El libre mercado de la gasolina
El libre mercado de la gasolina
A pesar de que los precios del crudo internacional suben y bajan al compás de la oferta y la demanda, las crisis y las guerras, los mercados y los caprichos de los países productores, o alguna que otra especulación, el costo de la gasolina en Guatemala se mantiene con una estabilidad rara veces vista en los turbulentos mercados bursátiles mundiales. Mientras que en el pico del boom de precios, en 2008, el galón de gasolina llegó a costar Q36 porque el barril de petróleo se cotizaba US$145.98, tres años después el mismo barril de crudo cuesta casi la mitad -US$86.63- pero el galón de gasolina apenas ha bajado un quetzal con cincuenta centavos.
Son las cinco de la tarde y Luis Corado, taxista de profesión, ya no aguanta más. Además de las larguísimas jornadas de trabajo, el infernal tráfico que se forma los viernes en Ciudad de Guatemala y la desesperación que le supone negociar un embotellamiento en la Avenida Reforma, tiene una espina clavada. No puede dejar de pensar en el precio de los combustibles.
Su preocupación por el tema se ha convertido en una obsesión: revisa diariamente el periódico para llevar el pulso de los precios de la gasolina y, por si eso fuera poco, mantiene una estrecha vigilancia en los vaivenes del precio del petróleo en las bolsas internacionales.
Y no es para menos. Anualmente, dice, gasta unos 42 mil 600 quetzales, lo que equivale a 24 mil libras de maíz.
Tras revisar con religiosidad los precios del crudo y la gasolina Luis ha llegado a una conclusión: cuando el petróleo sube, la gasolina se encarece; cuando el crudo baja de precio, la gasolina se mantiene alta.
“Desde el 2008, que fue cuando el petróleo estuvo en su valor más alto, ha tenido altibajos, nada más que en las gasolineras solo se visualizan cuando el valor está alto, pero cuando este baja, solo medio centavo le reducen al precio, si nos va bien”, asegura con un dejo de amargura.
Por ejemplo, añade, -entre la primera y segunda semana de agosto el petróleo bajó alrededor de US$.6.00 por barril. Luego de una semana nada ha cambiado, el precio del barril ha bajado unos US$.10.00, pero la gasolina pasó de Q.35.00 a Q.34.50, “¡apenitas bajo medio quetzal!”
A punto de estallar en cólera agrega: “¿y el Gobierno, qué? Nunca hace nada, mientras los empresarios se hacen más ricos. Dígame, ¿por qué el precio de la gasolina nunca baja, aunque el petróleo esté más barato?”
A diferencia de otros países donde la gasolina es subvencionada por el Estado, en Guatemala, los precios de los hidrocarburos están regidos por el mercado.
La ley de comercialización de Hidrocarburos de Guatemala, según su artículo primero, tiene por objeto “propiciar el establecimiento de un mercado de libre competencia en materia de petróleo y productos petroleros”.
Marcelo Coj, economista del Instituto de Investigaciones y Gerencia Política (INGEP), explica que en Guatemala existe un oligopolio en el mercado de distribuidores de hidrocarburos. Las gasolineras, dice, solo pueden recurrir a un limitado número de importadores. Y, dado que la demanda es relativamente inelástica ya que los consumidores solamente pueden limitar su consumo hasta cierto punto, los precios se regulan a merced de los intereses de ese reducido número de distribuidores, que son quienes controlan la oferta.
“Guatemala cuenta con muy pocos importadores. En total son siete empresas dedicadas almacenamiento de combustibles derivados del petróleo”, dice Enrique Meléndez, presidente de la Asociación Guatemalteca de expendedores de combustible (AGEG). Estas empresas compran en refinerías de la Costa del Golfo México y Estados Unidos, Caribe y Sudamérica, estas se encargan de refinar el crudo que en su mayoría proviene del West Texas Intermediate (WTI). Estos dos mercados, tanto el de las refinerías como el del crudo, toman como referencia los índices de precios que marca el GulfPlatt, entidad que hace los promedios de todas las transacciones hechas principalmente en el área del Golfo.
Sin embargo, explica que los derivados del petróleo no suben o bajan siempre en la misma proporción que éste. “El mercado del crudo y de la refinería, no pertenecen al mismo mercado, porque ambos toman sus propias medidas para la regulación de precios”. Entre los factores que toman en cuenta están: el costo de embarque y gastos para el funcionamiento de la empresa. Pero estos dos mercados a la vez tienen un grado de correlación. El crudo es la principal materia prima para la elaboración de gasolina, he allí donde está la dependencia.
Ya lejos de la refinería, la gasolina se convierte en otro mercado de carácter regional, mientras que el crudo sigue perteneciendo a un mercado internacional, además este último solo representa una parte importante en el precio de la gasolina, pero no es el que determina monto total que le llega al consumidor final.
Para establecer el precio al consumidor se deben de tomar en cuenta el costo que conlleva el transporte de la gasolina, el proceso de refinería y además las utilidades de los dueños de las gasolineras.
“Nosotros somos los últimos en la pirámide de este mercado, así que recibimos los recargos de los otros, que son agregados al precio final”, añade Meléndez.
No explicó por qué si todos los otros costos se mantienen estables y el costo de la gasolina sólo se refleja en los aumentos, pero no en los descensos. Un estudio del Ministerio de Energía y Minas de marzo de 2010, publicado por el Diario de Centroamérica, mostró que el precio de la gasolina, independiente de los pagos a los importadores, impuestos y otros gastos de funcionamiento.
El gerente de ventas de UNOPETROL (Shell), Fausto Velázquez, indica que a pesar que ellos son un reducido grupo de importadores, el precio de la gasolina no depende en su totalidad de ellos, pues ellos compran en un mercado internacional, donde la columna vertebral que determina la oferta y la demanda del crudo es la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP). Por consiguiente, el manejo de precios no se hace a nivel de grandes empresas, sino de los gobiernos de los países pertenecientes a la OPEP. Es por esta razón que la inestabilidad política de estos países incide de manera importante en el precio del crudo, que es el más importante y el primero en la cadena de valores que envuelve al precio de la gasolina.
A diferencia de la visión de los empresarios, un estudio realizado por el Centro de Estudios Sociales y de Opinión Pública (CESOP) en México durante en el 2010, índica que: “La Oficina de Información Energética estadunidense (EIA, por sus siglas en inglés) revela que el principal factor que afecta el comportamiento de los precios de las gasolinas en el país es el costo del petróleo del cual se obtienen, mismo que es determinado por la oferta y la demanda. Además de la calidad y el precio del petróleo, los otros factores que inciden en su valor son los costos de refinación y la ganancia de la refinería, cargos por distribución y mercadeo –que incluyen ganancias–, e impuestos”.
Este estudio explica a profundidad funcionamientos de empresas importadoras como expendedoras, función del gobierno respecto a este mercado y evaluaciones de mercado interno en México, como del internacional. Cabe mencionar que en Guatemala no hay esta clase de estudios, donde se hace relación del mercado nacional con el internacional, en este caso como el estadunidense, pues de acuerdo a lo dicho por Fausto Velásquez, el mercado guatemalteco se maneja en cierta parte a los intereses del país norteamericano, ya que las mayores transacciones se hace con dicho país.
Diego Joachin, analista de un banco comercial, explica que algunos especialistas en mercados de hidrocarburos, así como distribuidores de combustible en Guatemala, estiman que el cambio de precio en el crudo tarda entre 3 y 5 semanas en reflejarse en el precio local de las gasolinas. Pero para esto hay que tomar en cuenta que a veces los abastecimientos pueden ser afectados por la demora de los barcos que transportan combustible y esto no necesariamente se puede ver reflejado en el mercado futuro del petróleo.
Otro factor, quizá el más importante, es el tipo de cambio, ya que cuando el quetzal se deprecia el costo de las importaciones sube porque hay que poner más quetzales por el mismo dólar. Esta depreciación de la moneda hace que el precio de la gasolina suba. “Por lo que es posible que los expendedores de gasolina se pongan de acuerdo para fijar precios y mantener una reacción rápida ante la subida”, dice Joachin. Pero dada la falta de herramientas de análisis y tecnología financiera, cuando el precio va para abajo prefieren mantener el nivel de precios porque para manejar el riesgo de precio de sus inventarios.
El precio del quetzal, no obstante, se ha mantenido estable alrededor de Q7.8 por US$1.
De esta manera Pablo Blanco, de Central American Business Intelligence (CA-BI), agrega que el precio también es establecido por los expendedores con base en rotación e inventario. A veces tienen combustible con precio alto y otras el precio es bajo, explica. Sin embargo, el empresario mantiene el precio para resistir a precios altos en el futuro, por si se da el caso de que lleguen a aumentar.
La única relación del MEM con los precios es la verificación de recolección impuestos, lo cual hace por medio de la Dirección General de Hidrocarburos. Estos impuestos son cobrados al expendedor, quienes luego se lo cargan al dueño de la gasolinera, que a su vez se lo traslada al consumidor final, en ese precio final se incluyen gastos que se deben de tomar en cuenta para la venta del combustible y eso solo el empresario sabe el manejo. Por eso con el precio trasladado al consumidor finalel MEM no se puede involucrar por la ley de comercialización de hidrocarburos en Guatemala, explica Guillermo Choy, director del departamento de análisis económicos del Ministerio de Energía.
El Ministerio también se encarga de hacer promedios de precios de la semana para mantener informados a los consumidores; además de velar por la buena calidad, almacenamiento, distribución e importación del combustible.
Esto mismo sucede con las instituciones que se dedican a defender los derechos del consumidor como la Procuraduría de los Derechos Humanos (PDH) y la Dirección de Información y Asistencia al Consumidor (DIACO). Estas dos se ocupan de verificar que el funcionamiento de las bombas o que la gasolina no esté adulterada y protege los derechos del consumidor. Respecto a precios, ninguna de las dos instituciones puede interferir pues, aseguraron, “Guatemala en este sector está regida por un libre mercado”.
Paulo Urrutia, de la Asociación de Investigación y Estudios Sociales (ASIES), añade que “Guatemala es un libre mercado, porque en cuestiones de ley el Estado no define barreras en los empresarios para la regulación de precios. Pero es un mercado con fallas, como el oligopolio y la demanda inelástica”. Por eso, si los precios del petróleo suben, los gasolineros aumentan el precio del combustible. Y si baja, pueden excusarse de no hacer lo mismo.
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