Sandra Torres: Batallas y derrotas de una candidata persistente
Sandra Torres: Batallas y derrotas de una candidata persistente
La candidata de la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE), Sandra Julieta Torres Casanova, compite por primera vez por la Presidencia de Guatemala, con todas las de la ley. En la recta final de su campaña intenta recuperar aliados, visita territorios hostiles y saca todas las armas posibles. Ella nunca ha ocultado y no ha frenado su ambición por la presidencia, que maquilla con su interés por los pobres. Aquí algunos retratos de la candidata en el campo de batalla.
Sandra Torres encara al pleno de magistrados de la Corte de Constitucionalidad (CC). Es la mañana del 3 de agosto de 2011 y se celebra la vista pública frente a los magistrados que cinco días más tarde resolverán denegar su candidatura a la Presidencia de la República. Sandra Torres no lo sabe, pero ha tomado una decisión que la sacará de la competencia y provocará terribles tensiones al interior de partido, la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE), al punto de que éste se fragmentará meses más tarde y tendrá que iniciar un tortuoso proceso de reconstrucción. “La Doña”, “la Jefa” como le dicen sus correligionarios emprende ese día una ruta cuyo destino más inmediato no se conocerá hasta el 25 de octubre de 2015, en la segunda vuelta de las elecciones.
Frente al grupo de magistrados, encabezados por el actual presidente de la República, Alejandro Maldonado Aguirre, Torres, vistiendo un traje sastre y blusa gris, toma la palabra para advertirles que excluirla de las elecciones presidenciales de 2011 es atentar contra la democracia y la Constitución. A sus espaldas, junto a su equipo de abogados, los secretarios generales de los partidos que en alianza respaldaban su candidatura, Jairo Flores, de la UNE, y Jaime Martínez Lohayza, de Gran Alianza Nacional (Gana) —actualmente investigado por el Ministerio Público por el caso Lavado y Política—, la observan en silencio.
“Estamos hoy aquí señor Presidente, magistrados, magistrada, porque lo que se pretende destruir son elecciones libres, elecciones democráticas”, dice Torres antes de quebrársele la voz. Cinco meses antes, en marzo, Sandra Torres había sido declarada legalmente divorciada del presidente Álvaro Colom, por la jueza Mildred Roca, titular del Juzgado Segundo de Familia. “Yo estoy aquí no para defender mi derecho… es para defender el derecho de más de un millón 137 mil guatemaltecos que están allí afuera clamando justicia…”, afirma tras lo cual cita el artículo 152 de la Constitución sobre la soberanía del pueblo y añade. “El poder proviene del pueblo, permitamos entonces que este pueblo solidario escoja al próximo Presidente de Guatemala”.
Pero la CC le dice no. Resuelve que la prohibición para optar a la Presidencia (“los parientes dentro del cuarto grado de consanguinidad y segundo de afinidad” del mandatario en funciones no puede ser candidatos) alcanzaba al cónyuge, aunque para entonces Torres ya estaba divorciada de Colom. Su divorcio, argumentan los magistrados, fue un “fraude de ley”, una acción premeditada con el objetivo de evadir la prohibición constitucional. La puerta electoral se cerró para Torres, al menos para esa contienda.
Segura de su poder político y segura de poseer un enorme caudal electoral, Torres se niega a que otro candidato la sustituya en la elección, y pide a sus seguidores votar en contra de Otto Pérez Molina del Partido Patriota, lo que irónicamente favorecerá a Manuel Baldizón, el candidato de Libertad Democrática Renovada (Lider), y uno de los actores de la desestabilización de la UNE. Esos hechos, supondrán el origen de muchos de los ataques que recibirá en la campaña 2015, además de las críticas y acusaciones por el manejo que hizo de los Programas Sociales durante el gobierno de su exesposo, su gran apuesta electoral pero a la vez el blanco de ataques colgado a sus espaldas.
La ofensiva de Torres
Los resultados de la primera vuelta de las elecciones en septiembre pasado, reflejan el terremoto político que este año ha conmocionado a Guatemala. Con la captura del binomio presidencial acusados de dirigir una estructura de defraudación aduanera, con meses de protestas masivas y exigencias para reformar el sistema político y en paralelo el rechazo de los ciudadanos a la política tradicional.
Con la derrota de Manuel Baldizón, de Lider, —el gran favorito hasta hace un año—, las opciones que le quedan a los electores para la segunda vuelta son dispares en forma y fondo: Jimmy Morales de FCN-Nación, un comediante muy popular sin experiencia ni trayectoria política; y Sandra Torres, de la UNE, curtida y con recorrido, pero con altos niveles de rechazo principalmente en las zonas urbanas (donde, según la encuesta de Prensa Libre del 21 de octubre, tiene una aceptación del 18.4% frente al 81.7% de Morales en área metropolitana).
La estrategia de la UNE para reducir la antipatía de Torres se basó en refrescar la imagen de la candidata, asociarla a la idea de “oportunidades” en alusión al nombre del partido, a la continuidad de los programas sociales y a ganar el favor del sector privado incorporando al empresario Mario Leal, como su vicepresidenciable, (quien fuera secretario de Asuntos Específicos del expresidente Otto Pérez Molina). Esas medidas les valieron para pasar a la segunda vuelta, pero no para ampliar el número de votantes.
Torres se enfrentó a Morales en el debate organizado por la Asociación de Gerentes de Guatemala (AGG), el pasado 14 de octubre. Desde el primer momento en el discurso de la candidata se hacía palpable las dos direcciones que tironeaban su mensaje: incluir datos de su plan de gobierno y atacar a Morales a la menor oportunidad. Acción a la cual su rival respondía cuestionando su papel en el gobierno de Álvaro Colom.
Aunque Torres fue más contundente en algunas afirmaciones, como su rechazo a la pena de muerte, un incremento a las regalías de las industrias minera “4%, 5% o 6%”, reorientar recursos del Sistema Penitenciario para las refacciones escolares, y reformar ley penitenciaria para hacer trabajar a los privados de libertad. La candidata cayó, al menos en una ocasión de manera evidente, en la trampa tendida por sus propias palabras. “El candidato Morales más que hacer propuestas ha venido a hacer ataques”, dijo Torres en respuesta a una alusión del aspirante de FCN-Nación a los señalamientos contra el financiamiento electoral de la UNE en pasadas campañas, incluidos en un informe de la CICIG.
Risas del público, era evidente que ella misma había recurrido a esa estrategia. Morales extiende los brazos y dirige una sonrisa socarrona, el moderador tiene que pedir a la audiencia que se comporte y no haga porras por alguno de los candidatos.
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El reto de remontar una imagen asociada al gobierno de Colom, lastrada por calificativos en los medios de comunicación como “autoritaria” o “agresiva” durante su gestión al frente de los programas sociales como Primera Dama, no era menor. El exministro de Finanzas, Juan Alberto Fuentes Knight, da cuenta de esta impresión extendida en una parte de la sociedad en el libro Rendición de cuentas, publicado tras dejar el gobierno. En la primera reunión de gabinete en 2012 junto al presidente Colom y el vicepresidente Rafael Espada, presidía la reunión Torres, entonces primera dama. La fotografía sería recogida por los medios.
Escribe Fuentes Knight que al ver la imagen, la primera impresión de su hijo fue:
“—Parece una monarquía.
Había parecidos. El primer mensaje enviado estaba claro: la primera dama no solo iba a estar en el gabinete sino que estaría a un nivel equivalente al del vicepresidente. La primera lectura del ejercicio del poder era contundente: la influencia que ya Sandra Torres había desplegado durante la campaña y antes, en el seno de la UNE, se extendería ahora al gobierno”.
¿Qué lecturas tiene este aparente rechazo a una actitud dominante de Torres?, ¿Por qué parece castigarla en su imagen pública el tomar una postura más beligerante?
Para la socióloga independiente, Miriam Camas, en este punto pesa sobre la candidatura de Torres el sistema patriarcal “eso hace que incluso en las mujeres impere la cultura machista antes que una valoración profesional del candidato, al punto de afirmar ‘yo no voto por la vieja esa’. Cuestionando sus características como mujer, mayor y divorciada”. Camas explica que en la sociedad guatemalteca la actitud “agresiva” necesaria para consolidarse en un medio donde siguen predominando los hombres, como lo es la política, puede tener un peso en la candidatura.
Esta “agresividad no quiere decir que esté bien, pero es una forma de lucha, pero se ve mal y se señala contra las mujeres. Pero cuando los hombres son así, se les dice, ya sacó el carácter” detalla la experta. Estas consideraciones hacen que variables como el nivel de educación, la experiencia o la profesión pasen a un segundo plano al juzgar a un aspirante a la Presidencia.
Esta narrativa de rechazo a una mujer dominante en política está en jóvenes urbanos y rurales, en mujeres con diferentes niveles de educación y, claro, en hombre de todas las edades, apunta Camas. Es intergeneracional e impregna la cultura. El hecho de ser mujer no es su único factor en contra, señala Stephanie López, politóloga del Instituto Centroamericano de Estudios Políticos (INCEP), a Torres también le pesa ser considerada como una representante de la clase política asociada a la corrupción.
Lo que lleva a Torres a posicionarse en segunda vuelta, explica López, es el trabajo realizado por años al frente de los programas sociales, la gran apuesta electoral de la UNE. “Es un trabajo que origina un voto duro, que ella alega y defiende tener, sin embargo, en los cascos urbanos el hecho de que sea mujer, sigue siendo un hecho cuestionado”, apunta López. A este punto se suma los cuestionamientos por la ejecución de los mismos y una asociación que tampoco la favorece, explica la politóloga: el más sonado de los casos recientes de corrupción se concentró mediáticamente en otra mujer, la exvicepresidenta Roxana Baldetti, por el caso de defraudación aduanera, La Línea.
“Desde un primer momento se resaltó en la opinión pública que siendo la primera mujer en ese cargo estaba siendo acusada, era un comentario común que obviaba que había otros 15 o 20 hombres involucrados”, explica la especialista.
Torres, la pragmática
El viernes 16 de octubre el equipo de campaña de la UNE preparó el terreno para una de esas fotografías que buscan convencer al indeciso al mostrar fuerza, presencia territorial, cercanía a los poderes locales de todo el país. En un hotel capitalino reunieron a un grupo de alcaldes electos en estos comicios, lo anunciaron como el apoyo de “más de 250 alcaldes”, en otros espacios dieron incluso una cifra redonda: 258 alcaldes.
Lo cierto es que no hay constancia de que la alianza involucre a tantos alcaldes, ya que entre los asistentes también hubo quienes afirmaron ser candidatos que quedaron en segundo o tercer lugar en las elecciones de septiembre.
Con un mensaje calcado de las consignas que se difunden en las pautas comerciales “experiencia”, “tenemos el mejor gobierno”, Torres era flanqueada por allegados claves en esta campaña, como el secretario de organización política y diputado, Carlos Barreda; pero también aliados de nuevo cuño como el diputado Aroldo Quej Chen, quién junto a su hermano Eduardo Genis, detentan el distrito electoral de Alta Verapaz (con 494,859 votantes).
La Sandra Torres de las reuniones partidarias es, en muchos sentidos, la Sandra Torres de sus orígenes políticos. Detectar liderazgos, asignar tareas, garantizar beneficios, girar órdenes, recibir reportes. Una Sandra Torres ejecutiva, de traje sastre azul oscuro y blusa celeste. Sus palabras giran en torno a ejecutar el Plan de Gobierno, de recuperar la administración pública… la cita de ese día, apunta a los orígenes de Torres como política y la UNE como partido.
En 1999, tras obtener el tercer lugar en las elecciones, Álvaro Colom se perfilaba como un candidato a tener en cuenta. Tras su paso como director del desaparecido Fondo Nacional para la Paz (Fonapaz), a mediados de los 90, Colom compitió con el apoyo de la alianza Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG) y Desarrollo Integral Auténtico (DÍA), y obtuvo el 12,36% de los votos, detrás de Óscar Berger, de la Gana, y Alfonso Portillo del Frente Republicano Guatemalteco (FRG), electo en esos comicios.
Alrededor de DÍA, ya figuraba Sandra Torres, cuyo hermano Rolando Torres Casanova, había sido candidato del partido en 1990. También figuraba su otra hermana Gloria Torres Casanova quien enfrenta denuncias por lavado de dinero y peculado por parte del Ministerio Público, por la intermediación de préstamos bancarios a municipalidades durante el gobierno de Colom.
Pese a los buenos resultados, según refiere el diputado del partido TODOS y secretario de organización de ese grupo y exintegrante de la UNE, Ovidio Monzón, Colom estaba convencido de que “con la izquierda no bastaba para ganar”. Inicia entonces un proceso de corrimiento del partido hacia posiciones más centristas. Colom invita a 80 personas como el núcleo del partido. Entre las allegadas para la organización partidaria figuraran a partir de entonces las hermanas Torres, Sandra y Gloria.
Tras la formación del partido en 2002, la meta era sumar más aliados locales en las municipalidades para las elecciones de 2004. En este punto Sandra y Gloria trabajaron para sacar adelante la organización, refieren otros integrantes de la UNE, mientras que en el Congreso el corrimiento al centro incluía la incorporación de diputados del derechista Partido de Avanzada Nacional (PAN), como Conchita Mazariegos y Anabella de León. A los que se sumarían uno de los aún hombres fuertes del partido Mario Taracena, disidente del PAN, al igual que el diputado Manuel Baldizón, quien luego trataría de disputarle el partido a Torres.
El matrimonio con Colom, el 22 de marzo de 2002, y los resultados de los comicios de 2003 terminaron de consolidar la posición de Sandra como gran organizadora del partido. Los hilos de la campaña pasaban por ella, la maquinaria electoral asentada en el poder local, en los consejos regionales, en la presencia territorial del partido estaba en marcha.
El mismo expresidente Colom la recuerda así: como gran operadora de las campañas de 2003 y 2007, con un primer contacto con Gustavo Alejos como financista y recaudador en la primera de estas campañas, y una mayor presencia en la siguiente.
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Ahora, de cara a la segunda vuelta electoral, Torres apela de nuevo al poder local, a la maquinaria de pasadas elecciones. Sabe que algunos de los presentes han desertado y regresado al partido en más de una ocasión, pero reconoce (como lo hacen diputados en su mismo partido como Carlos Barreda) que en lo local está una de las grandes bazas de la agrupación. “Sin presencia, sin fuerza y posibilidades reales en 200 o 250 municipalidades, no se puede ganar una elección”, repetirá varias veces el congresista.
Y es justamente luego de asegurar esos apoyos locales con los alcaldes, que en la recta final de la campaña Torres lanza nuevos mensajes para seducir a la esquiva área metropolitana. Tras esta reunión, sus spots en televisión abierta incluyen la oferta de construir un tren de cercanías, de manera coordinada con el alcalde capitalino Álvaro Arzú y la construcción del anillo metropolitano para rodear la ciudad.
Sandra en su espacio natural, un mitin
El domingo 18 de octubre, Torres se presenta en la Colonia Carolingia, en Mixco. El poblado municipio capitalino (con 242,039 votantes inscritos) es además el lugar de surgimiento de la candidatura de Jimmy Morales, donde se postuló a la alcaldía en 2011 por el partido Acción de Desarrollo Nacional (ADN), agrupación cuya candidata presidencial y secretaria general de entonces, Adela Camacho de Torrebiarte, fue quien accionó contra la candidatura de Torres ante la Corte de Constitucionalidad en 2011.
Esta tarde lluviosa de domingo, la candidata llega al bastión urbano de Morales en donde la superó seis votos a uno en la primera vuelta (UNE: 10,713; FCN: 62,276). Llega hora y media más tarde de lo anunciado. Cae una intermitente lluvia, bajo sombrillas e impermeables improvisados con el plástico de la propaganda del partido esperan alrededor de 500 personas en la avenida cerrada para realizar la actividad.
Ya ha pasado por la tarima una cantante popular de botas plateadas y shorts negros; payasos que entretienen a los espectadores invitando a adolescentes y mayores a bailar en la tarima a cambio de un par de zapatos; el conductor del evento ha lanzado en una decena de veces pelotas de fútbol, y mancuernas con los colores del partido; Sandra sigue sin llegar. A un costado hay madres con niños en sillas de ruedas, al frente, adolescentes, mujeres, ancianos; en la periferia hombres y mujeres, borrachos de domingo que se acercan tambaleantes al escuchar la música. Es una tarde de domingo y no hay mucho más que hacer que escuchar la música, reírse de quienes compiten en la tarima y esperar a la candidata.
El conductor se disculpa por no poder llenar la avenida. El clima no ha favorecido la afluencia, dice, “aguantamos lluvia, aguantamos frío, si ya nos aguantamos tanto, sigámonos aguatando un poco más”. Ha llegado Sandra Torres, cubierta de arriba abajo, chumpa verde con capucha, debajo un suerte verde limón y blusa blanca; bufanda también verde, jeans azules y tenis grises. Es Sandra, aunque cada tanto tenga que levantarse la capucha para que la vean bien.
Torres es en estos momentos simplemente Sandra, “doña Sandra”. Abraza niños, mujeres, ancianos, se toma las selfies de rigor con cuanto teléfono se acerque, estrecha manos, escucha asintiendo a cualquier cosa que le digan.
La acompañan los diputados Mario Torres (sin parentesco) y Jairo Flores, quien la presenta ante el público, e inicia la ofensiva de eslogan de campaña: “No estamos para improvisar, ¿qué va a hacer el otro candidato?, ¿va a llegar a contar chistes al gobierno?”. A 200 metros de la tarima una decena de simpatizante del FCN-Nación agitan banderas, Flores trata de sacar ventaja de la presencia de estos: “les agradecemos su apoyo, ellos nos dijeron que son UNE, pero les pagaron para estar allí, les dijimos, no importa acepten el dinero y luego nos apoyan”.
Torres conoce a su público y en un discurso de 15 minutos hilvana las arengas que jalonean su campaña: ¿Quieren bolsa solidaria?, “Sandra la garantiza”; ¿quieren seguridad?, “nosotros vamos a mantener el destacamento militar en Mixco”; ¿Quieren más empleos?, “vamos a promover la capacitación de madres solteras, viudas… y aumentar las oportunidades”; ¿el precio de todo está muy caro?, “vamos a controlar los precios, abrir los mercados, atraer inversiones…”. A la mayoría de consignas le acompañan gritos de saludo a Sandra; solo con la mención de la bolsa parece vibrar el público de manera espontánea por encima del ambiente festivo promedio de pitos y gritos.
El mitin también tiene espacio para ataques más directos. A los pocos minutos de empezar, Torres hace una pausa para reproducir un audio de la respuesta de Morales a la pregunta en el foro de AGG ¿Cuánto tiempo se tienen que mantener los programas sociales? “Un año como máximo debe recibir una familia”, se escucha decir a Morales. La cita no reproducida añadía “ya que debe ser acompañado de un programa sustentable, entre nuestros programas esta reforestación fructífera. Siembra y reforestación de árboles frutales para apoyar la agroindustria…”.
Sandra lanza otro golpe lateral, para confirmar lo dicho muestra la revista Contrapoder en su edición 121. Citando el artículo “Los planes económicos de Jimmy Morales”. Torres leyó a la audiencia: “Morales limitaría los beneficios de los programas sociales a las personas que viven en pobreza extrema (…)”.
Al día siguiente, en el foro realizado por Asies y Canal 3, este tema fue retomado, cuando Torres muestra la misma revista y citó además: “Ya no repartiríamos fertilizantes, sino que promoveríamos el crédito a los pequeños agricultores…”, sin decir que es una cita de José Ramón Lam coordinador de las “21 mesas de trabajo que esbozan la estrategia de gobierno”, como establece al principio del artículo la revista. El resultado de este cuestionamiento se saldó luego de que Morales arrebatara la revista a la candidata y se ausentara del foro organizado por Canal Antigua, el martes 20 de octubre parte de grupo de medios al que pertenece Contrapoder.
De regreso al mitin vemos a Torres terminar el discurso y dar otra ronda de saludos, abrazos, fotografías, al costado izquierdo de la tarima una mujer con su hijo en silla de ruedas. Emma Chávez y su hijo Estuardo Fermeño, quienes esperaban desde hace casi dos horas a agitan sus brazos hacia la candidata, Torres se baja de la tarima para abrazarlos, entre los gritos los saluda, su equipo la cubre con una sombrilla si hay guardaespaldas u otro protocolo de seguridad no es evidente.
A su salida, entre la multitud de nuevo fotografías y abrazos, todo el mundo quiere una selfie con la candidata. Antes de subir a su camioneta una mujer la aborda, quiere una camiseta para su hijo, un adolescente, pero ya no quedan, Sandra le da una instrucción a un asistente y éste le dice al diputado Jairo Flores quien va a su retaguardia: “Dice que le des tu chaleco”. El diputado trata de zafar bulto pidiéndole a la mujer que le dé un número para hacerle llegar una camiseta. Mientras Sandra avanza abrazando a más gente, regresa el mismo asistente. “Dice que le des el chaleco”. Flores ríe y se quita el chaleco acolchado de color verde fosforescente, bordado con el símbolo del partido y que entre la comitiva de la candidata solo usaban otros diputados y allegados. “Bueno, al menos ponetelo”, le dice al chico mientras se lo coloca y revisa no haber dejado nada en los bolsillos.
La comitiva se va.
Se pregunta a Emma Chávez, quien se retira empujando la silla de ruedas de su hijo, por su abrazo con Sandra y que piensa de la candidata. Dice que lo que ella quería era una pelota de las que estaban regalando en la tarima, pero que está bien que se bajara, que le dará su voto porque con este gobierno ya no llegaba la bolsa solidaria a su casa.
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