarios en el país. Frente al Palacio Nacional de la Cultura, sobre una tarima pintada con los colores de la bandera, suenan tambores, silbatos y cánticos de adultos, jóvenes y niños:
“Guatemala no te canses
Guatemala no te duermas
La revolución es necesaria
Para cambiar el sistema…”
Del otro lado, por la Sexta Avenida, otros llevan pancartas que muestran su rechazo a la situación política que afronta el país, bajo la consigna de que “en estas condiciones, no queremos elecciones”.