El «nuevo El Salvador» también es un país expulsor de migrantes
El «nuevo El Salvador» también es un país expulsor de migrantes
En su campaña por la reelección el presidente salvadoreño, Nayib Bukele, aseguró que en su segundo mandato reduciría la migración y propiciaría el regreso al país de ciudadanos residentes en el extranjero. Pero las cifras muestran lo contrario porque todavía expulsa personas y no está listo para recibir a los que buscan volver.
Mario Carvajal regresó a vivir a El Salvador a finales de 2023 después de pasar más de la mitad de su vida en Estados Unidos. A sus 70 años, este padre, abuelo y trabajador retirado tomó sus ahorros y construyó una casa en el distrito de Mejicanos, cerca de la capital del país, donde planea pasar el resto de sus días.
«Desde que uno se va de aquí uno no quiere irse. Y estando en Estados Unidos uno tiene su cuerpo allá y su mente está aquí. Es algo que siempre sentí, el deseo de volver y retirarme en mi país», cuenta.
Carvajal dejó el país de manera forzada en 1985, en medio del conflicto armado. En ese momento estaba organizado con la guerrilla y decidió emigrar con su entonces pareja al enterarse que estaba embarazada. Aunque siempre quiso regresar, no había planeado hacerlo por la inseguridad en el país.
Sin embargo, la desarticulación de las pandillas tras la implementación del régimen de excepción generó una percepción de mayor seguridad en la mayoría de población. Aunque también ha implicado violaciones a derechos humanos y detenciones arbitrarias de inocentes.
Mario dice que percibió un cambio en el ambiente del país y eso lo convenció de que finalmente existían condiciones para su retorno. Así que concretó su sueño de retirarse ahí.
Hasta el momento no existe un registro que permita saber cuántos salvadoreños en el exterior han tomado la misma decisión que Mario de regresar a El Salvador. Tampoco es posible saber con certeza cuántas personas han dejado de migrar forzosamente hacia otros países gracias a la mejora en la seguridad.
A pesar de la ausencia de datos, el Gobierno de Nayib Bukele ya asegura que la disminución en los índices de violencia del país está promoviendo condiciones para el retorno de salvadoreños en el exterior y la disminución de la migración. «Aún falta, pero estamos en el camino, lento pero seguro, de tener migración inversa; es decir, que vengan más personas de las que salen», se regodeó Bukele en un discurso el 15 de septiembre de 2023. En ese mismo discurso aseguró que bajo su Gobierno se construye un «nuevo El Salvador» que será un referente para el mundo.
Bukele volvió a hablar sobre la «migración inversa» en su discurso ante la Asamblea General de las Naciones Unidas el 19 de septiembre de 2023. «Sabemos que falta mucho para lograrlo. Pero estamos en camino a conseguir nuestra meta de reducir el éxodo masivo de salvadoreños producto de las políticas equivocadas del pasado y de la guerra civil», dijo.
Los expertos en migración consultados para esta nota creen que en esas afirmaciones hay más discurso político que realidad. Aunque reconocen que hay casos de retornos, como el de Mario, los datos de migración salvadoreña aún apuntan a que el país es uno de los principales expulsores de personas al Norte del continente. El Gobierno de Bukele, aún no atiende los motivos que fomentan la migración irregular, apuntan.
Mario también advierte que, en las condiciones actuales del país, el retorno sigue sin ser una opción para todos. «Creo que los jóvenes no van a regresar, van a regresar las personas mayores o pensionadas, que pueden tener una estabilidad económica después de trabajar afuera. Para los jóvenes faltan todavía más oportunidades», explica.
Las cifras de la migración en la era Bukele
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En tono contundente, el día de su discurso de Independencia, Bukele afirmó que El Salvador redujo la migración irregular hacia el exterior. La prueba: el país dejó de estar entre los 10 con mayor flujo migratorio a Estados Unidos. El mandatario ha repetido este dato desde 2022, utilizando las cifras a conveniencia.
El Gobierno se respalda en el número de encuentros con migrantes registrados por la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP, por sus siglas en inglés) en la frontera sur de ese país. Estos datos corresponden a la cantidad de «eventos» en los que autoridades migratorias estadounidenses detuvieron a personas que cruzaban la frontera de manera irregular. Para compararlos se usa el año fiscal estadounidense, que va de noviembre a octubre.
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La posición de El Salvador en el ranking de los países que reportan mayores encuentros por la CBP ha variado en los últimos cinco años. En 2022, cuando Bukele anunció en Twitter que el país salió del top 10, en realidad usó datos solo del mes de octubre. La sumatoria para el año fiscal muestra que El Salvador se ubicó en la posición 8. Fue hasta 2023 que se alejó a la posición 11. En lo que va de 2024, el país se posicionó de nuevo dentro del top 10, en el noveno lugar.
Las cifras de migrantes salvadoreños en la frontera de Estados Unidos sí muestran una disminución mayor en comparación con sus vecinos del Triángulo Norte –Guatemala 10 % y Honduras 12 %–, pero los expertos invitan a revisar otros indicadores para evaluar de mejor manera la situación de cada país.
Jaime Rivas, académico salvadoreño especializado en migración, explicó que no existe un indicador que permita medir con certeza los flujos migratorios. La condición «irregular» de la mayoría de movimientos entre países, impide que lugares de origen como de llegada posean un registro de cada persona que entra y sale de ellos. Lo mejor, dice, es mirar los distintos tipos de datos para construir una imagen más completa.
En ese sentido, otra cifra a comparar es la cantidad de personas salvadoreñas que ingresaron irregularmente a México y fueron presentadas ante las autoridades migratorias de ese país. Las cifras de 2014 a 2023 no muestran una disminución significativa con respecto a años anteriores.
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Los registros del número de personas solicitantes de asilo en México es otra cifra que usualmente se toma en cuenta para evaluar flujos migratorios. En el caso de ciudadanos salvadoreños las cifras siguen sin variar demasiado con respecto a otros años.
Solicitantes de asilo en México
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Óscar Chacón, de la organización Alianza Américas, señala que los indicadores muestran que los países centroamericanos todavía son los mayores exportadores de personas hacia Estados Unidos. Esto, a pesar de que otras nacionalidades como Venezuela, Ecuador, Cuba y Nicaragua ganaron relevancia.
«Ante la pregunta de si en realidad se va menos gente, ahora que Bukele es presidente, yo siempre digo que no sé, porque nadie puede decir con absoluta certeza que sí o que no. Pero la falta de datos genera un espacio de maniobra publicitaria que el Gobierno ha sabido utilizar para su beneficio», explica.
Además, el experto subraya que, más allá de las cifras, lo más importante es mirar las situaciones que provocan la migración forzada y si estas han cambiado.
Personas, lo que más exporta El Salvador
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Cinthia Funes migró a Estados Unidos a inicios de 2023.«Se presentó la oportunidad» cuando un tío le ofreció su apoyo para costear el viaje y ayudarla a conseguir trabajo en ese país. «La principal razón que me motivó fue la necesidad de poder salir adelante y ganar más dinero que solo para llegar a fin de mes».
Ella es la descripción de cuando la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) dice que la precariedad del mercado laboral y la falta de oportunidades son las principales causas de migración. Así por décadas.
Funes tiene 29 años y una hija de cinco. Vivía con su madre y su hermana, pues no tiene apoyo de su pareja. Trabajaba como supervisora de ventas para una empresa de telefonía. Para alcanzar las metas en su empleo tenía que quedarse horas extra que no le pagaban e invertir de su propio bolsillo en los viáticos para realizar su trabajo. Su sueldo de 450 dólares al mes apenas alcanzaba para cubrir los gastos del hogar.
«Sí es cierto que hay mayor seguridad en el país y eso está bien, pero eso no quiere decir que estemos seguros en todo. Yo en el aspecto económico siento mucha fragilidad», explica.
La economía es el área donde el Gobierno de Bukele resulta peor evaluado, según estudios de opinión pública. El costo de la vida para una familia, cuyo cálculo incluye alimentos y otros gastos básicos del hogar, era de 702 dólares en 2019. Para 2023 subió a 920 dólares, un 30% de incremento. Mientras, el salario promedio del país ronda los 377 dólares, según el Banco Central de Reserva.
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La última encuesta de hogares de esa institución reveló que la pobreza extrema se duplicó entre 2019 y 2022 (de 4.3 a 8.6) y la cifra de personas bajo la línea de pobreza se elevó a 1.8 millones. El Salvador tiene 6.3 millones de habitantes, según las proyecciones del Gobierno con base en el último censo de 2007.
La economista Lorena Cuéllar señala que la falta de información sobre los planes de seguridad e indicadores de violencia en el país dificultan estudiar los impactos que podría tener el régimen de excepción en la mejora de las condiciones económicas.
«Aunque la seguridad es un impulsor del crecimiento económico, hay que tomar en cuenta que esa medida también ha generado otras manifestaciones de violencia por parte del Estado», explica.
Organizaciones no gubernamentales han registrado miles de casos de personas detenidas arbitrariamente durante el régimen, así como abusos y delitos cometidos por fuerzas de seguridad.
Un sondeo del Instituto Universitario de Opinión Pública (IUDOP) de enero de 2023, reveló que solo el 2.2% de la población dijo que migraría «debido a la inseguridad». Esa cifra, en una encuesta de 2018 era del 12 %.
Sin embargo, la migración forzada suele tener más de una causa en su base. En esa misma encuesta, el 60.5 % de la población dijo que migraría para «mejorar la economía familiar». El 16.6 % lo haría por el desempleo. Los datos señalan que el 14.4 % manifestó que sería por «una mejor calidad de vida» y el 4.4 % por «reunificación familiar».
El gobierno de Bukele no ha tomado medidas efectivas para atender estas problemáticas, sostiene Cuéllar. «Las causas de la migración siguen sin abordarse; la falta de oportunidades laborales, educativas y la angustia económica se mantienen e incluso han incrementado», señala.
Regresar a casa
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Cuéllar, la economista, anticipa que el retorno será más fácil para personas como Mario Carvajal, que desean vivir su retiro en El Salvador luego de trabajar años fuera y haber generado ahorros. Sin embargo, las condiciones para los jóvenes son diferentes. «Muchos salvadoreños en el exterior viven una fantasía publicitaria sobre el país, pero no es lo mismo visitarlo durante unas vacaciones que establecerse y comenzar a sufrir los problemas estructurales», advierte.
Cinthia Funes es el rostro de miles de jóvenes que deben salir del país cada año en búsqueda de oportunidades de desarrollo. Al igual que Carvajal, espera poder regresar pronto, para reunirse con su hija y su mamá. «Mi sueño es poder ahorrar para regresar e invertir en el país», dice.
Carvajal, por su lado, señala que aún falta mucho para resolver los problemas estructurales que por décadas han forzado la migración de miles de salvadoreños. «En este país se están imitando muchísimas cosas de Estados Unidos. Las compañías que están allá, están aquí. El galón de leche vale lo que vale allá, y en precios de la gasolina estamos compitiendo con Texas. Pero lo que falta aquí es aumentar el poder adquisitivo de la gente», explica.
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Y aunque agradece el clima de tranquilidad que percibe, no deja de subrayar las limitantes para que los residentes en el exterior consideren llevar una vida digna en el país. «La política social hacia personas mayores no es inclusiva. Quienes quieran regresar deben saber que deben tener asegurada su pensión allá –en Estados Unidos, su caso– y algo de ahorros para sobrevivir. Porque acá –El Salvador– una persona mayor no es productiva», se queja.
Las condiciones para generar el retorno de los salvadoreños en el extranjero pasa por la misma situación que el abordaje de la migración irregular, opina Rivas, el académico. Y de nuevo: «Mientras las causas estructurales que impiden el desarrollo de la población no cambien, el país seguirá expulsando personas».
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