A mediados de los años 90, Avancso organizó un equipo integrado por antropólogos, historiadores, agrónomos y economistas iniciar la investigación Las estrategias de producción y reproducción campesina en el departamento de San Marcos, cuyos resultados están publicados en los cuadernos 12, 13 y 14. Una síntesis de ese trabajo se publicó el cuaderno de investigación Aferrados a la vida: una visión global sobre las estrategias campesinas en San Marcos.
Con este aporte, Avancso puso en el ámbito académico y de políticas públicas guatemalteco la noción de las economías campesinas. Con base en evidencia microeconómica (obtenida mediante el cálculo económico de 25 unidades de producción) y aplicando un enfoque de análisis sistémico (la interrelación de las dimensiones económicas, socioculturales, políticas y ambientales) y territorial (interrelación entre los contextos locales, regionales y nacionales) se postularon conclusiones que deberían ser consideradas en las políticas públicas. A continuación se destacan algunas de ellas.
1) Fortalecer las bases económicas. La investigación concluye que una condición de posibilidad para revertir la relación perversa entre pobreza, deterioro del patrimonio natural y construcción democrática está determinada por el fortalecimiento de las bases económicas de las familias campesinas y rurales, es decir, por una política consistente y agresiva de asignación y construcción de activos, así como por el fortalecimiento de las bases sociales. Así se contribuiría a disminuir los flujos migratorios, a reducir la desnutrición crónica y a mejorar las condiciones para la adaptación al cambio climático, solo por mencionar tres desafíos actuales.
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2) Convertir recursos internos en divisas. Un hallazgo de este trabajo es que las economías campesinas tienen el potencial de convertir recursos internos en divisas. En un cálculo económico efectuado a 25 unidades de producción se encontró que aquellas que tienen cultivos orientados al mercado externo y que aplican tecnologías que utilizan recursos internos presentan mayores capacidades para resistir el proceso de liberalización económica y comercial. Precisamente esta es una de las características económicas más importantes de aquellas unidades campesinas que han incursionado en procesos exportadores: una mayor capacidad para convertir recursos internos en divisas.
3) La poliactividad de la economía campesina. Finalmente, una de las conclusiones destacadas de esta investigación es la constatación de que las unidades campesinas despliegan una compleja variedad de mecanismos para emprender el camino a la supervivencia y, si es posible, mejorar y ampliar sus bases productivas. Y lo hacen por estar atrapados en una estructura económica y política que los utiliza en tiempo electoral y de cosecha y cobijados por un contexto de escasez de políticas económicas y sociales de fomento y protección. De esta afirmación se colige la importancia de contar con políticas que abarquen un abanico de opciones, combinadas o no: fomento productivo, acompañamiento exportador (inteligencia de mercados), fomento de la asociatividad, instrumentos financieros flexibles y adaptados a las características productivas, infraestructura productiva y becas de estudios que encadenen diversificado y universidad. La idea central es evitar la aplicación de una sola política a un sector económico heterogéneo.
Transcurridas dos décadas del siglo XXI, cabe preguntarse qué aporta este trabajo a la comprensión de las lógicas productivas actuales y a la discusión de un marco de posibilidades de políticas de desarrollo en un contexto de crisis multidimensional, hoy agudizada por la pandemia de covid-19.
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