Lo que se esconde detrás de este chiste es la intervención histórica de ese país en América Latina y en otros lugares. Honduras, Bolivia y Venezuela son ejemplos recientes de golpes y de intentos de golpe respaldados por aquella nación norteamericana. La recién inaugurada administración Biden ha renovado la discusión sobre la política exterior de Estados Unidos en Centroamérica, que ha sido vista por algunos como una oportunidad para eliminar muchas de las políticas destructivas de la administración Trump. A pesar de esto, es importante señalar que el Gobierno estadounidense, tanto con demócratas como con republicanos, ha trabajado históricamente a favor del statu quo guatemalteco, que sostiene los intereses oligarcas, militares y comerciales neoliberales que mantienen un sistema político corrupto.
Durante la administración de Obama, el entonces vicepresidente Biden participó en la creación de la Alianza para la Prosperidad, que se basó en tres pilares: seguridad, buen gobierno e inversión internacional como una forma de disuadir la migración. La Alianza para la Prosperidad ha fracasado estrepitosamente en detener la migración y solo ha contribuido a una mayor militarización de la región y a la violación de varios derechos humanos. Estados Unidos sigue deshumanizando y criminalizando a los niños y a las familias migrantes en su frontera con México a través de duras políticas de inmigración. Presiona a México y a Guatemala a que repriman a los migrantes y a las caravanas centroamericanas. A pesar de la promesa de poner fin a la detención familiar, Biden sigue encarcelando a niños y a familias en condiciones inhumanas. La nación del norte sigue apoyando a presidentes centroamericanos corruptos, como el hondureño Juan Orlando Hernández, quien se ha visto implicado en narcotráfico. El expresidente guatemalteco Jimmy Morales, por otro lado, utilizó vehículos militares donados por el Departamento de Defensa de Estados Unidos para intimidar a activistas de derechos humanos y a trabajadores de la Cicig. Hoy Biden quiere darle continuidad a la Alianza para la Prosperidad a través de un paquete de ayuda de 4,000 millones de dólares para Centroamérica con el fin de combatir las «causas fundamentales» de la migración a través de la seguridad, la inversión internacional y el Estado de derecho.
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Durante las discusiones sobre las causas fundamentales de la migración, el Gobierno estadounidense evita, de manera deliberada y estratégica, discutir temas como la violencia patrocinada por el Estado, la persecución de defensores y activistas de derechos humanos, la intervención de Estados Unidos, los efectos negativos del neoliberalismo y de los megaproyectos y la desigualdad territorial, entre otros. Biden quiere financiar descaradamente a las fuerzas armadas hondureñas incluso después de que se descubrió que los involucrados en la planificación y el asesinato de Berta Cáceres eran militares hondureños entrenados por Estados Unidos. Al querer combatir la pobreza, Estados Unidos ha promovido más inversiones internacionales y políticas neoliberales, lo que se traduce en más industrias extractivistas destructivas y en maquilas con duras condiciones laborales. Se ha implicado a empresas extranjeras en actos de corrupción, en persecución de defensores de la tierra y en violaciones de derechos humanos.
Al discutir las causas fundamentales de la migración debemos recordar que fue Estados Unidos el que orquestó el golpe contra el gobierno democráticamente elegido de Jacobo Árbenz después de que este aprobara una ley de reforma agraria, así como el que posteriormente apoyó las dictaduras militares. En la década de 1960, John F. Kennedy creó la Alianza para el Progreso y proporcionó a los Gobiernos centroamericanos ayuda militar que contribuiría a la contrainsurgencia, a las masacres y a las desapariciones en toda América Latina. Estados Unidos condonó el genocidio y contribuyó a este durante la guerra. Esta atroz historia llevó a Bill Clinton a disculparse en 1999 por el papel de su país en la violencia en Guatemala.
Hoy el Gobierno estadounidense repite la historia al promover más militarización y apoyo a los Gobiernos centroamericanos corruptos y violentos. La militarización y las políticas neoliberales no traerán cambios estructurales necesarios en Guatemala, sino que coadyuvarán a preservar el statu quo que obliga a muchos a migrar. La intervención y la política exterior de Estados Unidos son unas de las causas fundamentales del desplazamiento y de la migración.
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