Metafísica dialéctica y metafísica histórica
Dicen que primero aprendemos a escuchar, luego a hablar, a leer y, finalmente, a escribir. En este recorrido en el que pasamos del renacuajo al comunicador nos queda muchas marcas, rodillas polvorientas, pantalones rotos, manos quemadas, chicles en el pelo, y un coctel de sabores en la boca. Porque al fin, las palabras aparecen como frutas silvestres que cuelgan de las paredes, de los árboles, del cielo, o bastante más práctico de la boca de los que nos rodean. Así este bufé lingüístico, como cualquier otro, está lleno de palabras que les agarrás la sazón de entrada o que son realmente gustos adquiridos a fuerza de uso. Azul, chocolate, mar, paleta o riel son palabras que pasan así sin tanto trámite, poliéster, crepúsculo, diagnóstico y parálisis pues qué sé yo, piden trámites distintos, y así, vas con tu platito en la mano sirviéndote palabras en la interminable mesa de banquete que pareciera ser esta vida.
Recuerdo con claridad la vez que le pregunté a mi papá qué significaba las letras RPM que aparecían en el tablero del carro, “revoluciones por minuto”, me contestó, que era realmente una respuesta a medias, “y qué es una revolución?”, continué, pues es lo que tarda una rueda en dar una vuelta entera, entonces acá se cuentan cuántas vueltas da la llanta durante un minuto y puedes ver si vamos muy rápido o muy lento, ha de haber respondido. Y fue así como apareció la revolución a mi plato, dando vueltas.
Por esos mismos años recuerdo estar jugando en la sala de la casa cuando mi papá gritó desde el comedor “cayó el muro!!”, yo me asusté, no entendía realmente qué sucedía, muro, en mi pequeña ingenuidad era algo así como una pared, es posible que mientras corría a la cocina haya imaginado el comedor lleno de tierra y escombros, pero en realidad era mi papá de pie frente a la tele en una actitud que definitivamente no estoy seguro si de tristeza o de gozo o ninguna de las anteriores, muy claras eran las imágenes, mares de gente y un muro de cemento que parecía de hojalata por como se doblaba y caía. Ah vaya, era ese muro, pude haber pensado.
El recorrido es largo, en este preciso instante no sabría decirles qué exactamente está ahora en mi plato cuando aparece la palabra revolución, es como un cortocircuito, como atravesar un pasillo de un centro comercial de ventas de coreanos en el que un montón de voces te hablan al mismo tiempo y apenas lográs escuchar “pase adelante que anda buscando, si no mira pregunte”, como la escena de una pesadilla en una película para televisión de los años ochenta, pero también tiene algo de shamánico, mucho de intuitivo, y sí, de emocionante.
No pretendo entrar en la discusión de qué es o qué no es, sobretodo por lo escurridizo de su naturaleza. Solo hago el ejercicio de detener la idea de revolución en la mente y tratar de devolver qué me sucede. Inevitablemente me provoca tensión, hay algo de persecución en ella, y no me refiero a una persecución política marca ochentas, sino a una suerte de trauma extraño y difícil de explicar la rodea. La paranoia que le acompaña viene de una extensa receta de prejuicios y fantasmas, de varios de ellos ya solo tenemos la onda expansiva sin saber realmente de donde surgió.
Digamos que si para lograr una revolución hacen falta muchos, muchísimos factores, trabajando a la vez y logrando sus cometidos, para acceder al simple signo que la representa también. Es una trampa la relatividad, todo es escurridizo es verdad, y en la evidente porosidad de las palabras y de lo que hacemos con ellas surge la sorpresa.
Angelus Novus
Recuerdo de las marchas una fotografía de una amiga subida en el techo de una radiopatrulla agitando una bandera de Guatemala. No lo tengo muy claro pero puedo imaginarme el techo de la radiopatrulla a punto de abollarse, o solo con la posibilidad de que aquello sucediera ya es suficiente para imaginarlo, vi en el Facebook más de una alusión a La libertad guiando al pueblo de Delacroix, y sí, era una imagen potente, pero tengo serias sospechas que aquella potencia no radicaba en el simbolismo de esta joven activista agitando una bandera, sino en la posibilidad de abollar el techo, acaso las ruinas sobre las que agitaba las alas aquel travieso angel de Klee que le hacía ojitos a Benjamin.
Rigor
Falta de, dícese de una especie de letanía que se desplaza desde la pornografía hasta la mismísima academia, en ambos casos con patologías severas, se manifiesta como rigor mortis, necromanticamente, es decir, necro y romántica. Algunos especialistas aseguran que actualmente existe una pulsión obsesiva por el término, relacionada con la capacidad o no de mantener el rigor. Cierta discusión un tanto sorda ha llevado a ciertos grupos etáreos a utilizarla contra quienes consideran sus contrarios, “los jóvenes no tienen rigor” o “los viejos padecen de rigor mortis”, en ambos casos se utiliza como eufemismo de “ya no se les para” y hasta la fecha esta discusión no ha dado ningún resultado.
Interpretación de las escrituras (tomado textual de La guerra rizomática en Página 12)
El brigadier general Aviv Kochavi, comandante de Brigada de Paracaidistas que aplicó sus lecturas de Mil mesetas al ataque al campo de refugiados de Balata y a la ciudad vieja de Nablus en la Ribera Occidental en 2002. Allí, en una operación de “geometría urbana inversa”, Kochavi implementó por primera vez en forma masiva el método de “caminar a través de las paredes”, es decir, abriendo boquetes en las casas para evitar el desplazamiento por calles, rutas y puertas de entrada donde pudieran hallar trampas o francotiradores. Así lo explicó Kochavi al arquitecto Weizman: “Este espacio al que diriges tu mirada, esta habitación que miras, no es más que tu interpretación de la misma... ¿Cómo interpretas un callejón? ¿Tal como lo haría cualquier arquitecto o urbanista: un lugar a través del cual se puede caminar? ¿O como un lugar por el que está prohibido caminar? Nosotros optamos por la metodología de caminar atravesando paredes como un gusano que se abre camino comiendo, surgiendo en ciertos puntos y después desapareciendo”. Esa “maniobra rizomática” provocó la destrucción de 800 viviendas y la muerte de cerca de 500 palestinos. Y Kochavi, ya como comandante general de división en Gaza, tuvo que cancelar en 2006 un viaje a Londres tras advertir que podía ser detenido y juzgado por crímenes de guerra.
No sólo los autores de Mil mesetas, sino Jean-François Lyotard, Paul Virilio e incluso Guy Debord fueron estudiados –diríase, como mínimo, “fuera de contexto”– dentro del instituto fundado por Naveh, en el que cursaron, entre otros, el comandante de colegios militares israelíes Gershon Hacohen, el jefe de una unidad de inteligencia Nitzan Alon y el brigadier general Gal Hirsch, comandante de la División 91 que actuó en Líbano en 2006. Pero el principal referente que tomaron para pensar en contra del viejo concepto militar de segmentos estrictos, con batallones y regimientos en formación lineal, para que el soldado israelí se ajuste a la capacidad furtiva de sus oponentes y actúe en enjambre, de modo disperso, difuso y flexible, fue sin duda el “comandante Deleuze”. Como dijo Naveh a Yotam Feldman, periodista del matutino Haaretz, cuando se le preguntó si era consciente de que el pensamiento de resistencia y liberación de Deleuze había sido influido por las revueltas de 1968: “Por supuesto. Y esta guerra tiene que conducir a la liberación de los palestinos. Liberación es crear una prisión y desmantelarla, crear una forma de pensamiento y desmantelarlo: liberación es la idea de cambio permanente... Y el movimiento de ejércitos implica liberar al pensamiento de sus cadenas”.
De cualquier manera, la introducción de estos textos en las fuerzas armadas israelíes no dejó de ser una aventura marginal. Naveh tuvo que retirarse en 2005 tras un informe negativo acerca de su instituto, cuestionado porque la mayor parte de la investigación había tenido producción oral y no escrita, y por otras críticas de académicos militares que señalaban que su trabajo estaba viciado por una “indistinción posmoderna entre mentira y verdad”.
Hueva
Pereza, descenso exponencial de las revoluciones por minuto de un mecanismo. Hueva de tomarse el tiempo, hueva de decir que no, hueva de decir que sí, hueva levantarse, hueva de hablar, hueva de seguir escuchando lo mismo, hueva de la revolución, hueva de la guerra, hueva de la posmodernidad, hueva del rojo, hueva del rosado, hueva del celeste, hueva del engasado, hueva del huevón, hueva de la hueva.
Angelus Novus II
Un buen amigo artista guatemex me decía, con bastante justicia “era de miedo ver tanta bandera junta”, tanta bandera de Guatemala junta, tantísimo azul y blanco tapizando la tierra y el cielo a la vez, el nacionalismo dirían unos y otros para muchos lados en que podríamos leerlo. Algunas semanas después de las elecciones una amiga que trabaja con víctimas de la guerra nos contó que le contaron que en algún momento del plan genocida, tropas del ejército ejecutaban frente a un pueblo entero a tres o cuatro miembros de la comunidad, así, “casual”, para que les quedara la lección de que, por un lado, no deberían de andarse con mierdas con ellos, y por otro lado sirviera como una especie de ofrenda para que el ejército supiera que ellos, esa comunidad, no estaba con la guerrilla. Al finalizar aquel acto simbólico, cuenta esta amiga que le contaron, el ejército entregaba a alguien de la comunidad una bandera de Guatemala que tendrian que izar en un punto visible para que ellos supieran que esa comunidad ya había pagado el tributo.
Alquimia revolucionaria
Transformación social basada en la magia. Propone una refundación del estado y sus instituciones a partir de la intervención de fuerzas conocidas en el mundo occidental como metafísicas. Una organización de guías espirituales mesoamericanos reconoce estas tierras como un poderoso aliado para el equilibrio natural de las cosas, la revisión de las tradiciones ancestrales de distintos pueblos de la humanidad sumado a la más honesta interpretación de los metalenguajes del espíritu permitirán escribir un texto que aglutine las leyes que permitan, al fin, la transformación de este país.
De la universalidad del hecho revolucionario
como una extraña coincidencia leo un día de estos en el I Ching
EL DICTAMEN
La Revolución. El propio día encontrarás fe. Elevado éxito, favoreciendo mediante la pereseverancia. El arrepentimiento se desvanece.
comentario para la decisión:
La Revolución: agua y fuego se mitigan mutuamente. Dos hijas moran juntas, pero sus modos de pensar no se comprenden entre sí.
Esto significa: Revolución.
“El propio día encontrarás fe”:
uno origina una Revolución y encuentra confianza al hacerlo.
Esclarecimiento y la serena alegría que este causa: obtienes un gran éxito en virtud de la justicia.
Cuando, tratándose de una Revolución, uno acierta con lo justo y lo recto,
“se desvanece el arrepentimiento”.
Cielo y Tierra originan Revolución y mediante ella van consumándose las cuatro estaciones del año.
T´ang y Wu originaron revoluciones estatales mostrándose abnegados frente al Cielo y adecuándose a los hombres.
El tiempo de la Revolución es grande en verdad.
Fue un día cualquier cuando este pasaje apareció en mi cotidiana consulta a este oráculo oriental. Y sin embargo, en un día cualquiera fue posible pensar en nuestras luchas, porque, al fin, cada lucha es, sí, de toda la humanidad: claro está incluyendo la lucha de los hijos de la gran puta por seguir siendo eso, los hijos de la gran puta. Las luchas, son, pareciera sugerir este oráculo, cotidianas, de todos los días, es grande en verdad el tiempo de la Revolución, y da gusto escribirlo, y da gusto leerlo y sobretodo pensar que sí, efectimvamente, es posible y que tiene que ver no solo con nuestras necesidades, sino con las de toda la humanidad. No dudo que una reflexión sobre el nahual Noj, o sobre el Tzi, o el mismo Aj, nos dieran otras luces sobre lo que sucede en Guatemala, pero al fin, lo que sucede acá, hay que interiorizarlo también, le pasa a toda la humanidad. Guatemala es el futuro de la humanidad si la cosa sigue como sige: ojo, póngannos atención, no somos el pasado, somos el futuro, también para traer augurios que no quiséramos leer. Pero bien, leyendo ese pasaje del I Ching, pensé que también sería oportuno traer acá este poema:
“La rueda de la ley
gira sin pausa.
Después de la lluvia, buen tiempo.
En un abrir y cerrar de ojos
el universo se despoja
de sus vestidos embarrados.
El paisaje se extiende como un brocado maravilloso
por más de diez mil millas.
Brisas suaves, flores sonrientes.
En los árboles, entre
las hojas brillantes
todos los pájaros cantan al unísono.
Los hombres y los animales se levantan renacidos.
Nada más natural:
después de la pena viene la alegría”
Ho-Chi-Minh.
La relatividad del tiempo I
Una parte importante de este texto fue escrita en 2010, quien sabe en qué contexto, quizá fue escrita desde el futuro.
Asalto al cielo
María, mi amiga historiadora, pasó de la risa descarada y gozosa a los rayos lasser en cuestión de segundos, “no, eso sí que no”, me decía en respuesta a mi alocución intelectílica en medio de un afterparty “el 25 de abril fue el final de la postguera!!”, decía yo en medio del patrio ardimiento. Y algo en mi corazón todavía sigue brindando con aquella tierna e ingenua arenga, y es que al fin, ¿acaso no todas las arengas son así, tiernas e ingenuas? La imagen del after party no es gratuita, digo, aclarando por aquello del rigor, de alguna manera escribir en este momento sobre las contradicciones que nos provoca por dentro aquel fuego que ardió a partir del 25 de abril, y que arde, que cómo arde, se parece sí, y mucho, a la luz del amanecer sorprendiéndote en la calle. No es todavía la resaca, tampoco es la fiesta, tampoco queda ya nada con qué beber y no hay pronóstico que valga para esa jornada, y sin embargo, amanece.
Andrés, mi amigo el geek, preguntaba en la mesa qué podría ser el movimiento en unos tres años. Una de las respuestas fue “un Fight Club, así te puedo tomar de la mano mientras vemos como arde en llamas esta ciudad”.
Mario, mi amigo, el amigote, luego de hablar un buen rato sobre la tesis de MRM de radicalizarse y de la toma del poder con esas hermosas piedras que florecen justo antes de quebrar una ventana, se interrumpió a sí mismo para decir, “en fin, a ver qué pasa”, hizo una pausa, sonrío y añadió “cerote, ¡voy a ser papá!”
Fernando, mi amigo el argonauta, me dijo en otro momento, sobre otro tema, sobre quién sabe qué cosa, “hay que jugar con el tiempo, como con el zoom”, tiempo geológico, tiempo histórico, tiempo real, hay que jugar con el tiempo. Iluso de mí, relativista buena ondita, como el regue en español, pero eso de jugar con el tiempo no es mala idea, pienso en un fragmento de Gil de Biedma
Porque sueño y recuerdo tienen fuerza
para obligar la vida,
aunque sean no más que un límite imposible.
Si este mar de proyectos
y tentativas naufragadas,
este torpe tapiz a cada instante
tejido y destejido,
esta guerra perdida,
nuestra vida,
da de sí alguna vez un sentimiento digno,
un acto verdadero,
en él tu estarás para siempre asociado
a mi amigo y a mí. No te habremos perdido.
etcétera
etcétera
etcétera
Lubricante a base de agua
Catalizador de ideas. Uno de los principales recursos para las mesas de diálogo. Aunque su uso se ha generalizado en el entorno sexual por su sorprendente complementariedad con el preservativo de latex, fue inventado por un importante explorador inglés que lo utilizaba a sus frecuentes visitas al Sudáfrica para resolver problemas ideológicos con aquellas inocentes criaturas. En algún momento de la historia de dicho país, se habló de la famosa revolución lubricada, que permitió a los participantes padecer muchos menos dolores de los pronosticados. Reconocidos sociólogos afirman que el lubricante a base de agua es el compañero ideal para la práctica cotidiana del rigor.
Interpretación de las escrituras, volumen 2,
*léase este texto de Mario Roberto Morales al ritmo de la cumbia que mejor usted conozca, sugerimos este ritmo por ejemplo:
Se le llama “revolución de Colores”
al conjunto de protestas pacíficas
de capas medias urbanas
de capas medias urbanas
las cuales se movilizan
las cuales se movilizan
sin saber que lo hacen según un guión
guión
guión
prestablecido
por los servicios
de inteligencia
ooooocideeeentaaaaal.
El problema de la revolución
Dado que
Y que la Tierra gira una vez alrededor de su eje una vez cada 23 horas, 56 minutos y 4 segundos. Calcule el número de revoluciones que ha tenido la tierra en los últimos 100 años.
*este texto fue publicado en Istmo, revista virtual de estudios literarios y culturales centroamericanos, en el la edición Guatemala 2015 (pre)sintiendo el futuro, editada por Karen Ponciano y Christian Kroll
Más de este autor