Ambos se señalaron mutuamente de representar las anquilosadas formas de la política local. El candidato de FCN insiste en verse como el personaje representativo de la nueva política, cuando en realidad ni él ni su partido, y menos los temas de agenda que ha lanzado espontáneamente, representan algo novedoso y distinto. Todo lo contrario: sus valores conservadores, la conformación y el perfil de sus cercanos, el rechazo de elementos propios del cambio social y su resistencia a entrarl...
Ambos se señalaron mutuamente de representar las anquilosadas formas de la política local. El candidato de FCN insiste en verse como el personaje representativo de la nueva política, cuando en realidad ni él ni su partido, y menos los temas de agenda que ha lanzado espontáneamente, representan algo novedoso y distinto. Todo lo contrario: sus valores conservadores, la conformación y el perfil de sus cercanos, el rechazo de elementos propios del cambio social y su resistencia a entrarles a fondo a temas centrales como la fiscalidad son algunos de los rasgos que lo remiten a un planteamiento propio de lo que ahora denominamos lo viejo y que se refiere a ese tipo repasado y desfasado de ver la sociedad, sus problemas y las alternativas para afrontarlos. Morales es víctima del efecto búmeran: pretende señalar a su opositora de aglutinar en sí misma una gama de rasgos que en realidad son los que determinan el perfil de él. Pretende hacerse ver como el candidato dinámico, pero evoca una propuesta estática, fría, convincente para quienes representan y reproducen la deficiente cultura política guatemalteca.
Torres corre con una gama de elementos contrarios. Carga con el rechazo de sectores urbanos, los mismos que cuestionaron la gestión de la UNE, los que rechazan el papel subsidiario del Estado por la vía de los programas sociales, por ejemplo; los que rechazan que una primera dama adquiera un rol activo, y no simbólico; los mismos que ven lo rural con distancia e incluso como algo ajeno. La candidata insiste en resaltar los avances y logros de su paso por el Gobierno, con lo cual su propuesta también se erige en una rígida y resistente a incorporar los nuevos temas de la agenda global y nacional. Ambas opciones no han logrado incorporar, por resistencia o por dificultad de interpretación, los giros que ha tomado su escenario de electores.
Desde la visión soft, ambas opciones representan dos cosmovisiones distintas y por momentos confrontadas. Desde lo hard, son solamente vías distintas de representar similares patrones de acumulación, una reconfiguración de las alianzas que quedaron un tanto golpeadas con la salida anticipada de Baldizón y que con facilidad podrán mezclarse con las propias. FCN y UNE son dos caras de la vieja política que corren entre dos mundos: la posibilidad de mutar y considerarse partes de la transición o la de agotarse mutuamente para despejar la cancha y dejar que otros accedan a lo que hasta ahora ha sido un solo modelo acaparador y controlador del poder.
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