¿Dónde estás? es una producción de 2018 firmada por la joven cineasta Maricarmen Merino, hija del famoso político costarricense José Merino del Río, fallecido en 2012. A lo largo tanto del film como de los años de vida que la autora y su progenitor compartieron, Merino padre interpreta un paradójico y espectral rol de presencia y ausencia.
Algunas veces de modo sigiloso, otras con una incisiva y punzante curiosidad, la autora busca encontrar los restos afectivos que han quedado tras la partida de su padre: esa catástrofe espiritual que llamamos luto.
El film hilvana varias narrativas en torno a ese centro gravitacional. Primero, se presenta como la historia política de la izquierda en la Costa Rica del siglo XXI, las aperturas y los retrocesos confrontados en un mundo en el cual, en apariencia, no se logra nunca salir de la crisis y del descalabro. Es también una historia política que, recordando al buen Gramsci, insiste en la importancia de balancear el pesimismo de la inteligencia con el optimismo de la voluntad. Esa sería, según se deja ver en la película, la gran enseñanza dejada por José Merino a sus seguidores, quienes tras la muerte de él logran hacer que su propuesta crezca y se convierta, en un momento electoral, en una de las fuerzas políticas más importantes de Costa Rica.
La segunda hebra narrativa la construye la autora mediante el desnudamiento de la intimidad que les es propia a las relaciones entre familiares y amigos íntimos. El vacío, el recuerdo y la memoria, pero fundamentalmente la pasión y la honestidad de los afectos, desentrañan una historia profunda, que requiere de mucho valor para ser contada. La mayoría preferimos dejar las pasiones familiares guardadas en casa y esperamos optimistas a que un día sean olvidadas. Sin caer en un fácil psicologismo, en algunos momentos del film la autora deja ver, incluso con cierta brutalidad, la importancia que puede tener el romper con la atmósfera sagrada que tradicionalmente se le da al secreto que rodea los ardorosos afectos que nos definen como individuos desde la infancia en nuestros hogares. Merino abre la intimidad de sus relaciones interpersonales: nos muestra la liviana crudeza de la memoria y su papel en la constitución de quiénes somos en el quehacer político de nuestras comunidades de sentimiento.
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Finalmente, una tercera hebra es hilada por medio de una carta que suponemos escrita a Merino por su padre. Sentimos entonces la fuerza con que ella se aferra a esas líneas escritas en un tono epistolar, casi extinto por el minimalismo textual de las redes sociales. Todos quisiéramos haber recibido una carta así de hermosa por lo menos una vez en nuestras vidas. Todos quisiéramos por lo menos una de esas líneas. Este pivote escritural nos ofrece otro tipo de intimidad aún más profunda. Aquí lo que se deja ver (oír/leer) ya no es solo la tensión cósmica y la violencia que conllevan la posibilidad de ser humanos, sino cierta melancolía que acompaña a las almas que han quedado profundamente marcadas por el imperio de la memoria.
A partir de este punto me cuesta comentar el film sin arruinarlo. Quién sabe: tal vez ya lo arruiné con estas líneas predeterminando la mirada de los futuros espectadores. Sin profundizar más, me interesa decir dos últimas cosas. Primero, esta es la segunda película que en menos de una semana tengo el privilegio de ver en el marco preparatorio de la Muestra de Cine Internacional Memoria, Verdad y Justicia, que en su décima edición ha sido denominada Los Nudos de mi Memoria e incluye un homenaje al recientemente fallecido cineasta Eduardo Spiegeler.
Segundo, que las películas presentadas en esta muestra han sido realizadas en su mayoría por jóvenes mujeres que se encuentran en una obstinada y fundamental búsqueda que interroga esa relación entre memoria, presente, historia, poder e intimidad. Nos brindan con ello una mirada cinematográfica privilegiada, mayoritariamente centroamericana, que exhibe la dificultad ya de desatar, ya de apretar (aún más) esos nudos de la memoria que nos constituyen en cuerpos individuales y sociales empapados de una densa atmósfera de afectos compartidos: un sentir común.
La memoria, recordemos, no es lo mismo que la historia. La memoria habita un espacio mucho más rico y rizomático, en el cual se produce sentido social y comunitario por medio de la creación cultural, que, en este caso en particular, se materializa desde los lentes cinematográficos de extraordinarias mujeres que documentan y ficcionalizan las fuerzas del pasado y su presencia en el mundo contemporáneo.
La muestra se inaugura con la película La heredera del viento el miércoles 24 de octubre de 2018, a las 6 de la tarde. El film ¿Dónde estás? será exhibido a las 3 de la tarde del sábado 27 de octubre. Las actividades del 24 y el 28 serán llevadas a cabo en el Lux, y el resto, en el Centro Cultural de España (en el mismo edificio). Haga clic en este vínculo para mayor información.
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