COVID19, 2 años. Episodio 2: Aquí se trabaja virtual
COVID19, 2 años. Episodio 2: Aquí se trabaja virtual
Con un virus en el ambiente las rutinas de trabajo cambiaron. En casa se acomodaron los horarios, funciones y espacios para cumplir con las obligaciones laborales. También hubo despidos o reajustes contractuales para conservar plazas. Protagonistas relatan cómo ha sido el trabajo durante la pandemia.
Transcripción:
Narradora: Hace dos años se conoció el primer caso de COVID19 en Guatemala, y desde entonces muchas cosas han cambiado. En esta miniserie del podcast de Plaza Pública, analizamos con protagonistas y expertos las secuelas sociales de esta pandemia…
El 2020 será un año que quedará para la historia. ¿Recuerdas cuando hubo toque de queda?
Narrador: ¡Sí! Cómo olvidar aquellas imágenes de personas que corrían de regreso a sus casas después del trabajo al filo de la hora de cierre del país. Cómo olvidar las calles vacías y la policía con sus patrullajes.
Narradora: Fueron muchas personas capturadas, algunos en estado de ebriedad, otros en situación de calle y el famoso caso del agricultor de Sololá que fue detenido mientras iba de regreso a su casa junto a su hija de tres años.
Narrador: Mientras que al diputado Guillermo Cifuentes y su acompañante, que se paseaban por las calles vacías de Quetzaltenango en un vehículo tipo go kart lo dejaron libre.
Narradora: Eso nos cambió la vida, nos cambió la forma de vivir y de trabajar. Porque para muchos significó perder el empleo o iniciar la vida laboral en la virtualidad.
En este episodio del podcast de Plaza Pública hablamos del impacto de la pandemia en el trabajo.
[Escucha el primer episodio aquí: ¿Cómo fue estrenarse en la escuela, sin ir a la escuela?]
Marisol García: La pandemia me jubiló.
Narradora: Ella es Marisol García, de 51 años, madre de cinco hijos, abuela, diseñadora de modas, con 28 años de experiencia en la confección de disfraces para niños. 28 años de trabajo sin interrupciones, hasta el 2020, cuando la pandemia llegó a Guatemala.
Marisol García: Llegó el covid y los niños ya no fueron al colegio, ya no fueron a nada. Obviamente, (cuando) todo (es) virtual no se necesitan disfraces, y si se necesita que (los niños) se disfracen de algo lo harán con lo que puedan en su casa o los papás les den. Definitivamente, ahora que regresamos no creo que vaya a poderse reunir el colegio para hacer una clausura o una actividad donde se necesiten disfraces, así que yo he molestado con que la pandemia me jubiló.
Narrador: Marisol se dedicaba a coser trajes para obras de teatro y presentaciones en un colegio local con esquema estadounidense, o sea comienzan el año escolar en agosto para terminarlo en mayo.
Narradora: A Marisol no le afectó tanto su jubilación obligada. Lo que le resultó difícil fue adaptarse a las nuevas dinámicas de trabajo y estudio de sus cuatro hijas, su hijo y su esposo, que tuvieron que trabajar y estudiar en formato virtual.
Marisol García: Fue interesante tenerlos a todos acá. Tardé muy poco en acostumbrarme a tenerlos a todos, porque me gusta tener a mi esposo y a mis hijos en la casa y estar tranquilos todos acá. Por ese lado, el cambio fue muy bueno.
Narrador: La familia dejó de gastar en Uber, en combustible y en comida rápida. Y el encierro los hizo descansar de las extenuantes jornadas en el tránsito. Por las tardes, Marisol, como muchos guatemaltecos durante el toque de queda, empezó a escuchar el canto de las aves. Silencio afuera y silencio en casa, porque se tuvo que adaptar a no hacer ruidos para no afectar la rutina de trabajo y estudios de su esposo, hijo e hijas.
Marisol García: Esta fue la parte difícil para mí, porque una de nuestras hijas estaba en su cuarto conectada, la otra en su cuarto conectada, y los otros dos en el comedor. Entonces no podía hacer bulla para nada. No me podía poner a barrer, porque obviamente se corren muebles. No podía lavar trastos, porque se escuchaba el chorro y el ruido de los trastos. No podía poner la lavadora con ropa, porque se oía la lavadora. No podía cocinar más que cosas que no tuviera que licuar, o usar el procesador. Incluso hasta el microondas, porque sonaba el pito del microondas.
Narradora: Esta se convirtió en la nueva normalidad para Marisol.
Marisol García: Después de estar acostumbrada a estar yo sola y (que) ponía la radio, la televisión, y hacía todo el ruido que se necesitara, pasé a estar totalmente callada. Y es más, hasta el día de hoy yo escucho la televisión con poco volumen y si es posible con rótulos para que no se escuche más allá, aún cuando ya no se necesita.
Narrador: Esta es la normalidad para muchas personas, porque aunque el gobierno dejó de restringir horarios de locomoción, todavía hay quienes continúan con el trabajo desde casa. Marisol dice que solo su hijo y su esposo han vuelto a los estudios y el trabajo presencial. Una de sus hijas se cambió de casa, porque se casó, pero las otras tres siguen de forma virtual.
Narradora: Trabajan en contact centers y pasan por lo menos ocho horas conectadas a internet y luego pasan a la universidad en línea.
Narrador: En ocasiones una de ellas debe ir a clases presenciales, pero a las otras ya les dijeron que su carrera seguirá a través de la plataforma Zoom.
Narradora: Marisol ya no piensa en volver a su trabajo anterior. Pasa muchas horas en su habitación. Ve series coreanas mientras disfruta de su nuevo talento.
Marisol García: Me gusta pintar cajitas de madera y cosas prácticas que se puedan utilizar.
Narrador: Planea abrir su canal de YouTube para enseñar a confeccionar disfraces para niños. Otra realidad vivieron quienes no pudieron dejar de ir a sus trabajos porque su actividad no se podía realizar de forma virtual o porque las empresas no se adaptaron al nuevo sistema.
Narradora: Claudia Pérez, que se dedica al trabajo administrativo, se vio en una situación complicada cuando sus jefes le pidieron volver a la oficina sin proporcionarle una opción de transporte. Además, la empresa de empaque de especias estaba en transición, con nuevos dueños, nueva ubicación, y reducción de personal.
Claudia Pérez: Tenía más responsabilidades, mi salario siempre fue el mismo, me dieron más atribuciones de las que yo tenía, más trabajo del que yo tenía. Tenía que entrar aún más temprano para agilizar todo lo que tenía, de hecho me dijeron que si era posible, llegara sábado. Habían implementado un nuevo sistema, entonces ellos querían que yo les trabajara hasta más tiempo. No hubo aumento, de hecho dijeron que por la pandemia no iban a aumentar. La distancia, el pasaje, ellos no lo vieron. Se puede decir que el nuevo dueño no lo quiso ver.
Narradora: En marzo del 2020, el mes en que se descubrió el primer caso de COVID19 en Guatemala, miles de personas empezaron a quedarse sin empleo formal. Las estadísticas del Instituto Guatemalteco de Seguridad Social (IGSS), indican que para mayo ya habían perdido el trabajo 118,970 personas.
Narrador: En este contexto, Claudia tuvo que aceptar las nuevas condiciones. Su salario era el mismo, pero en transporte gastaba cinco veces más.
Narradora: No había transporte público, solo algunas empresas contrataron vehículos para sus empleados y a la gran mayoría le tocó contratar taxis que hacían viajes colectivos a un costo de 5, 10, 15 quetzales o más, según la distancia que recorrían.
Claudia Pérez: Después de ver toda esta situación de la pandemia y ver que estaba gastando bastante dinero en poder trasladarme hasta mi trabajo, un día estaba sentada en la oficina pensando cómo podía reducir muchos gastos, porque gastaba bastante dinero para llegar. Y dijo ‘no voy a poder soportar viendo todo eso, porque estaba todo bien caro’.
Narrador: El precio de los alimentos subió muy rápido porque el costo de transporte se incrementó. Un güisquil llegó a costar cinco quetzales, y solo se podían comprar en horarios limitados porque a los mercados les redujeron el horario de atención.
Narradora: Hubo quienes acapararon productos, como el papel toilet, y aunque el precio del combustible bajó hasta poco menos de 18 quetzales el galón, la situación en general era caótica.
Narrador: Un compañero de Claudia le ofreció llevarla hasta el trabajo en moto.
Claudia Pérez: Siempre dividiéndonos la gasolina, pero era una ayuda para mí. Lo malo es que él salía desde su casa a las 5 de la mañana para poder llegar a la oficina. Eso implicaba que yo tenía que salir de mi casa a las cuatro y cuarto para poder llegar hasta el lugar en donde él iba a pasar a recogerme.
Claudia Pérez: Entonces, ya agotada yo de mucho madrugar y de venir tarde a mi casa, porque sí venía muy tarde, pensaba y decía ‘¿qué puedo hacer?’. Un carro es carísimo para comprarlo, pero vino a mi mente una moto.
Narradora: A inicios de marzo de 2020, pocos días antes de la pandemia, había un millón y medio de motocicletas en todo el país. Esto era el 40% de todo el parque vehícular. Al final de 2021 la cifra de motos aumentó en 400,000 unidades. El boletín anual del Departamento de Tránsito del Ministerio de Gobernación indica que hay 1,9 millones de motocicletas, que es el 43% de todos los vehículos que circulan a nivel nacional.
Narrador: Claudia compró su moto a finales de 2020. Aprendió la conducción básica en un día, y aunque al inicio alguien más de su familia la llevaba al trabajo e iba por ella al final de la jornada, ahora sale sola. Su recorrido ya no es de 21 kilómetros, sino que se redujo a la mitad porque consiguió un trabajo en una empresa que está más cerca de su casa.
Claudia Pérez: La vida me ha cambiado para bien, porque al tener mi moto puedo transportarme a cualquier lado donde yo necesite. Ya no tomo taxis o el bus de la colonia, voy a donde yo quiero. Le echo la gasolina que yo desee o que necesite la moto, sé que es justo. No pago exageradamente.
Narradora: Aunque en 2022 el número de empleados en la formalidad se ha restablecido, porque ahora hay casi un millón 400 mil personas registradas en el IGSS, no se puede dejar de mencionar que las condiciones laborales han cambiado. Lo que le ocurrió a Claudia, cuando le cargaron el trabajo de alguien más sin siquiera aumentarle el salario, es cada vez más común.
Narrador: La experta en Recursos Humanos, Marcela Morales, asegura que varias empresas redujeron costos al bajar el salario a sus empleados. En algunas ocasiones esto estaba justificado, y en otras, simplemente se aprovecharon.
Marcela Morales: Muchas empresas tuvieron un impacto negativo en la pandemia, y también hay empresas que se han aprovechado de ello. Obviamente quieren bajar los salarios porque dicen ‘es que ahora ya no tienen que invertir en gasolina, en transporte y hay más salarios emocionales que un salario remunerado.
Narradora: Salarios emocionales se refiere a beneficios no económicos, como el teletrabajo y la flexibilidad horaria, entre otras cosas. Manuel Guerra ha vivido la experiencia, aunque su caso parece más extremo.
Manuel Guerra: Tengo 50 años y soy encargado de tesorería, o auxiliar contable en una empresa que se dedica a distribuir un programa de inglés.
Narradora: La empresa educativa en donde trabaja Manuel tuvo una caída fuerte. No pudieron sostener los costos de alquiler de oficinas, se frustró un proceso de expansión y redujeron el personal al mínimo. Resultado: Manuel ahora tiene más asignaciones.
Manuel Guerra: Sigo en esta labor de seis de la mañana a nueve de la noche. Tal vez no en un escritorio, sino que si lo pudiera dividir funciona que de seis de la mañana a una de la tarde trabajo como encargado de ingresos y egresos de la empresa. De una de la tarde a cinco trabajo como mensajero, es decir salgo y dejo los envíos en los curier, mandados, pagos en los bancos u otras actividades. Y, luego, de seis de la tarde a nueve de la noche, trabajo como verificador de datos de los nuevos ingresos o nuevas personas que toman el programa.
Narrador: Manuel no tiene vacaciones desde 2020. Incluso trabaja algunos días del fin de semana, y además debe ocuparse de sus hijas los fines de semana.
Manuel Guerra: Lo de no tener vacaciones sí ha afectado bastante, porque al final el cuerpo se resiente. No solo personalmente, sino también relaciones familiares. Y el resultado pues fue que al final me quedé solo, ya los problemas familiares venían y con lo de la pandemia se acentuaron, entonces terminó en una separación.
Narrador: Manuel vive y trabaja en una pequeña casa que la empresa rentó para guardar los archivos, e insumos de oficina como las engrapadoras o las astas y banderas. Necesita más ingresos, pero no le queda tiempo para más.
Narradora: Las empresas también han optado por otros mecanismos de contratación, para no pagar pasivos laborales. De estar en planilla, muchos pasaron a facturar servicios.
Narrador: Marcela Morales, experta en Recursos Humanos, dice que no hay ninguna ley que lo prohiba.
Narradora: Buscamos una entrevista con autoridades del Ministerio de Trabajo, para que explicaran qué seguimiento han dado a denuncias laborales durante la emergencia sanitaria, pero no hubo respuesta.
Narrador: Aún así, el trabajo remoto desde casa, ha sido implementado en diferentes áreas laborales. La más notoria ocurre en la “industria” de los contact center, como le llaman los empresarios, un sector que emplea a poco más de 30,000 personas y que mantiene al 80% de su personal en formato virtual.
Narradora: Abner Ortíz, casado, con un hijo de dos años, analista en un contact center, cuenta que la modalidad virtual de su trabajo le ha permitido ver crecer a su hijo.
Narrador: Pasa nueve horas al hilo frente a la computadora, desde 2020, ha transformado su hogar en una extensión de su oficina, pero al terminar la jornada está a un paso de distancia para conectar con su familia.
Abner Ortíz: Cuando nos ponemos los audífonos es otro mundo. Estamos en la casa, pero podemos estar en una llamada y como que no estuviéramos en la casa durante ese tiempo. Tal vez la ventaja más grande es que, si se organiza bien, puede mantener un buen balance. Trabajar de manera relajada, cumplir con todas las responsabilidades a tiempo. Y a la vez tener un tiempo para dedicarlo a la familia. En lo personal he podido ver cómo mi hijo ha crecido. Él tenía seis meses cuando inició la pandemia y ahorita ya tiene dos años y medio, y he podido tener la oportunidad de estar aquí con él al mismo tiempo que trabajo.
Narradora: Abner no sabe cuánto tiempo durará la virtualidad. Hay seis millones de personas con el esquema completo de vacunas, la mayoría en el área urbana, lo cual le hace pensar que tal vez se acabe la etapa del trabajo a distancia. Si le dieran a elegir, decidiría quedarse en casa para evitar el estrés del tráfico matutino.
Además, desde 2021 se dedica a un trabajo adicional por las tardes-noches, cuando termina su jornada laboral.
Abner Ortíz: Como mi motocicleta era el transporte que yo utilizaba para ir a trabajar, con ella venía y todo eso, ahorita con la pandemia ya la dejé de usar bastante. Antes la utilizaba seis días a la semana, ahora la puedo utilizar tres o cuatro veces al mes. Está ahí sin uso. Todavía la estoy pagando y si hay oportunidad de hacer algo extra, como a mí me encanta manejar mi moto, y para no perder eso, y cubrir un poco de gastos extras, si hay oportunidad pues quiero aprovechar eso para generar un poquito de ingresos.
Narrador: La pandemia lo convirtió en mototaxista. Ha hecho una clientela que le mantiene activo algunas tardes o noches a la semana. Elige a sus clientes y decide qué viajes quiere hacer. No es su trabajo principal, por lo que tiene el privilegio de seleccionar los viajes. Los días que no sale aprovecha a estudiar un curso de preparación universitaria, que le dará el pase para inscribirse en una universidad de Estados Unidos que imparte carreras en línea desde hace varios años.
Narradora: Marcela Morales, especialista en Recursos Humanos, dice que el mercado laboral es cada vez más competitivo y requiere de personas mejor preparadas.
Marcela Morales: Me he dado cuenta que hay ciertas posiciones que sí bajaron en cuestión de salarios y otras que aumentaron. Un soporte técnico, toda la parte de informática e ingeniería y licenciatura en telecomunicaciones, los salarios aumentaron, por lo mismo que ahora están viendo que la empresa necesita eso como algo vital.
Narradora: El mercado laboral ya era complicado antes de la crisis de salud.
Marcela Morales: Le pongo un ejemplo, puede llegar una persona que tenga cinco años de experiencia en el área. Cumple con los requisitos de edad, género, nivel académico, pero no conoce herramientas como excel avanzado o intermedio. Y me viene una persona que no tiene mucha experiencia, un año de experiencia, posiblemente joven o mayor de lo que requiere el perfil, tal vez vive lejos, pero tiene este excel o el conocimiento de todo lo que puede automatizar es muy probable que elija a esta persona.
Marcela Morales: Ya no importa tanto el diversificado, como que sepas inglés y excel, que es uno de los skills o herramientas que se necesitan en cualquier perfil o en cualquier descriptor de trabajo en cualquier sector de la economía.
Narrador: Al final, la pandemia ha representado un reto más para muchas personas que ahora deben buscar actualizarse y aprender a usar herramientas tecnológicas que hoy son indispensables para aplicar y obtener un trabajo sin importar si este es a distancia o presencial.
Narrador: Este episodio fue escrito por Elsa Coronado y editado por Eswin Quiñónez. Narrado y producido por Sara Martínez Lira y Edgar Zamora Orpinel.
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¡Hasta la próxima!