¿Qué explica esta movilización social que exacerba las voces conservadoras, que hace reaccionar a los poderes establecidos y que incomoda a los citadinos en su comodidad urbana? ¿Qué motiva a hombres y mujeres, indígenas y mestizos, jóvenes y adultos mayores, procedentes del mundo rural, a caminar kilómetros bajo el sol y corriendo un grave riesgo sanitario?
Quienes se movilizan como parte del Codeca están motivados por sus propias necesidades e intereses, los cuales no se encuentran reflejados ni en las políticas del Estado ni en las orientaciones gubernamentales. Sus demandas y propuestas han sido ignoradas por quienes han hecho gobierno. Esa es una de las condiciones que motiva manifestaciones de este tipo, único recurso que dejan los poderosos a los pueblos y a los sectores tradicionalmente dominados, excluidos y olvidados. Eso es lo que motivó movilizaciones recientes como la Marcha por la Resistencia y la Dignidad en Defensa de la Tierra y el Territorio (2012) y la Marcha por el Agua (2016), protagonizadas por otras expresiones del movimiento social. En todas estas movilizaciones han emergido múltiples luchas de comunidades rurales y campesinas, de pueblos indígenas y mestizos, de mujeres y juventudes marginadas, que no encuentran en el Estado alternativa de solución a sus problemas.
Quienes caminaron el pasado jueves por las calles citadinas, en caravanas multitudinarias, procedían principalmente de comunidades rurales que se sienten relegadas y que no encuentran otra posibilidad de hacerse escuchar. Vinieron a la centralidad del poder estatal para expresar sus padecimientos históricos y la falta de políticas y de institucionalidad pública para atender sus problemas históricos y coyunturales. Vinieron, además, a denunciar los diversos despojos que padecen y los asesinatos de sus dirigentes (19 desde 2018).
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Resulta revelador que las demandas y propuestas planteadas en esta movilización trascienden la protesta, la denuncia y la exigencia de derechos. En ese sentido, fue relevante el anuncio de un anteproyecto de ley para nacionalizar y recuperar todos los bienes privatizados, entregado a la diputada Vicenta Gerónimo, del Movimiento para la Liberación de los Pueblos (MLP), para que proceda a incorporarlo al curso legislativo correspondiente. Esta propuesta forma parte de la lucha de años que el Codeca ha mantenido, que cuestiona las políticas neoliberales y de saqueo que afectan a la población en general y a las comunidades rurales en particular. Implica un posicionamiento político que defiende el carácter público de un conjunto de bienes y servicios públicos y plantea su control estratégico por parte del Estado y su orientación a garantizar el buen vivir. Pese a la correlación de fuerzas adversa para lograr que se aprueben este tipo de iniciativas en el órgano legislativo, dicho anteproyecto, resultado de consultas y decisiones procedentes de las comunidades y los sectores que integran el Codeca, será una de sus aspiraciones convocantes y movilizadoras en el futuro inmediato.
En ese orden de ideas, el Codeca nuevamente levanta la propuesta de una asamblea constituyente popular y plurinacional, objetivo de primer orden en su búsqueda por fundar el Estado plurinacional y popular. Al respecto, Thelma Cabrera, una de sus principales dirigentes, expresó: «Ratificamos como pueblo que no tenemos Estado […] Hay un Estado fallido, corrompido, gobernado por delincuentes. Urge fundar nuestro Estado plurinacional». Esta pretensión, compartida en general por otras organizaciones y movimientos sociales, muy probablemente configuren la búsqueda de transformación del Estado guatemalteco en los siguientes años.
En la movilización del 18 de febrero, entonces, se constata la articulación de la problemática inmediata y sentida de forma directa por quienes se movilizaron, así como de demandas de mediano alcance como la denuncia por corrupción y la exigencia de renuncia del presidente y de la fiscal general, con la propuesta política de transformación social que guían la organización Codeca y su instrumento político, el MLP. Su carácter significativo también incluye la movilización de los excluidos y negados históricamente, que se hacen escuchar con voz propia y se representan a sí mismos. Son aquellos y aquellas que, de forma organizada y autónoma, han decidido emprender un camino para fundar un Estado plurinacional y popular donde sentirse reflejados, incluidos y protagonistas de la construcción del nuevo Estado y de las nuevas políticas populares y plurinacionales.
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