La desigualdad no termina al cruzar la frontera
La desigualdad no termina al cruzar la frontera
Los migrantes no están en igualdad de condiciones. Los indicadores de los grupos de la diáspora hispana en Estados Unidos así lo muestran. Las diferencias no se limitan a las condiciones de vida que tienen en ese país: algunas se manifiestan desde su llegada. Una de ellas es la educación, cuyas consecuencias se manifiestan directamente en el área laboral y, por consiguiente, en las condiciones de vida.
Según el Pew Hispanic Center (uno de los proyectos del tanque de pensamiento estadounidense Pew Research Center), Guatemala representa el país con el porcentaje más alto (72 por ciento) de migrantes que no cuentan con un diploma de nivel medio.
La situación es similar denle los países del triángulo norte de Centroamérica, ya que quienes más se acercan a Guatemala en este indicador son El Salvador, con un 68 por ciento y Honduras con un 66 por ciento. Mientras que el promedio de los países de hispanos es de 60 por ciento.
Sólo el siete por ciento de los guatemaltecos en Estados Unidos tiene un título universitario. El índice es el mismo para los migrantes de El Salvador; está un punto por debajo del de los hondureños (8%) y tres puntos por debajo del de los mexicanos (10%).
“No me sorprenden las cifras. Sabemos que el nivel educativo guatemalteco es uno de los más bajos de América Latina”, asegura Úrsula Roldán, investigadora del Instituto de Investigaciones y Gerencia Política (Ingep) de la Universidad Rafael Landívar (URL).
Al evaluar los resultados de los sistemas educativos en el interior de los países, se confirman los datos del instituto estadounidense. Según el Informe de los Objetivos de Desarrollo del Milenio de 2010, a cargo de las Naciones Unidas, Guatemala es el país, entre 19, que tiene el menor porcentaje de personas que concluyen sus estudios de nivel medio. Con un 25.6 por ciento; mientras que el promedio latinoamericano es del 50 por ciento.
Con la educación superior la tendencia también se refleja desde los países de origen. El estudio Educación Superior en América Latina: Sus Estudiantes Hoy establece que de los países centroamericanos Guatemala tiene el más bajo índice de cobertura en educación superior con sólo un 10.1 por ciento (dato de 2004).
En contraste, para Panamá y Costa Rica el índice es de 25 por ciento y 34.5 por ciento. En el caso de ambos países, el número de migrantes a Estados Unidos no es suficiente para estar entre los 14 analizados por el Pew Hispanic Center, y se ubican dentro del 4.6 por ciento de los 8 países hispanohablantes con menos migrantes.La desventaja educativa se aprecia también con el idioma. Sólo un 43 por ciento 43 por ciento de los guatemaltecos mayores de 5 años pueden hablar bien el inglés. Este es el porcentaje más bajo de los 14 países evaluados.
El exministro de Educación, Bienvenido Argueta, explica que el manejo de este idioma no sólo tiene que ver con el nivel de escolaridad alcanzada por los migrantes, sino que también es una muestra del tipo de institución a la que asistieron, ya que los cursos de inglés en los establecimientos nacionales “están casi reservados para quienes no tienen necesidad de emigrar”. Argueta agrega que quienes migran, no son personas sin formación académica, sino que se trata por lo general de personas que han cursado la primaria y posiblemente el básico. Los datos de Pew Hispanic Center lo confirman.
Cuando se reducen las oportunidades
Son los migrantes guatemaltecos quienes tienen el monto anual de ingresos más bajo entre los hispanos: US$17 mil anuales. Esto significa US$12mil menos que el promedio general para ese país. Si bien el promedio hispano es también bajo, US$20mil anuales, no todos en el continente forman parte de esta tendencia, el promedio de los argentinos, US$30mil al año supera en US$mil el promedio de todos los residentes en Estados Unidos
Un 29 por ciento de los migrantes guatemaltecos vive en la pobreza en EEUU, uno de los primeros puestos, superado únicamente por Honduras. Sin embargo, para un país como Guatemala –en el que los datos oficiales muestran que un 56 por ciento de la población es pobre–, Estados Unidos representa una oportunidad para mejorar económicamente.
En Guatemala, comparado con los guatemaltecos en Estados Unidos, el desempleo es mucho menor: 2.9 por ciento. Sin embargo, un 74.5 por ciento de la Población Económicamente Activa trabaja en la informalidad (Encuesta Nacional de Empleo e Ingresos, 2012). Los datos del PewHispanic Center muestran que en EEUU, un 11.9 por ciento de los guatemaltecos en ese país se encuentran desempleados. Esto significa un nivel superior al del desempleo en Estados Unidos (10.2 por ciento), pero por debajo del promedio hispano de 12.4 por ciento. Es decir, que los ingresos anuales en promedio de los guatemaltecos son los más bajos, a pesar de que el porcentaje de desempleados no es tan alto como en los provenientes del resto de la región.
Pero, ¿existe alguna relación entre este fenómeno y la baja escolaridad? Jonathan Menkos, director del Instituto Centroamericano en Estudios Fiscales (Icefi), menciona que la mayoría de los guatemaltecos en Estados Unidos trabaja en áreas como la agricultura, la jardinería y en algunos servicios que requieren menor grado de escolaridad, pero que también representan menos ingresos.
Esto se confirma con los datos sobre las actividades que realizan los guatemaltecos. Un 10.98 por ciento de ellos trabaja en el área administrativa y profesional, en contraposición con un 21.8 por ciento de los hispanos y un 38.1 por ciento de los estadounidenses en general.
En los rubros que incluyen construcción, extracción, agricultura, mantenimiento, producción y transporte ocurre lo contrario. En ella se ubica un 40.71 por ciento de los guatemaltecos y un 31.9 por ciento de los hispanos; mientras que el porcentaje de estadounidenses en estas tareas se limita a un 21.32 por ciento.
La relación entre el nivel académico alcanzado y los ingresos que se reflejan en la mayoría de los otros países evaluados. Por ejemplo, hondureños, salvadoreños dominicanos y mexicanos, que comparten con Guatemala los porcentajes más bajos, tienen ingresos anuales en promedio que no sobrepasan los US$20 mil.
Mientras que seis de los siete grupos de nacionalidades que más ingresos tienen, seis corresponden a las comunidades que tienen menos miembros sin título de nivel medio.
Si bien ocurre algo similar con el porcentaje de integrantes de un grupo que habla inglés, la relación es menos marcada. Nuevamente son los hondureños, salvadoreños y dominicanos quienes acompañan a los guatemaltecos en los niveles más bajos. En esta lista Ecuador se encuentra también en los niveles más bajos, a pesar de que su ingreso anual es superior al de los mexicanos, que están entre los 5 grupos con mayor dominio del idioma. En las posiciones más altas también se observan algunas diferencias en comparación con la lista de ingresos anuales.
Migraciones antiguas contra migraciones recientes
Pero las causas que explican por qué los guatemaltecos tienen los ingresos promedio más bajos, a pesar de no tener el mayor índice de desempleo, no se limitan al factor académico. Menkos y Roldán coinciden en que esto también puede significar que los guatemaltecos están más dispuestos a hacer los trabajos menos remunerados que otros no quieren
“El guatemalteco aguanta todo. Soporta la explotación en Guatemala y Estados Unidos y se adapta a cualquier condición laboral”, agrega Roldán, quien también explica que en migraciones más antiguas como la mexicana, los miembros tienden a reclamar más sus derechos.
Las consecuencias de esta necesidad de aceptar cualquier oferta laboral y de la desprotección que ésta implica; se manifiesta también en aspectos legales y en la calidad de vida, como el porcentaje que tiene la ciudadanía estadounidense, un seguro médico o la propiedad de una casa. En los tres casos, los guatemaltecos se ubican entre las últimas posiciones del listado.
Según Menkos, las ventajas de las migraciones más antiguas, como la salvadoreña (3.76 por ciento de los migrantes hispanos) es que también implican que los miembros de las comunidades tienen más tiempo de estar en el país de destino y han alcanzado mayor estabilidad. Esto les permite hacer más eficientes las redes de solidaridad y darles mejores oportunidades a quienes recién llegan.
Entre los datos que muestra el Pew Hispanic Center se encuentra el porcentaje de migrantes por origen llegados después de 1990. Aunque el dato no permite determinar con exactitud la antigüedad de un grupo migratorio, sí representa un indicio.
En el caso de Guatemala, un 26 por ciento de sus migrantes tienen más de 24 años de estar en Estados Unidos, mientras que en mexicanos y salvadoreños el porcentaje es de 35 y 36, respectivamente.
Los guatemaltecos enfrentan una desventaja más con respecto a la mayoría de los otros migrantes centroamericanos: la ausencia de un Estatus de Protección Temporal (TPS). El estatus les brinda a los migrantes la posibilidad de permanecer en EEUU y obtener un permiso laboral por un período determinado de tiempo. Se otorga a los originarios de países en guerra, víctimas de conflictos armados, guerras o condiciones extraordinarias que ameriten su permanencia en Estados Unidos.
Cuando el período se vence, el migrante vuelve al estatus migratorio que tenía antes de que se le concediera el TPS y si podía ser sujeto de deportación antes de que se le otorgara, puede volver a serlo.
Actualmente los migrantes en EEUU provenientes de El Salvador, Honduras, Nicaragua y Haití cuentan con este beneficio. Permitiéndoles acceder a trabajos mejor remunerados y mayor estabilidad.
Roldán agrega que otro factor importante en las condiciones de desprotección para los guatemaltecos es que representan un grupo más pequeño en Estados Unidos y que su comunidad está menos organizada que las de otros migrantes.
Los guatemaltecos representan el sexto grupo más grande de hispanos en EEUU, pero que representaban en 2011 el 2.34 por ciento de los 51,197,000 de hispanos que viven en ese país.
Son más de 1.2 millones de guatemaltecos que en su mayoría llegaron en busca de trabajo con un bajo nivel de escolaridad y que se han convertido en el referente de otros miles que siguen tratando de llegar; aunque no sepan el idioma, deban ganar menos que el resto y puedan encontrarse con condiciones de vida adversas; a pesar de todo esas condiciones implican la posibilidad de una mejora para la mayoría. Pero, los factores generados por la pobreza y la falta de oportunidades, que replican la desigualdad, también migran.