Edgar Melchor: “Hay que hacer que el Ministerio Público llegue a las comunidades”
Edgar Melchor: “Hay que hacer que el Ministerio Público llegue a las comunidades”
Edgar Melchor espera consolidar una larga carrera en el MP con su nombramiento como Fiscal General. Entró a la institución en 1994 y desde entonces se ha desempeñado en diferentes ámbitos. Desde auxiliar, hasta director de Investigación Criminal.
Edgar Estuardo Melchor Solórzano se siente como en casa en el Ministerio Público (MP). “Aquí me formé como persona y como profesional”, dice, sentado en su despacho donde a lo lejos se cuela el bullicio y el desorden de El Trébol. Llegó a la institución cuando tenía 24 años, dispuesto a forjarse una carrera a pico y pala. Lo que vino después son las cosas que todo el que escala desde abajo conoce: pasar el día sin probar bocado, dormir en el carro o en la alfombra de cualquier oficina. O no dormir. Y el esfuerzo le fue rindiendo. Primero como auxiliar fiscal, más tarde como docente, después como director de capacitación, subsecretario en la Secretaría de Política Criminal y en la Secretaría General. Ahora, como jefe de la Dirección de Investigación Criminal y, si Jimmy Morales quiere, próximamente como Fiscal General. “Haber crecido en la institución es lo que me da la solvencia para poderme postular”, insiste. Desde 1994, salvo cuatro años que empleó en estudiar un doctorado en España y en hacer consultorías en el Ministerio de Gobernación –donde colaboró en la formulación de la política de prevención de la violencia y el delito– no se ha separado del Ministerio Público.
Actualmente se desempeña en una unidad que define como “el aliado estratégico del fiscal”: la encargada de procesar escenas de crimen; bajo su mando tiene a 1,200 personas distribuidas en todas las fiscalías municipales. “Procesamos primero, recuperamos todo lo que encontramos en un escenario criminal y posteriormente, dependiendo del ilícito penal, ya pasa esa investigación hacia los investigadores de campo, a los que ya se dedican a acompañar a los fiscales, a darles insumos, orientaciones y todo esto”, explica.
Sabe que se ha metido en un reto muy grande, pero no tiene miedo. “Estoy disfrutando este momento”, asegura. Su familia también, tanto que su hijo suele enviarle noticias y fotos que encuentra en las redes o en la prensa y se siente orgulloso de ver a su padre entre los seleccionados. En su casa, los que antes no veían noticias, ahora no se las pierden.
Hace una promesa a la ciudadanía, la misma que hizo a la postuladora: garantizar la autonomía y la independencia del MP.
¿Cómo fueron sus inicios en el sector justicia?
Empecé en 1992, en la Policía Nacional. Necesitaban un procurador, un estudiante de leyes y yo tenía más o menos 20 años. Después pasé al Ministerio Público en 1994. En ese entonces éramos 35 agencias y hacíamos turnos de 72 horas, esos hechos delictivos los conocía la agencia que estaba de turno. Allí era suerte, si no sucedía nada pues pasaba el turno bien, si era un robo investigaba el robo, si era un homicidio investigaba el homicidio, pero podía suceder cualquier escenario criminal. No teníamos especialización en ese entonces.
¿Qué fue lo más duro que le tocó ver?
Cuando empezamos a tener una relación directa con la criminalidad guatemalteca, en uno de los primeros días nos dan una tabla, el bolígrafo y lo que vamos a hacer es empezar a acompañar, porque tenemos que dar orden de traslado de los cadáveres en los escenarios. Empezamos con un acta fiscal en donde hacíamos constar lo que podíamos observar. Lo más impactante es cuando no tienes mucha relación con procesar escenarios de personas fallecidas.
Una experiencia que me impresionó mucho fue la desgracia que ocurrió en el estadio Mateo Flores, donde fallecieron 78 personas aproximadamente. Recuerdo que médicos forenses que trabajaban con nosotros en la institución y que estaban como parte del público, se bajaron para colaborar porque en realidad era un escenario gigantesco. Ese creo que es el que más me ha impactado.
¿Cómo fue la primera vez que se enfrentó con un cadáver?
Fue impactante, pero una de las ventajas fue que en ese entonces ya en la facultad recibíamos medicina forense y nos permitían visitar las morgues, para que pudiéramos observar algunos procedimientos de necropsias, creo que eso nos facilitó un poco.
Durante los cuatro años que estuvo fuera del MP ¿qué vio? y ¿le permitió eso tener una visión más crítica de la institución?
Lo que pude detectar fue la necesidad de seguir articulando esfuerzos, no sólo internos sino también externos. El tema de la cooperación entre las instituciones es algo muy importante.
Hábleme un poco de su plan de trabajo ¿cuáles son los principales puntos que contempla?
Tengo cuatro grandes áreas de trabajo. Una es ir consolidando cada día más y más la política de persecución penal, hay todo un documento que nos genera ya esas líneas de trabajo, que nos generó una proyección junto a un plan estratégico, y que de forma ordenada va trasladando y trazando una ruta dentro de la institución. El otro es el fortalecimiento de la investigación criminal.
La investigación criminal se hace indispensable para convertirse en un aliado del fiscal y que sienta que es parte de su equipo. Hace falta, principalmente, permitir que el Ministerio Público llegue a las comunidades. Hoy por hoy no es un secreto que las víctimas tienen que recorrer kilómetros para poder llegar a la primera institución del sector justicia que le pueda prestar apoyo. El Ministerio Público únicamente cubre un 15% a nivel nacional.
La otra área es el acceso a la justicia, con una descentralización, que el MP llegue a la sociedad guatemalteca y que se sienta respaldada con su presencia. Estos ejes van transversalizados con un eje puntual: atacar la impunidad, atacar la corrupción y que se convierta en un eje transversal también la atención a las víctimas. Básicamente en esos ejes tengo centralizado todo, acompañado con las tecnologías de informática, la especialización, las capacitaciones y sobre todo con la regionalización.
La Dirección de Investigaciones Criminalísticas hoy por hoy está ya organizada, administrativa y operativamente, a través de coordinadores regionales, que ya están donde se determinó que es indispensable tener una estructura. Con la última reforma a nuestra Ley Orgánica se creó la figura de un fiscal regional, este fiscal lleva una misión importante que es empezar a replicar modelos de investigación estratégica, investigación penal con enfoque estratégico, en esas localidades.
Para todo este plan, ¿ya revisó presupuesto, sabe cuánto dinero necesitaría?
Actualmente hay un presupuesto de Q1,800 millones, el 75% se va en cubrir gastos personales, salarios, indemnizaciones y todo eso. El 25% se queda directamente para ir atendiendo el funcionamiento, pagos de arrendamiento de vehículos y algunos proyectos que se han priorizado. Sin embargo, nos quedamos cortos.
Yo expuse ante la comisión de postulación que para tener un crecimiento gradual. Un presupuesto va a ser indispensable siempre, estoy enterado de que ese es uno de los principales retos que hay que ir superando.
Del equipo actual del MP, ¿quiénes le parecen imprescindibles?
Creo que cada persona es importante dentro de esta administración. Los fiscales que están hoy en el Ministerio Público se lo han ganado, tienen ese mérito de estar en algún puesto de toma de decisiones por méritos propios. Consideraría que inicialmente habría que realizar un análisis, un diagnóstico. Hay una unidad de evaluación de desempeño, que se convierte en una herramienta muy buena y que provee insumos para revisar la efectividad, evaluar de forma individual a cada uno de los fiscales. Por el momento todos son importantes, previo a que realicemos esa evaluación.
¿En que dará seguimiento a la política de la fiscal actual, en que se distanciaría?
Aquí hay algo bien importante. Hay una trazabilidad de políticas, de planes y de metas estratégicas que si en algún momento yo quisiera variar, estaría marcando un antes y un después. Yo he sido parte de estas metas trazadas, sé hacia dónde van y hacia dónde se proyectó finalizarlas y ahí es en donde yo sí considero en darle continuidad a los proyectos que existen, para seguir, por lo menos, manteniendo el nivel de efectividad y reconocimiento que ha tenido el MP ante la sociedad guatemalteca.
Finalizando este plan estratégico, finalizando la consolidación de la política de persecución penal con todas sus áreas, por supuesto que hay nuevos retos y uno de los principales es llevar un sistema de gestión a todas las fiscalías especializadas, fortalecido con capacitación, con tecnología. Este sistema ahora mismo está a nivel nacional, pero el siguiente paso sería llevarlo a todas las fiscalías especializadas, de cada tipo penal que investigamos. No sólo investigamos corrupción, aunque corrupción ha sido el tipo penal que ha permitido dar a conocer un sinfín de casos, pero el MP es muy amplio: investigamos delitos contra el patrimonio, trata de personas, menores, mujeres, violencia, en fin, es un escenario gigante. Entonces el seguimiento es dar esa consolidación a todas estas áreas especializadas.
En cuanto a los crímenes de la guerra, la justicia transicional ¿va a continuar en esa línea?
Por supuesto. Uno de los aspectos importantes es la objetividad, es el principio rector nuestro, nos da la pauta de que los delitos del conflicto armado, los cometidos por funcionarios, faltas menores o lo que sea, cualquiera de esos ilícitos penales, los debemos atender y continuar investigando como se ha hecho. Aquí no podemos decir que unos son más importantes y otros no. Vamos a trabajar como se ha realizado. Son delitos que son complejos en investigación por el transcurso del tiempo sí, pero hay que continuar hasta tener un caso sólido. Se puede, muestra de ello son los últimos casos que se han dado.
¿Cómo debería ser la relación entre un fiscal general y un presidente de la República?
Cordial. La coordinación es indispensable con el Ejecutivo, y con el Judicial, porque de alguna manera las acciones que hacemos cada una de estas instituciones repercuten en la satisfacción de la sociedad de Guatemala. Algo similar ocurre con las demás instituciones del sector justicia, no hay que olvidar que hay un Ministerio de Gobernación con quien interactuamos a diario, hay un Organismo Judicial con el que interactuamos a diario, hay un Instituto de la Defensa Pública Penal, y con estas otras instituciones debe existir de igual manera cordialidad.
Pero también otras instituciones del Ejecutivo, por ejemplo, con el Ministerio de Salud hemos generado una alianza estratégica muy buena, en donde se crearon recientemente fiscalías en los hospitales. Hay un equipo de auxiliares fiscales y de investigadores que tienen en primera mano el conocimiento de un hecho delictivo que pueda haber sucedido y que desde que ingresa al centro asistencial ya toman el caso y lo empiezan a trabajar.
¿Cree usted que el presidente Morales puede ser un aliado contra la corrupción?
Dependerá de él.
¿Hasta este momento lo ha sido?
Considero que ha ido generando algún tipo de apoyo, algún tipo de acciones, pero por el momento no ha demostrado al 100% ese compromiso.
¿No es más bien un enemigo, puesto que el MP ya ha pedido antejuicio contra él?
Aquí enemigos no hay. Aquí hay resultados y hay solicitudes de procesos de investigación objetivos. Algo muy importante es tener objetividad, si yo he realizado todo un proceso de investigación y tengo los elementos suficientes, honestamente no es buscar enemistades ni tener enemigos, es presentar los resultados que haya obtenido de mi proceso de investigación, para deducir las responsabilidades correspondientes. Hay mecanismos legales que permiten generar esa armonía entre los procesos de investigación y los funcionarios.
¿Qué valoración le da al trabajo de Iván Velázquez?
Es un trabajo indispensable. Es un trabajo estratégico que se ha convertido en un punto de referencia para darle esa confianza a la ciudadanía nuevamente, en la lucha contra la corrupción. Guatemala asumió el compromiso y solicitó la existencia de este organismo y los resultados están a la vista, resultados en donde se ha generado un trabajo en conjunto con el MP.
¿Qué piensa de los intentos de Jimmy Morales por sacar al comisionado, por declararlo non grato?
Considero que fueron desafortunados. Es indispensable mantener esa coordinación y esa necesidad de trabajar en conjunto.
¿Qué planes tiene en cuanto a la relación con la SAT?
Nos apoyamos mutuamente en realidad. Hay un área, que es la Fiscalía de Delitos Económicos, su aliado estratégico per sé, es la Superintendencia de Administración Tributaria. La persecución de los delitos tributarios se hace con insumos, con información, con un traslado de datos de la superintendencia y ese es otro de los factores que coadyuvan a la investigación. La búsqueda de deducción de responsabilidades al final se convierte en un trabajo co-responsabilizado de todas las instituciones.
En los últimos años ha bajado la tasa de homicidios ¿A qué cree que se deba eso?
Ha tenido una tendencia a la baja. Yo considero que es parte de ese trabajo articulado que se realiza con el Ministerio de Gobernación. Recordemos que una obligación del Estado es la prevención, y de alguna manera cuando todas las instituciones empezamos a juntar esfuerzos, los resultados los tenemos que empezar a ver. Han existido procesos de investigación que han permitido salvar vidas humanas.
Cuando se han desmantelado estructuras complejas, descubrimos que estas estructuras llevaban una media de varios homicidios, y cuando se logran sacar esas estructuras de estos ámbitos se va minimizando la posibilidad de que cometan más hechos delictivos. Considero también que la cultura de denuncia le ha permitido a la ciudadanía tener más confianza y tomar ciertas medidas. Todo eso creo que es parte de esa reducción, que al final debe ser un objetivo de todos los funcionarios. Una sociedad menos violenta es una sociedad que va a tener más desarrollo, mejor educación, más facilidad de acceder a otros medios de recreación y no pensar únicamente en “escondamos a estas personas porque a esta hora ya les pueden hacerle daño”. Pero ya es toda una estructura es todo un proceso del Estado.
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