Capítulo 18. Meyer, el coronel Bol y los colegios profesionales, 1984
Capítulo 18. Meyer, el coronel Bol y los colegios profesionales, 1984
Como un enredadera de tallo nudoso, la guerra se entrelazó con la vida. Algunos murieron asfixiados por ella. Otros supieron trepar. Esta es la historia de dos hombres, la Universidad de San Carlos y un crimen. Las vidas de Vitalino Girón, un expolicía jutiapaneco que acabó siendo uno de los últimos intelectuales del partido comunista, y del rector Eduardo Meyer se entrecruzaron en 1984, cuando el Ejército aún decidía quién podía vivir en Guatemala y quién no. Documentos inéditos hallados en el Archivo Histórico de la Policía Nacional permiten comprender la lógica de una de las últimas campañas de “control social” contra el movimiento sindical ejecutadas por la dictadura militar antes del comienzo del actual periodo democrático.
La relación entre los colegios profesionales y la universidad fue siempre estrecha. En todas las elecciones que se celebraban en la Usac participaban alumnos, profesores y profesionales. Los miembros de un colegio no sólo podían votar en la elección del decano de su gremio, sino que, además, contaban con representantes electos de su colegio en la junta directiva de su facultad, y en el Consejo Superior Universitario. Los profesionales tenían tanto poder en la vida académica como estudiantes y profesores. Algo que no sucedía en ningún país de la región, y que muchos universitarios jamás comprendieron.
Los colegios influían en la universidad y viceversa: los colegios casi siempre eran controlados por grupos políticos surgidos de la Usac. Por eso, muchos decanos y rectores ocuparon antes cargos de elección en sus respectivos colegios profesionales. Tanto el rector Eduardo Meyer como el decano Vitalino Girón lo hicieron.
Controlar la universidad implicaba controlar también los colegios, especialmente los más grandes: el de médicos y el de abogados, que aportaban gran número de votos en las elecciones a rector. El coronel Bol, jefe de la Policía Nacional, lo sabía.
En febrero de 1984 se celebraron elecciones a la junta directiva del Colegio de Abogados y Notarios, el Cang. En un memorando fechado en enero de 1984, del que Bol dejó copia en la Dirección General de la Policía Nacional, se analizan las perspectivas electorales. La conclusión que ofrece el jefe policial es que el hecho de que la derecha acudiese dividida a las votaciones en el Colegio de Abogados hacía muy probable el triunfo de un candidato considerado de izquierda: Marco Tulio Molina Abril. Ante ello, Bol recomendó al alto mando que se tomaran “las medidas pertinentes para evitar el triunfo de una planilla proclive a la izquierda”.
Molina Abril no ganó la elección. El vencedor fue Rodolfo Vielman Castellanos, que a partir de entonces se convirtió en una de esas personas con las que la policía mantenía relaciones “discretas”. El 2 de octubre de 1984, Vielman se reunió con miembros de la policía. Otro memorando de Bol, conservado en la Dirección General, informa de la cita. Según el documento, Vielman pidió la reunión para informar de que estaba recibiendo presiones para que el Cang se opusiese públicamente a la reforma tributaria que acababa de entrar en vigor el 1 de octubre; la nueva Ley del IVA. Pero el abogado se había negado a criticar la subida de impuestos porque consideraba que “el Gobierno debía contar con recursos para hacer frente a sus compromisos internos y externos”. Vielman dijo a la policía que había aspectos de la ley que afectaban a los abogados –tenían que empezar a emitir facturas y recaudar IVA– pero que sus observaciones se las haría en privado al jefe de Estado. “No habrá pronunciamientos en contra del Gobierno”, recalcó. En sus comentarios sobre la reunión, Bol resaltó la buena voluntad de Vielman.
Un mes después, el 8 de noviembre de 1984, el presidente del Colegio de Abogados volvió a reunirse con la Policía Nacional. Lo sucedido aparece relatado en un “Caso Especial”, del que quedó copia en el Centro de Operaciones Conjuntas, titulado: Los colegios profesionales y los grupos de izquierda. El documento se presenta como un anexo al Resumen de Actividad Policiaca de la semana del 5 al 11 de noviembre, unos 10 días después del asesinato de Vitalino Girón y el fin de la huelga en la universidad:
Los colegios profesionales ocupan un lugar privilegiado en nuestra sociedad. Tales colegios agrupan a todos los profesionales de las distintas ramas, siendo los más importantes, en este orden, el de abogados y el de médicos y cirujanos. El Colegio de Abogados está presidido por el Licenciado Rodolfo Vielman y el de Médicos por el Doctor Estuardo Ligorría.
Como resultado de la campaña realizada por el Doctor Eduardo Meyer Maldonado, en la Universidad de San Carlos, a efecto de aislarla del marxismo, los presidentes de los colegios profesionales están siendo objeto de presiones y amenazas para que se pronuncien contra el Doctor Meyer, a quien los sectores de izquierda califican de entreguista.
La policía mantiene relaciones discretas con algunos directivos de los colegios profesionales y dentro de esta política de acercamiento, el jueves 8 de noviembre, se recibió la visita de los señores Licenciado Vielman y Doctor Ligorría.
El licenciado Vielman y el Doctor Ligorría manifestaron que hay consenso en los colegios profesionales en apoyar al Doctor Meyer en su gestión como rector, y que el deseo de todos es no retornar a la política marxista que privaba en el pasado en la universidad.
El Doctor Ligorría manifestó que se tiene confianza en las autoridades, y que dentro de ese marco, denunciaba que estaba siendo objeto de amenazas de muerte si no renunciaba a su cargo. Amenazas que eran procedentes de personas con pensamiento socialista que no comparten su posición independiente en el Colegio. Que ante tal situación y dadas las buenas relaciones entre el Gobierno y los colegios profesionales, pedía la colaboración de la Policía para contrarrestar las amenazas. La Dirección les ofreció toda la colaboración necesaria.
Se acordó con ambos presidentes que la colaboración se prestará con la discreción del caso, y al efecto se dispuso que los contactos continuasen al mismo nivel.
Complace que los presidentes manifiesten que tienen confianza en sus autoridades, y que por tal circunstancia es que se acercan a ellas para exponer privadamente sus problemas y pedir orientación y colaboración.
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