La tierra de los Jimmyliebers
La tierra de los Jimmyliebers
Dos señoras conversan a la sombra de un árbol en el parque central de Zaragoza, Chimaltenango. Alegres, parlanchinas, maternales, ellas son la sal de esta tierra. Es sábado, y al día siguiente, van a votar por Jimmy Morales. Este es el departamento en que FCN-Nación había arrasado ya en la primera vuelta, y aquí hay algunas explicaciones sobre la abrumadora victoria.
—Es que Jimmy es nuevo. Hay que probar algo nuevo. Mire Otto Pérez Molina, que es de aquí de Zaragoza. Tanto que lo apoyamos por ser paisano, ¡qué decepción! Hasta vergüenza nos da que sea de aquí — comenta Blanca, quien administra una guardería en el pueblo.
—¿Y Sandra Torres, qué piensan de ella? —se les pregunta.
—No tenemos nada en contra de ella, no nos ha ofendido. —Pero ya no confiamos, explica Blanca.
—Es que mire, si un hombre no puede hacer el bien para este país, ¿cómo cree que una mujer va a poder? —argumenta su amiga, quien no quiere que se publique su nombre.
—¡Claro qué sí! ¿Acaso no somos iguales? ¡Nosotras sí podemos! — le rebate Blanca.
—¿Antes de la campaña, ya conocían a Jimmy?
—¡Claro! Yo miraba siempre su programa en la televisión. ¡Me gustaba mucho, me reía!, —comenta Blanca.
Su amiga baja la voz, y en tono de confidencia dice: “En la tele se veía viejo, pero cuando vino por acá, tan joven que se miraba. Y guapo, para qué le voy a mentir. Cuando llegó, vino sólo, sin guardaespaldas ni nada. No vino en helicóptero, ni en esos carrones de lujo. Vino a pie. Caminó por la calle y la gente lo reconoció. Saludó a todos uno por uno. Dijo que no venía a hacer campaña, que sólo venía a conocer al pueblo de Zaragoza, y que lo conocieran a él”
Las dos señoras se despiden. Es casi la hora del almuerzo, y entra tanta platicadera, ni siquiera han hecho la compra.
La carretera interamericana: la espada de Jimmy
Chimaltenango es el tercer departamento, después de Sacatepéquez y Guatemala, que más votó por James “Jimmy” Morales en la segunda vuelta. Obtuvo aquí el 78,9% de los sufragios (votos aún no oficiales). En Zaragoza, en la cabecera Chimaltenango y en El Tejar, FCN-Nación obtuvo punteos que recuerdan las elecciones en países totalitarios: 86%, 87%, 89%.
Ahora, les toca a los politólogos, historiadores, y sociólogos seguir explicando cómo un actor cómico sin estructura partidista fuerte, sin financiamiento masivo, ahorrándose el largo trabajo de base que han realizado las maquinarias del PP, la Une y Líder, logró aplastar como moscas a todos sus competidores.
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Un patrón de voto se distinguía al cabo de la primera vuelta: la carretera interamericana, es espada de Jimmy Morales. La autopista representa información, urbanización, comercio, movilidad. Representa también el ocaso de las formas de organización comunitaria indígena. Los municipios chimaltecos que bordean la carretera fueron los más proclives al comediante: El Tejar, Zaragoza, Chimaltenango, Patzicía, Tecpán le dieron alrededor del 40% de los sufragios en la primera vuelta. Más al norte y más al sur de la Interamericana, los municipios seguían siendo de Jimmy Morales, pero con porcentajes menores: Comalapa 30,7%, Patzún 35,4%, Parramos 32,2%. Los municipios más alejados de la carretera, los más aislados, pegados a Suchitepéquez en el sur y a Quiché en el norte, escaparon a la fiebre “Moralista”. En Acatenango, Yepocapa y San José Poaquil ganó Manuel Baldizón. En Pochuta, Sandra Torres obtuvo su único municipio chimalteco, aunque en la segunda vuelta lo perdería. La segunda vuelta desdibujó este patrón, lo cual se puede explicar por las alianzas entre los líderes municipales y el nuevo hombre fuerte del país.
La fuerza de Jimmy Morales está claramente en estas zonas urbanizadas que explotan demográficamente. Él es el rey de lo que el analista Édgar Gutiérrez llama la “franja intermedia”: unas sesenta cabeceras departamentales o municipales que han dejado atrás sus raíces rurales para entrar en una modernidad hecha de comercio, acceso a Internet, remesas, ropa americana, piratería, pollo dorado y sopas instantáneas. Estas ciudades, según Gutiérrez, “anidan clases medias emergentes y surgen de ellas, casi de la nada, condominios, centros comerciales y recreacionales, hoteles y espectáculos…” Un tercio de la población de Guatemala vive en estos nuevos centros urbanos.
La urbanización acelerada y caótica de Chimaltenango ha vuelto a marcar, en chiquito, la fractura que dividía a la capital y los departamentos. Lo que piensa un chimalteco urbano de los chimaltecos rurales es un fiel reflejo de lo que suelen pensar los capitalinos de los provincianos. Esto se manifiesta en la opinión de Byron Obregón, un joven ingeniero químico que decidió intervenir en política desde las redes sociales y medios de comunicación locales. Obregón fundó un grupo en Facebook llamado “Conciencia Ciudadana” para difundir información sobre los candidatos y analizar el voto. “No quisiera ser despreciativo, pero siento que la gente que votó por Jimmy es la gente más pensante, la que se informó, que está mejor preparada”, indica. “En las aldeas votaron más por la UNE y por Lider en la primera vuelta. Allí no tienen agua ni luz y los candidatos pueden ir a regalar cosas para ganar votos. Por una bolsa de alimentos o 300 quetzales, las personas dan su voto”, opina Obregón.
Alexander Simaj, alcalde electo de Chimaltenango, no ve tan marcada la diferencia entre el voto rural y urbano. “Hoy en día hay acceso a internet y redes sociales en todas partes. Muchos paisanos del área rural se fueron a los Estados Unidos, y desde entonces han actualizado a su familia comprándole computadoras y planes de Internet. En las aldeas ya saben qué es Facebook, Watsapp, Instagram. Chimaltenango no está tan aislado como un Quiché o un Totonicapán”, argumenta Simaj para explicar cómo “Jimmy se hizo viral”. Agrega que ya quedaron atrás los tiempos en que la gente votaba por el candidato que más regalos daba. Hoy, la gente recibe los regalos, pero vota según su preferencia.
Las paradojas del voto cruzado
El irrisorio 21% que obtuvo Sandra Torres en Chimaltenango no debe confundirse con un fracaso de la Unión Nacional de la Esperanza. Al contrario: las elecciones 2015 fueron un éxito para el partido verde, que logró elegir a un diputado, Melvyn Caná Rivera, y a cuatro alcaldes, incluido el de la cabecera departamental. Este último, Alexander Simaj Chan, es un joven abogado que participaba por primera vez en una contienda electoral. Simaj obtuvo 10,500 votos, casi el doble que su más cercano contrincante. Sandra Torres, en la primera vuelta, apenas llegó a los 4 mil. “La gente ya sabe votar. Necesita personas nuevas, y ya no confiaba en nuestro equipo nacional”, argumenta Simaj para explicar este voto cruzado, unas horas antes de conocer el resultado de la segunda vuelta.
San Andrés Itzapa, Zaragoza y Patzún también eligieron alcaldes uneistas, a pesar de estar entre los municipios más “jimmyliebers” del país.
Por su parte, a pesar del triunfo monumental, FCN-Nación sigue siendo un enano político en Chimaltenango. Logró colocar a un diputado, Alsider Arias, pero a ningún alcalde en el departamento. En Chimaltenango, la ciudad, el partido no tenía candidato municipal. En Zaragoza, en la primera vuelta Jimmy Morales obtuvo 3,696 votos, mientras que el candidato municipal de FCN Nación, Mario Siquinajay, apenas obtuvo 290. “Es que él es un pobrecito de una aldea. No tenía dinero para su campaña”, explica condescendiente, Blanca, la señora del parque de Zaragoza. Los chimaltecos no votaron por partidos, programas o ideologías. Votaron por personas, que, a la postre, sólo se representaban a sí mismas.
“Cualquier persona nueva, distinta, independiente hubiera podido ganar. El mensaje era ‘no a los mismos’”, analiza el diputado Roberto Kestler Velásquez, quien acaba de ganar por cuarta vez consecutiva una curul en el Congreso con el partido Todos.
Mario Sanik, candidato a diputado de Convergencia, quien no logró la curul, tiene otra forma de verlo. “Chimaltenango ha perdido identidad. Ahora es una mezcla de pueblos de todos lugares, de oriente, de occidente, de Petén, de la capital. Ya no se mueve por liderazgos reconocidos como antes. Ahora se mueve por cualquier oferta equis.”
En Quiché, el recuerdo de los programas sociales del gobierno de Álvaro Colom (2008-2012), permitió a Sandra Torres, quien los impulsaba, un apretadísimo triunfo. Esto no ocurrió en Chimaltenango, en donde la inversión de estos programas fue menor. Incluso, podría decirse que Mi Familia Progresa y la Bolsa Solidaria jugaron en contra de ella. “Estos programas llegaban a personas que no los necesitaban, que tienen casa de tres pisos y hasta carro”, señala una estudiante indígena de Chimaltenango. “Aquí, solo llegaron quizás una vez esos programas, pero luego ya no”, recuerda una mujer de San Andrés Itzapa. Sólo una mujer admitió haber votado por Sandra Torres en Chimaltenango, y dijo haberlo hecho por los programas sociales, “aunque nosotros no fuimos beneficiados”, puntualizó.
Una nueva juventud
Jimmy Morales logró canalizar la frustración de una población harta de los políticos tradicionales. El hundimiento del gobierno Patriota, y con él, el de la clase política en su conjunto, fue una de las suertes o la gran suerte del actor cómico. Cuando se les pregunta a los electores de Jimmy Morales, la razón de su voto, todos indican que querían a alguien nuevo, alguien que no fuera corrupto. Para ellos Sandra Torres encarnaba las malas mañas del pasado.
“Hay que darle la oportunidad a otro”, opinó un vendedor de electrodomésticos de San Andrés Itzapa. “Es un candidato que no invirtió tanto dinero en su campaña”, explicó Carlos, agricultor y maestro de Patzicía. “Me convenció por su humildad, por cómo se expresa, y porque nunca ha estado en un gobierno”, explicó una estudiante indígena de Chimaltenango.
“Me gustaron sus propuestas de no al aborto y sí a la pena de muerte. Para Sandra Torres todo es social, todo es darlo regalado. Para Jimmy, hay que dar educación y trabajo”, razonó otra estudiante, ladina, quien participó en las manifestaciones del parque central de Guatemala.
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Esta nueva juventud urbana, con estudios medios o superiores y acceso a la información es la base social de Jimmy Morales. Juventud en gran parte indígena, aunque no se parezca en nada a las postales folclóricas del Inguat, ni tampoco participe en las luchas por la defensa del territorio.
Pero, ¿cómo se creó ese consenso “jimmylieber” en tan poco tiempo? Néstor Cifuentes ayuda a entenderlo. Este joven profesional, junto con otros amigos, creó un grupo en Facebook llamado “Busquemos al tercero”, que cuenta con 254 seguidores. El grupo se formó al comienzo de la campaña electoral, cuando nadie tomaba en serio a Jimmy Morales y se pensaba que las elecciones serían cosa de dos: Manuel Baldizón contra Sandra Torres. Frustrados con este panorama político, Néstor y sus amigos empezaron a buscar a un nuevo candidato que pudiera romper esta dicotomía. “Necesitábamos a alguien que fuera reconocido tanto en el área rural como en la urbana. Primero, pensamos en apoyar a Alejandro Giamattei. Pero él no era muy conocido fuera de lo urbano. Y entonces surgió Jimmy Morales, que era conocido en todas partes por su programa de televisión. Decidimos apoyarlo.” Los miembros de “Busquemos al tercero” se pusieron manos a la obra: convencer a la familia, los amigos, los colegas de que dieran su voto a Jimmy Morales. Y por supuesto, hacer incidencia en las redes sociales.
Néstor Cifuentes asegura que no se acercaron al partido FCN-Nación: “ellos ni siquiera saben todo lo que contribuimos. Lo trabajamos como guatemaltecos comprometidos. Hubo muchos grupos de ciudadanos conscientes como nosotros. Sin todos nosotros, ¿cómo explicar que Jimmy Morales haya llegado en primer lugar?”. Néstor Cifuentes no espera milagros de Jimmy Morales, pero sí cambios positivos y, sobre todo, que el nuevo gobierno se deje fiscalizar por los ciudadanos que votaron por él.
Obviamente, la campaña de Jimmy no se basó sólo en redes sociales ni en grupos informales. Tampoco careció de fuertes apoyos locales. Entre estos, hay que mencionar el del teniente coronel Alsider Arias, diputado electo de FCN-Nación por Chimaltenango. Arias es propietario de un inmenso complejo educacional llamado Cetach, que recibe a más de 3 mil alumnos desde la preprimaria hasta el diversificado. Según el ranking de colegios 2014 publicado por Contrapoder, Cetach ocupa el puesto 305 a nivel nacional en cuanto a calidad educativa. Arias también ha tenido participación en empresas de seguridad y almacenamiento aduanero. Antes de estas elecciones, el diputado electo era un desconocido entre la sociedad chimalteca. Todos conocían Cetach, pero no a su dueño. Arias realizó una campaña millonaria de anuncios y vallas en todo Chimaltenango, en la que promocionó su figura y la de Jimmy Morales.
Pero aún así, el consenso pro-Jimmy Morales en Chimaltenango tiene algo de fenómeno social espontáneo, imprevisible. En un Chimaltenango en plena mutación, donde la desnutrición y la tecnología pueden convivir dentro de una misma casa, Jimmy Morales ha creado una nueva forma de hacer campaña y de conectar con una juventud que aspira a disfrutar todos los bienes de las sociedades occidentales. Quizás todo político que aspire a un cargo de elección, tiene que hacer a un lado todo lo que creía saber sobre proselitismo político, y ponerse a estudiar el caso Jimmy Morales.
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