En tercer lugar, se plantea que los invasores trajeron el cristianismo como valioso aporte a la lucha contra el «paganismo» de los pueblos, víctimas o aliados a Satanás, idólatras y politeístas. El tema tiene muchas aristas delicadas, se tocan sentimientos, pasiones y dogmas arraigados en la sociedad, pero es necesario plantear aspectos que reflejan una realidad distinta que, conociéndola a fondo, permita que los pueblos vivan con dignidad y libertad sin sometimientos de ningún tipo.
Lo que trajeron no fue el cristianismo en su esencia y fundamentos, sino la institución —que administraba y monopolizaba el ritual de la religión— creada para consolidar el poder monárquico, la expansión imperial y controlar a los pueblos colonizados; es decir, la estructura jurídica, burocrática, jerárquica, dirigida por seres humanos, que se asumen casi divinos: la iglesia católica que garantizaba el poder terrenal. Atalaya y refugio para la nobleza.
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Esta institución se amparaba bajo los principios del cristianismo para lograr fines económicos, políticos y culturales. La colonización les dio poder material y control de tierras y de la economía con los ingenios, plantaciones y venta de servicios religiosos, como lo he demostrado en artículos anteriores. Además, eran parte del bloque de poder colonial, que determinó la división de América para los imperios de la época: españoles, portugueses e ingleses, principalmente.
Lo que practicaron los invasores no fueron los fundamentos filosóficos, éticos y morales del cristianismo que son muchos y se pueden resumir en algunos puntos clave:
- Amor y compasión: El amor es el principio central del cristianismo. Esta idea de amor se extiende a la compasión y el servicio hacia los demás.
- La dignidad e igualdad humana: El cristianismo sostiene que cada persona tiene un valor intrínseco porque fue creada a imagen de Dios. Esto implica que cada vida es sagrada y debe ser respetada.
- La importancia de la fe: El cristianismo resalta la importancia de la «relación personal» con Dios, sin intermediarios.
- La moralidad objetiva: Los Diez Mandamientos, por ejemplo, son vistos como directrices morales fundamentales que deben ser seguidas.
- La justicia social: enfatiza la importancia de trabajar por la justicia social y ayudar a los necesitados y el cuidado de los pobres y marginados.
- La comunidad: La vida cristiana no es solo individual; también se vive en comunidad.
¿Se cumplieron los principios del cristianismo, en el proceso de colonización a América y hacia los pueblos indígenas, que fueron esclavizados y explotados? Además, no fueron considerados seres humanos: desprovistos de derechos, territorios, cultura y espiritualidad.
La colonización de América y el tratamiento a los pueblos indígenas es un tema complejo y controvertido. Aunque algunos colonizadores afirmaban que estaban llevando el cristianismo a los nativos, en la práctica, muchas de las acciones realizadas no reflejaron los principios cristianos de amor, compasión y dignidad humana. Recordemos la inquisición que funcionó en estas tierras.
Aunque algunos, dentro del contexto colonial, pudieron haber actuado con buenas intenciones basadas en principios cristianos, a nivel general el proceso de colonización fue, frecuentemente, una violación de esos principios. Es un tema que invita a una reflexión profunda sobre cómo se han interpretado y aplicado las enseñanzas cristianas a lo largo de la historia y abatir el mito de que fue el cristianismo el que propagaron y practicaron.
Los pueblos, ante la violencia colonial, se plegaron a la imposición religiosa, y dentro de la resistencia aceptaron la manifestación externa —autoridad religiosa, ritos y santoral cristiano—. Se puede asegurar que fue el cristianismo el que se mayanizó. Toda la expresión ritual contemporánea es maya, continuidad de la agro-religión ancestral, donde el inmenso santoral impuesto (¿politeísmo cristiano?) casi se oculta y desaparece bajo la expresión colorida y simbólica de la madre naturaleza en procesiones, misas, ceremonias, cantos, bailes, etc.
Es importante investigar las lógicas religiosas para abatir dogmas y prejuicios, porque no fue el cristianismo el que llegó, fue la institución religiosa: la iglesia.
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