La Ciudad de Arzú es como el Jardín de las Delicias, pero a la inversa
La Ciudad de Arzú es como el Jardín de las Delicias, pero a la inversa
En los 16 años que Álvaro Enrique Arzú Irigoyen estuvo frente a la alcaldía de la capital, logró grandes avances. Pero también dejó deudas con la ciudadanía. No logró solucionar el problema de la basura, el servicio municipal de agua potable no llega a todas las viviendas y el caos vehicular es cada vez peor.
La Ciudad de Guatemala es una ciudad de contrastes. La Avenida Reforma, con sus monumentos, sus plantas siempre verdes, aceras anchas donde se puede caminar con libertad o pasear en bicicleta. Pero apenas unos kilómetros más al norte, el cielo es menos azul, la vista se vuelve infinita en un mar de desechos. Donde todo cabe y ya nada cabe. Donde el sol revuelve y putrifica. Donde el aire no es aire. Rodeado de minotauros y cancerberos amarillos que escupen toda la inmundicia que solo puede caber allí, en el eterno basurero de la zona 3. La Ciudad de Arzú es como el Jardín de las Delicias, del Bosco, aunque a la inversa. En el cuadro se reserva un pequeño fragmento para lo oscuro, lo infernal, y la mayoría para lo verde y luminoso.
Álvaro Arzú escribió en una carta publicada en su biografía autorizada “Y el tiempo se me fue”, que agradecía al Señor por todo el poder y toda la gloria que había recibido en vida. Y sí, al morir, el pasado 27 de abril, se fue con esa gloria, se fue con ese poder, pero también se fue con deudas. Tras 16 años al frente de la municipalidad no logró resolver los problemas urgentes de los vecinos, como el tratamiento de los desechos sólidos o el tráfico cada vez más intenso. Algunos analistas hacen una evaluación de la ciudad que dejó, de lo que no llegó a cumplir.
“Él hizo cambios cosméticos en la ciudad”, dice categórico Eduardo Velásquez Carrera, investigador del Centro de Estudios Urbanos de la Universidad de San Carlos. “Quedaron pendientes sistemas de desechos sólidos y líquidos de la ciudad, el agua, el transporte y otros servicios básicos. En eso hay fracaso. No hay ciudad del futuro en realidad”, agrega. La ciudad del futuro fue el principal ofrecimiento de la campaña electoral de Arzú en 2015, en la que fue reelegido por quinta ocasión como jefe edil.
“El balance de la gestión de Arzú tiene muchos contrastes después de 16 años”, explica Jean Roch Lebeau, miembro de la Asociación de Planificadores Urbanos Territoriales, Creamos Guate. “Yo resaltaría la gestión de Arzú en términos de la gestión de la ciudad. Fue un buen gestor y un visionario, transformador de la ciudad. Creo que dejó mejor la municipalidad, que un mejor municipio. Sin embargo, deja problemas estructurales no resueltos. Creo que es un alcalde que tiene un buen balance desde el punto de vista de la gestión de la ciudad, pero que no supo transformarla para ser reconocido como un Manuel Colom Argueta, que en cuatro años logró hacer proyectos transformadores que todavía estamos conociendo sus frutos” agrega.
Álvaro Arzú ganó el premio como el tercer mejor alcalde del mundo, en el certamen International World Mayor en 2005. Pero a nivel nacional no consiguió ni siquiera posicionarse como el mejor alcalde del país. La Secretaría General de Planificación de la Presidencia (Segeplan) realiza un ranking de municipalidades en el que evalúa, entre otras cosas, la calidad de los servicios, la gestión financiera y los planes de desarrollo. En 2012, cuando ya llevaba nueve años consecutivos en el cargo, se ubicó en la posición número 41, de los 333 municipios. Un año después, subió a la 12, por debajo de municipios como Santa Catarina Pinula, Salamá, Cobán, Sololá, Mixco y Puerto Barrios. En el informe presentado en 2017, ya con 15 años de ser alcalde, subió al tercer puesto, sin embargo, su gestión fue calificada como “media”; no alcanzó el grado de “alta” que sería el equivalente a la excelencia.
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Tránsito
El Transmetro, hoy por hoy, es un servicio eficiente y económico que facilita la vida a miles de personas cada día. Es un transporte seguro, que era lo que más reclamaban los usuarios. Pero es todavía escaso, no conecta toda la ciudad y en muchas ocasiones obliga a los usuarios a utilizar transportes alternos, los que implica más gastos.
“El congestionamiento que vemos ahora, se debe mucho a no haber resuelto (pensado) un sistema de transporte para una ciudad en masa”, explica Velásquez. “Yo puedo hablar con propiedad del tema porque fui presidente de la Comisión Sectorial del Transporte Urbano. Además, cuando crearon la Empresa Municipalidad del Transporte (Emetra), fue por recomendación de la Comisión. Al final lo que hicieron fue impulsar el Transmetro, que fue una idea de la Comisión, y que estuvo a cargo de Enrique Godoy. Solo el Eje Sur del Transmetro funciona como realmente se pensó, un sistema de rápido tránsito. Todo lo demás que hizo Arzú y su administración fue dejar (las otras vías de) ese transporte en tránsito mixto”.
El Transmetro fue un proyecto ideado desde 1999, en ese año el entonces alcalde Fritz García-Gallont ofreció implementarlo, pero no lo concretó. Al llegar a la alcaldía en 2004, el alcalde Arzú se propuso inaugurarlo ese mismo año, sin embargo, fue hasta el 3 de febrero de 2007 cuando por fin el Transmetro inició operaciones; tres años más tarde se inauguró su segundo eje. Actualmente recorre 35 kilómetros troncales.
“Si bien el Transmetro fue innovador en la región cuando se lanzó, el alcance que tuvo fue corto. La planificación que se tuvo al principio era mucho más ambiciosa. Los demás proyectos del Transmetro no continuaron como se habían planeado. Entonces este sigue siendo un problema enorme en la ciudad”, explica Barillas.
Pero el problema del tráfico no se resolvió con el Transmetro. Las horas pico cada vez son más extensas y miles de guatemaltecos pierden hasta dos horas cada día en las largas colas de vehículos para poder llegar a sus destinos. Otra de las iniciativas de Arzú fue la construcción de pasos a desnivel, carriles reversibles y la creación de la Policía Municipal de Tránsito. Los expertos coinciden en que la creación de la policía fue un logro importante. Pero lo cierto es que esas obras, aunque en muchos sectores fueron de gran ayuda, a nivel general, no descongestionaron la ciudad.
“Se han hecho viaductos en donde no son necesarios, solo para beneficiar a los terratenientes urbanos y aumentar la plusvalía de sus propiedades”, argumenta Velásquez. “Están el ejemplo de Cayalá en zona 16, contrario a lo que ocurre en colonias como Utatlán 1 y Toledo, en la zona 7, en donde el tránsito dejó atrapados a los vecinos. Yo diría que quienes dirigen este tipo de acciones, desconoce de red vial, con la única virtud de ser incondicionales a Arzú. También ocurrió en años anteriores en el área de El Naranjo, durante la gestión de Fritz García Gallont, que, con la construcción del viaducto, con la excusa de beneficiar a los vecinos de Mixco, también contribuyó a revalorizar las tierras de los Aycinena en el área de El Naranjo”, opina el experto.
Uno de los argumentos esgrimidos por la comuna es que el tránsito no es un problema exclusivo de la ciudad, sino producto de las miles de personas de los municipios aledaños que se desplazaban para trabajar en la capital. “Eso, desde mi punto de vista, mostraba el poco conocimiento de Arzú en estos temas”, opina Velásquez Carrera. “Las ciudades, las personas, interactúan, unas porque trabajan, otras porque invierten o compran, en fin, toda la dinámica económica que la ciudad genera. Esta no es la ciudad del futuro, sino un lugar con graves problemas de contaminación ambiental, generados porque no tenemos un sistema de transporte eficaz, eficiente y amigable”, agrega.
“Un elemento transversal, es la falta de apertura que tuvo el alcalde para el tema metropolitano”, explica Barillas. “La ciudad no se puede gestionar de manera independiente en cada municipio, sino como una sola ciudad. Si hay alguien que limitó que se pudieran discutir los temas metropolitanos, fue el alcalde Arzú. Siempre existió una negativa de conformar una plataforma de alcaldes municipales para la gestión metropolitana. Tanto es que tenemos el ejemplo de la mancomunidad de la gran ciudad del sur, que no tiene en su participación al municipio central. Eso evidenció la falta de voluntad de generar una apertura en la gestión municipal y una decisión de poder dividir el poder sobre qué se hace y qué no se debe de hacer en la ciudad”.
Asentamientos
A finales de 2016, la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (Conred) determinó que el Asentamiento Jesús de la Buena Esperanza, ubicado bajo el puente Belice, se encontraba en riesgo y solicitó su desalojo inmediato. Carlos Barillas, que por entonces era viceministro de Infraestructura y Vivienda, inició un proyecto revolucionario que permitiría a las más de 400 familias que lo habitaban, acceder a un futuro mejor. Se proponía construirles un edificio multifamiliar, con áreas verdes y seguridad. Reunió en mesas de trabajo a la municipalidad de Guatemala, a la Procuraduría General de la Nación y al Procurador de los Derechos Humanos. Ubicaron un terreno de la PNC en la zona 6, donde anteriormente se encontraba un polígono de tiro, se realizaron gestiones con el Fondo Hipotecario Asegurado (FHA) para que apoyara a los vecinos y el proyecto empezó a tomar forma.
Sin embargo, la municipalidad decidió retirarse de las negociaciones. “No dio una razón de fondo, por decisión política decidió hacerse a un lado del proyecto. Obviamente sin el apoyo de la municipalidad, por los permisos de construcción y la relación con los vecinos, era inviable el proyecto”, explica Barillas. “El alcalde quedó a deber mucho y ese es un ejemplo, porque ese tipo de proyectos cambian una ciudad de verdad y para todos. No solo para la persona que va a correr a pasos y pedales, o que sale el domingo a la Sexta Avenida, sino que le cambia la vida, por ejemplo, en disminuir sus vulnerabilidades, en calidad de la vivienda”, agrega.
Según la Conred, actualmente en la capital existen 270 asentamientos en riesgo. En 2003, antes de que Arzú asumiera la alcaldía, la municipalidad reportó 175 asentamientos precarios, de acuerdo con el estudio Asentamientos Precarios en la Ciudad de Guatemala, elaborado por la Asociación Investigación y Estudios Sociales (Asíes). Es decir que durante su gestión se crearon casi cien asentamientos más. “Si bien la vivienda no es tema de la municipalidad, el ordenamiento sí”, aclara Barillas.
Agua
El recibo de agua de Gladys Pérez rara vez baja de los Q200. En su casa, ubicada en la zona 17, viven cuatro personas y no gastan más allá de lo básico. Pero su cuenta duplica la de su hermana que reside en la zona 7. La diferencia es que a la casa de Gladys la municipalidad nunca llevó el servicio. Tienen que recurrir a un pozo privado, que cobra lo que quiere.
“Se estima que el 32% de la población del área metropolitana de la Ciudad de Guatemala es abastecida por prestadores privados, por medio de sistemas de redes y carros tanques”, dice el estudio Servicios de Agua Potable y Saneamiento en Guatemala, de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe de las Naciones Unidas (Cepal).
“No se trata solo de llevarla (a las viviendas) sino de tener control sobre pozos privados y saber de qué manera se está utilizando. Podemos hablar de cualquier tema de competitividad para la ciudad, pero sin agua, de nada sirve”, argumenta Barillas.
“Tenemos serios problemas en la ciudad en el caso del agua. Arzú propició el crecimiento urbano en altura (edificaciones verticales) sin que se hubiese hecho verdadero análisis del número de agua que iban a necesitar o usar, y la cantidad de vehículos que esto iba a sumar al tránsito de la capital”, opina Velásquez.
En febrero pasado, la Empresa Municipal de Agua (Empagua), fue allanada por el Ministerio Público, en busca de evidencias para el caso Caja de Pandora, por el que están ligados a proceso diez personas, entre ellas la síndico primero de la comuna Luisa María Salas, hermana de la exvocera de Empagua, María José Salas. Por este caso, la Fiscalía contra la Impunidad (Feci) solicitó el antejuicio del alcalde Arzú, pero la sala Tercera de Apelaciones del ramo penal la declaró improcedente.
Los fideicomisos empleados por la comuna han sido fuertemente criticados, por opacos, oscuros y difíciles de auditar. “Los fideicomisos, que no están contemplados para la utilización de los fondos del Estado, se convirtieron en una forma de entregarle los manejos de fondos públicos a bancos y financieras”, explica Velásquez. En el caso de la municipalidad capitalina, éstos le fueron concedidos para su administración al Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), entidad que por su carácter internacional no puede ser fiscalizada, a pesar de que los recursos son públicos.
En 2016, la Contraloría General de Cuentas criticó el uso de fideicomisos y por utilizarlos para hacer pagos excesivos a bancos. Se trata de millonarios sumas manejadas casi en secreto.
En internet circula la denuncia de una vecina de Canalitos, que recuerda que en su infancia la zona estaba abastecida por un río. “El nombre de esta zona hace referencia a que éramos una zona con mucho recurso hídrico, ríos enormes, nacimientos y riachuelos que formaban canales de agua por casi todas las zonas de la comunidad, aún tengo recuerdos de mi niñez bañándome y nadando en esos ríos y nacimientos de agua que ahora en su mayoría ha desaparecido o están contaminados porque la municipalidad decidió usarlos como drenajes de todos los servicios sanitarios, algunos provenientes de la zona 15 y 16”. Según la vecina, un 50% de las calles de ese sector aún son de terracería y la poca cobertura de asfalto o pavimento ha sido en gran parte porque sus habitantes han tenido que aportar dinero, adicionalmente a los impuestos, para que sus calles estén en mejores condiciones. “Tuvimos que pagar una cuota obligatoria de Q500 por familia, por un tramo de asfalto de unos dos kilómetros, y aún, 15 años después, la municipalidad seguía cobrando esta cuota a todas familias que querían tener acceso a los servicios de luz y agua. Un 30% de las familias aún no tiene cobertura de agua potable y sobreviven del servicio de agua cruda de los chorros públicos”, contaba.
“En el tema del agua, mejoró en algunos lugares. Con tarifas escalonadas de consumo, pero en los lugares precarios sigue siendo escasa o ausente. A falta de un sistema de agua más integral, los condominios tienen pozos y cada vez van buscando el agua en áreas más profundas, y no hay mapa real de los mantos freáticos y probablemente en algún momento vamos a agotar los recursos de agua del municipio. Eso es un tema que es un gran reto para la siguiente administración, de dotar de servicios de agua a toda la población”, explica Jean Roch Lebeau.
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El experto también recuerda otro serio problema: los drenajes. “No hay una propuesta integral para el tratamiento de las aguas residuales. Hubo desastres, se recordarán del caso del colector de la zona 6. Esto muestra la falta de mantenimiento y abordaje serio y la problemática. Como la ciudad vierte a sus aguas negras hacia las cuencas del Motagua y el Marialinda, pues ya vemos las consecuencias de eso”, expone.
Basura
Unos 550 camiones de basura llegan todos los días al Relleno Sanitario de la zona 3, allí escupen toda la basura revuelta, nada se clasifica y todo se mezcla. El problema del basurero es cada vez mayor, ya en abril de 2016 murieron sepultados entre basura cuatro recolectores que laboraban allí. En los 16 años de trabajo, Arzú no encontró solución a este problema. Adujo, sí, que la basura era también producto de municipios aledaños y que era, por lo tanto, un problema de todos.
“Lo que se pudo hacer fue administrarlo para bajar los impactos. El relleno sanitario de zona 3, que presta servicios a tres millones de habitantes, no solo atiende a la ciudad sino también a los municipios del área. Esto es negativo, desde el punto de vista de contaminación, con trabajadores en condiciones infrahumanas, pero que ahí están sacando fruto del relleno sanitario”, señala Lebeau. Sin embargo, indica, “funciona”, El experto cuenta que un funcionario del PNUD (Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo), le dijo que estaba extasiado de cómo funcionaba un relleno de esa naturaleza. Porque es enorme y está en una situación vulnerable, pero que está funcionando. “Casi todo está en las mismas condiciones, no se ha resuelto, pero está funcionando”, cuenta Lebeau. Problemas como el tema del alcantarillado, el transporte, el relleno sanitario y el agua, agrega, son problemas que trascienden al municipio de Guatemala. “Son problemas metropolitanos y ahí también hay una deuda. La Constitución mandata la creación de un municipio metropolitano y esto también Arzú lo dejó pasar. En algún momento se planteó crear la figura del alcalde metropolitano, pero cuando él ya se lo propuso ya era muy tarde. Porque los alcaldes de Villa Nueva y de Mixco eran alcaldes que no querían perder poder”, agrega.
El artículo 216 de la Constitución mandata la creación de la región metropolitana. Hubo diversas propuestas en ese sentido, pero han pasado más de tres décadas y no se ha concretado ninguna de ellas. En un momento se propuso que hubiera un solo alcalde para la metrópoli, pero no fue aprobado por el Congreso. También se planteó que se formara un Consejo de alcaldes.
Hallazgos que no se desvanecen
El informe de auditoría que presentó la Contraloría General de Cuentas (CCG) a la municipalidad en 2016, reporta 18 hallazgos en la comuna. Algunos de ellos que vienen de tiempo atrás y que ya habían sido reportados por la CCG con anterioridad. Entre ellos destaca el incumplimiento de los pagos de cuota patronal al Instituto Guatemalteco de Seguridad Social (IGSS), una deuda que acarrean desde antes de que Arzú fuese alcalde, pero que se incrementó considerablemente durante su mandato.
“El Alcalde Municipal, el Gerente Municipal y el Director de Administración Financiera Integrada Municipal, no cumplieron las recomendaciones dictadas por la Contraloría General de Cuentas. Así mismo, el Director de Auditoría Interna no le dio seguimiento para que se cumplieran. Efecto: incremento de la deuda existente con el IGSS”, señala el informe.
El alcalde respondió a la Contraloría indicando que el funcionario encargado de esos pagos presentaría las pruebas de descargo. Después, José Estuardo Rodas, Director de Auditoría Interna, escribió a la CCG para asegurar que la deuda acumulada venía desde varios periodos anteriores. En 2002, cuando Álvaro Arzú todavía no era alcalde, la cuota que se adeudaba era de Q75,143,749. Sin embargo, para 2015, cuando Arzú concluía su tercer período consecutivo, la deuda había aumentado a Q287,962,431.
Rodas aseguró que desde hace varios años han formado mesas técnicas entre la comuna y el IGSS para resolver el tema del pago de las cuotas patronales, sin llegar a un acuerdo. También se escudó en que este problema no es exclusivo de la comuna guatemalteca, son varias las que adeudan. Aseguró que estaban anuentes al pago “siempre y cuando se llegar a un mutuo acuerdo”. La comuna también argumentó que el IGSS le debía más de Q659 millones a la Empresa Municipal de Agua, y que por lo tanto consideraban que esa deuda compensaba la que la municipalidad tenía por la cuota patronal.
A la Contraloría el argumento de la comuna no le pareció válido, “tratan de justificar las actuaciones administrativas aduciendo que sean varias comunas que tienen este incumplimiento”, por lo que decidieron sancionar a municipalidad. Al alcalde Arzú se le impuso una multa de Q6,179. También se impusieron multas para el Director de Auditoría Interna, el Gerente Municipal y el Director de Administración Financiera Integrada, en total se pagó Q22,392. No son cantidades elevadas, pero se calculan de acuerdo con la legislación vigente.
Ese mismo año la Contraloría sancionó a la municipalidad por haber fraccionado compras por un total de Q920,813, relacionadas con propaganda para la actividad “Guatemala capital de la cultura iberoamericana”, y por Q240,000 en compra de combustible. En ambos casos se hicieron las compras sin la cotización que exige la ley. Por estas faltas se les impuso multas de más de Q32 mil.
También recibieron una multa, de más de Q63 mil, por haber adquirido servicios con documentación con irregularidades. Esto, según la Contraloría, genera una “imposibilidad de determinar si efectivamente se realizaron y recibieron los servicios sindicados, no justificándose los pagos por alimentación y capacitación”.
La municipalidad también fue sancionada por falta de transparencia al no ingresar todas sus compras en el portal Guatecompras; por contratar a personas sin el perfil adecuado para varios puestos y sin nombramientos, y por haber incumplido con el pago de telefonía, por lo cual la tuvo que pagar más de Q14 mil de mora. Además, por incumplimiento a los plazos establecidos en la ley de contrataciones del Estado, por esto se sancionó directamente al alcalde Arzú a una multa de Q271,864
Lo bien hecho
En las evaluaciones que hace Segeplan, el aspecto en que la comuna capitalina recibía la mejor calificación, casi siempre, era en la atención del vecino por parte de su personal. Si algo logró hacer Arzú con éxito, quizá fue crear una cultura de servicio entre sus empleados. Consiguió cohesión entre los trabajadores, hacerles sentir parte de un equipo, el orgullo por su empleo. Los trabajadores le temían, pero también le querían. Logró construir un sentido de servicio y atención en la municipalidad.
“En términos generales el alcalde deja una municipalidad con personal preparado, una municipalidad eficiente, con una cultura de atención a los vecinos, una municipalidad mucho más ordenada de cómo la tomó. La municipalidad ha sido una escuela para funcionarios que van aprendiendo, con gente muy fiel al alcalde”, opina Lebeau. “Dejó mejor la municipalidad que un mejor municipio”, agrega.
Clases de arte, apoyo a artistas, apertura de espacios públicos como Pasos y Pedales, la creación de la policía municipal, las ciclovías, eventos deportivos y el rescate de la Sexta Avenida de la zona 1, son obras que los ciudadanos agradecen.
También se le reconoce la creación del plan Guatemala 2020, que pretende promover medios “de competitividad” para propiciar “un crecimiento económico bajo un marco de mejores oportunidades para sus habitantes”. Guatemala, señala el plan, “será una ciudad que progresará en el balance del territorio y sus recursos”. Uno de los retos de este plan es que para el año 2020 al menos el 88% de los habitantes vivan a menos de cinco cuadras de una estación de Transmetro.
El Plan de Ordenamiento Territorial (POT), es considerado otro de los aciertos de Arzú. Este plan establece qué se puede edificar y qué no en cada sector de la ciudad. Pretende crear certeza jurídica para los vecinos e inversionistas. Y ordenar, de mejor manera, las áreas comerciales y residenciales.
“El POT fue un brazo técnico, político y valiente que hizo para ordenar la ciudad. Ha significado una pelea constitucional para hacer aceptar esa idea, un tema que le provocó conflicto con algunos constructores”, recuerda Lebeau.
En la ruta de implementación de ese Plan, los resultados no son del todo positivos. Por ejemplo, explica el experto, el aislamiento de la zona 24, la ocupación lineal de la ruta al Atlántico, que no fue manejado de la mejor forma. El tratamiento de los barrancos tampoco está muy abordado en el POT. Sin embargo, agrega, “los urbanistas del país hemos visto a la municipalidad como un ejemplo en este sentido, y parte se debe a su capital político, porque este POT ha servido de guía y referencia para el resto del país”.
El POT contiene una serie de reglas para la ciudad. Es el piso para construir la ciudad del futuro. Fue aprobado en 2008. Los expertos señalan que el primer mérito del POT es existir, debido al rechazo que generó entre constructores, lo cual llevó a Arzú a defenderlo ante la Corte de Constitucionalidad. El caso lo ganó la municipalidad y sirvió de ejemplo para las comunas de Quetzaltenango y Salcajá.
Así es hoy en día Ciudad de Guatemala, la ciudad de Arzú, como un cuadro. Con colores y con negros. No es una ciudad del futuro. Es una ciudad sobreviviente.
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