Aunque parezca alarmista, debido a su ritmo actual de contaminación, autoridades y expertos aseguran que para 2020 sería prácticamente imposible el rescate de uno de los lagos más admirados del mundo. Frente a ese escenario catastrófico, autoridades, vecinos, empresarios, científicos y la cooperación internacional han unido esfuerzos en diversas alianzas público-privadas, aunque requieren de una millonaria inyección de recursos que debe contar con el aval del Gobierno, cuyas principales autoridades no se han referido públicamente al asunto.
Para salvar el lago de Atitlán, dicen, se necesita de un gran plan de rescate. Este debe enfocarse en el tratamiento de las aguas residuales -líquidos originados en casas, hoteles y comercios-, en la corrección de malas prácticas en las labores agrícolas -mal uso de fertilizantes y venenos, deforestación y poca protección de los suelos- y en el mal manejo de las basuras -desechos sólidos- que genera la población. Ya hay camino andado, pero se demanda más.
ProAtitlán y las coinversiones público-privadas
Uno de los ejemplos más notables de alianzas público-privadas en Sololá es el “Proyecto de fortalecimiento del sistema de gestión de desechos en la cuenca del lago de Atitlán”, más conocido como ProAtitlán, el cual desde octubre de 2014 ejecuta el Centro Estudio y Cooperación Internacional (CECI), organización canadiense no lucrativa.
Con recursos del Fondo Multilateral de Inversiones (Fomin, del Banco Interamericano de Desarrollo, BID) y de la Autoridad para el Manejo Sustentable de la Cuenca del Lago Atitlán y su Entorno (Amsclae, dependencia de la Vicepresidencia de la República), ProAtitlán proporciona asistencia técnica a los ayuntamientos de Panajachel, San Pedro La Laguna, Santiago Atitlán y Sololá, cuatro de los 15 municipios que bordean el manto acuífero. También coordina actividades con Amigos del Lago de Atitlán, entidad privada surgida en 1990.
El objetivo de ProAtitlán es que aumente la cantidad de personas con acceso a mejores servicios de agua y que procesen las basuras que generan, muchas de las cuales terminan en el lago, explica Juan Ernesto Celada, coordinador ejecutivo del proyecto, en el cual se invertirán alrededor de US$1.5 millones.
Entre los resultados recientes más notables de la alianza entre Amsclae, ProAtitlán y comunas está la puesta en marcha de un relleno sanitario y pileta de lixiviados para el tratamiento de los desechos inertes no reciclables -como pañales desechables, toallas sanitarias, bolsas plásticas, duroport y zapatos- en San Pedro La Laguna.
En ese municipio viven casi 12 mil personas que dependen por completo de las aguas del lago y que generan alrededor de 15 toneladas diarias de basura. La obra comenzó a funcionar el 2 de febrero de 2015 a un costo aproximado de US$100 mil.
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Hasta ahora, de los 15 municipios de la cuenca de Atitlán en tres no existe relleno sanitario -San Antonio Palopó, San Andrés Semetabaj y Concepción-, aunque ya se tienen ubicados los lugares donde se construirán y se ha avanzado en los estudios técnicos que permitirán llevarlos a cabo antes de que termine 2016. Si los vecinos separan adecuadamente su basura y la municipalidad opera bien el relleno, una planta como la de San Pedro La Laguna puede tener 10 años de vida útil con un impacto positivo en el entorno.
Para cuando concluya ProAtitlán, en octubre de 2018, se pretende que las 19 municipalidades de Sololá cuenten con reglamentos para el reciclaje de desechos. “Queremos una normativa para la cuenca del lago, en donde cada municipio establezca tarifas: en algunos, la extracción de basura domiciliar la cobran mensualmente a Q6, pero los costos llegan a Q34”, detalla Celada.
Una solución adecuada es crear empresas municipales o concesionar la extracción domiciliar de desechos bajo el modelo de alianzas público-privadas para el desarrollo. Si todo marcha bien, dice Celada, el reciclaje generaría negocios por hasta Q20 millones al año en la cuenca. La idea ha comenzado a ser planteada a las autoridades del departamento, cuya mayoría es nueva en los cargos, pues la reelección de alcaldes no ha sido común en Sololá.
De acuerdo con Celada, salvo en Minas Gerais, Brasil, no hay en América otra experiencia similar de tratamiento de desechos sólidos como las que impulsa ProAtitlán.
Al tratamiento apropiado de los desechos sólidos, según Iván Azurdia, director de Amsclae, deben sumarse otros dos problemas: las aguas residuales y el manejo y protección del suelo. “Un panel de científicos nos informó que esos son los problemas que debemos resolver inmediata y simultáneamente. Los tres presentan un reto a la vida: lago vivo, gente viva; lago muerto, gente muerta”, dice con preocupación.
Alianzas múltiples
Los esfuerzos conjuntos para reducir la contaminación tuvieron génesis en 1990, cuando nació Amigos del Lago de Atitlán. La entidad surgió por la preocupación de un pequeño grupo de vecinos, a la que con el paso de los años se sumaron científicos e investigadores, comerciantes y dueños de hoteles y restaurantes, cuenta Anna D’Apolito, su directora desde hace cuatro años.
En la actualidad, desarrolla programas educativos, de saneamiento ambiental y de investigación científica. Con el primero, ya se ha alcanzado, directa e indirectamente, a tres mil maestros y casi 100 mil estudiantes, mediante al trabajo conjunto con el Consejo Departamental de Desarrollo (Codede) y el Ministerio de Educación (Mineduc), más los aportes de la Cooperación Italiana, la Unión Europea, la Universidad del Valle de Guatemala y, entre otras empresas, Cementos Progreso y Multi-Inversiones.
En materia de saneamiento ambiental, junto con un comité de vecinos, en 2012 Amigos del Lago de Atitlán inauguró una planta de tratamiento de aguas residuales en Santa Catarina Palopó, donde se procesa el 60 por ciento de los más de 100 mil galones de agua contaminada que se generan en esa población. Un año antes, en Cerro de Oro, aldea de Santiago Atitlán, Amigos del Lago instaló un centro de reciclaje y generación de abono orgánico, el cual maneja en la actualidad el ayuntamiento local.
En investigación científica, en 2009, cuando floreció por primera vez la cianobacteria en el lago, convocó a científicos y estudiantes para analizar el porqué del deterioro de Atitlán y el cambio en la coloración de las aguas. Eso no habría sido posible sin ponerse de acuerdo con las universidades guatemaltecas de San Carlos, Landívar y del Valle, más las estadounidenses de Chico y Davis (California) y Reno (Nevada). “No hacemos nada de manera aislada. Siempre hemos tratado de establecer alianzas para no trabajar de manera duplicada”, subraya D’Apolito.
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Seis años después de que comenzara a funcionar Amigos del Lago, en noviembre de 1996, el Congreso de la República decretó la Ley de Creación de la Autoridad para el Manejo Sustentable del Lago de Atitlán y su Entorno, aunque su reglamente se publicó hasta noviembre de 2012. El objetivo de la Amsclae, que depende de la Vicepresidencia de la República, es “planificar, coordinar y ejecutar todas las medidas y acciones del sector público y privado que sean necesarias para conservar, preservar y resguardar el ecosistema del lago de Atitlán y sus áreas circunvecinas”, dice Azurdia.
Para el período 2016-2010, la Amsclae diseñó un conjunto de 54 proyectos de agua y saneamiento por un monto global de Q198 millones, que pueden ser echados a andar por cada una de las 15 municipalidades de la cuenca. Antes de tomar posesión, el 15 de enero, esos datos fueron puestos en conocimiento de las nuevas corporaciones ediles.
La mayoría de los programas que han puesto en marcha ProAtitlán, Amigos del Lago, Amsclae y autoridades municipales no habrían sido posibles con la Ley de Alianzas para el Desarrollo de Infraestructura Económica, pues ésta dejó fuera inversiones en educación, salud y agua.
La megaalianza clave
Las fuentes consultadas coinciden en que las alianzas que se ha llevado a cabo hasta ahora son importantes, pues han mostrado lo productivo que es trabajar en conjunto y no solo en actividades de corto plazo. Sin embargo, aseguran que la gran e impostergable solución está en el “Plan maestro para el manejo de las aguas residuales de la cuenca del lago de Atitlán”, siempre y cuando se comience antes de 2020.
El plan consiste en la construcción de una tubería alrededor del lago que recolectaría buena parte de las aguas contaminadas y las sacará de la cuenca para evitar que entren en Atitlán. Después de ser tratados, esos líquidos podrían ser utilizados para riego o generar energía limpia y renovable, lo cual produciría recursos económicos para el mantenimiento y operación de la tubería.
Por eso, el 4 de enero Azurdia les envió un informe al presidente Jimmy Morales y al vicepresidente Jafeth Cabrera donde explica que los tres problemas de Atitlán “deben atenderse en forma inmediata, sistémica y simultánea para revertir la degradación ambiental que afecta directamente la calidad de vida. Es absolutamente necesario entender que estos problemas atentan contra la vida humana y otras formas de vida”. Cumplido un mes al frente del Organismo Ejecutivo, el 14 de febrero de 2016, no había habido respuesta pública de ambos funcionarios al respecto.
En la nota, Azurdia recuerda que por coordinaciones del entonces secretario privado del exvicepresidente de la República, Alfonso Fuentes Soria, se logró reactivar el Programa de Agua Potable y Saneamiento para el Desarrollo Humano, fase I.
“Este programa es clave, no solo para el rescate de la contaminada cuenca del lago de Atitlán, sino para todo el país. El programa ha estado en un impase por siete años. Hace cinco años el gobierno de Guatemala pagó comisiones e intereses al Banco Interamericano de Desarrollo (BID) por la mitad del monto total que asciende a US$100 millones. La otra mitad (US$50 millones) es una donación de la Agencia Española para la Cooperación Internacional al Desarrollo (AECID), que ha otorgado gracias a la gestión del presidente (Alejandro) Maldonado y vicepresidente (Alfonso) Fuentes, una extensión hasta marzo del año 2016. De otra forma los fondos de la donación española se hubiesen perdido, debido a problemas de burocracia y falta de transparencia”, se lee en la página 7 del resumen del informe.
Así las cosas, el gobierno que encabezan Jimmy Morales y Jafeth Cabrera pueden trascender como el responsable de haber contribuido a la salvación del lago de Atitlán. “Si no lo hacen, las consecuencias serán desastrosas”, sentencia D’Apolito.