Guatemala, un país de distintos territorios y diversidades, se nutre de la milenaria cultura maya. La Guatemala de hoy, viendo desde lo profundo, es un paraíso, rico en todo, pero explotado por pocas familias, dueños y dirigentes de distintas clases y organizaciones políticas que han gobernado y siguen haciéndolo. Y cada cuatro años sortean entre ellos el poder para convencer y engañar a la población guatemalteca. A todas luces se conoce que los más afectados, marginados y discriminados en esta estructura y organización son los pueblos originarios. A todas luces se conoce la ausencia del Estado en cada pueblo y rincones de este país de la eterna miseria y pobreza.
A pesar de los tratos discriminatorios y racistas en la mayoría de los espacios públicos y privados, los pueblos originarios siguen vivos, luchando desde su propia manera de organizar, persistir y resistir en sus territorios. Una de las bases fundamentales de la organización es el uso de principios y valores para resolver sus propios problemas familiares, colectivos y comunales, llámese sistema consuetudinario. Bajo estas normas, ellos también son vigilantes al uso del sistema jurídico nacional, emanados en la Constitución Política de la República de Guatemala, fiscalizando si se cumple correctamente, o no, en sus espacios y territorios.
La organización y el sistema de los líderes, lideresas y alcaldes indígenas tienen la obligación de hacer y cumplir el k’axk’ol o k’axk’olal, términos que significan servicio o trabajo comunitario para atender las demandas y requerimientos de la comunidad y hacerles cumplir. Dicho sistema es milenario y es funcional para establecer y buscar consensos, equilibrios para las familias, colectivos y la misma comunidad.
En este Ka’i’ No´j, (dos No’j), marcado bajo las normas y energías de Jun lajuj B’e (11 B’e), las y los abuelos, están identificados con el Loq’olaj Ch’ame’y vara sagrada. Esta vara sagrada es símbolo de firmeza, fortaleza, liderazgo, guía y autoridad en los territorios de los pueblos originarios. Con ella, hoy alzan la voz de alerta sobre el peligro que corre la democracia en Guatemala.
El 2 de octubre de 2023, las y los abuelos con el Loq’olaj Ch’ame’y vara sagrada empezaron la lucha en la defensa de la democracia guatemalteca en forma pacífica para el bien común. Luchan por una democracia que viene deteriorándose desde hace décadas, con especiales afectaciones a ellos, y que solo funciona en beneficio personal de los que gobiernan al pueblo de Iximuleew Guatemala.
El llamado de alerta desde que se alzó el Loq’olaj Ch’ame’y, vara sagrada por las y los abuelos, fue una campanada a varios sectores de la sociedad civil: estudiantes, universidades, iglesias, vendedores, comerciantes, entre otros grupos.
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Junto a esta acción, llegaron las críticas racistas y discriminatorias en contra de las y los abuelos por levantar el Loq’olaj Ch’ame’y vara sagrada y la voz de alerta para defender la democracia y los derechos del pueblo guatemalteco. Las frases racistas y discriminatorias surgieron en torno a esta lucha nacional, principalmente en contra de las y los abuelos de los pueblos originarios. Las consignas racistas y discriminatorias emergieron desde las calles, medios de comunicación y redes sociales, principalmente.
Algunas frases, por mencionar las menos explícitas, fueron: «Bochincheros en el Ministerio Público y en el Congreso de la República, vienen a tapar la libre locomoción en la ciudad», «gente de chamarras», «envueltos» y «tontos». Estos calificativos fueron pronunciados por personas que se encuentran en la calle y desde sus casas, reprimiendo la lucha de todo un pueblo.
Está también la frase de otro usuario en redes: «si no tienes comida, puedes ir al bloqueo. Ahí te regalan comida». Este se refería a la participación masiva de manifestantes en los bloqueos en el occidente del país. La broma refleja que existe en el pueblo solidaridad con la lucha, denunciando a los corruptos. Otros mensajes decían: «¡Cómo se van a cansar los mantenidos!», «Wuw, que mantenidos», refiriéndose a la manifestación realizada el lunes 9 en los puntos carreteros de Ixcán, Quiché. Ahí, las abuelas y abuelos q’eqchi’ en colectividad cocinaron y compartieron cuatro ollas de comida para toda una comunidad frente a la lucha y el rescate de la democracia. Son ejemplos de la lucha pacífica de los trabajos en k’axk’olal en komon dentro de una comunidad.
Estas y otras son expresiones racistas y discriminatorias hacia los pueblos originarios, máxime en contra de los que están al frente de la lucha por la democracia en Guatemala. Estas personas desconocen la organización, la cultura, el pensar y el sentir de los pueblos originarios que viene desde el valor del respeto y la unidad en la colectividad. Los pueblos originarios han nacido desde la base del respeto a la vida, al uso y al cumplimiento de la palabra en las acciones positivas para el bien común de la familia y del colectivo, y no se diga en la lucha en la defensa de la democracia. En estas protestas ha prevalecido el respeto, la convicción y la dignidad ejemplar para todo un país.
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Las y los abuelos, con sus Loq’olaj Ch’ame’y vara sagrada en mano, la han alzado al cielo para demostrar que están firmes en la lucha y dispuestos dar todo por la democracia y el futuro de sus hijos, nietos, bisnietos, hijos de sus hijos. Lo han demostrado durante estos días, bajo el ardiente calor del sol, la lluvia, el frío y el desvelo en las noches. Como tal, la lucha emprendida por las y los abuelos, en la defensa de la democracia, firmes con el Loq’olaj Ch’ame’y y como centinelas de un solo pueblo en los cuatro puntos del territorio guatemalteco es ejemplar y respetable.
Para el pueblo de Guatemala, la fecha del 2 de octubre de 2023 quedará marcada en la historia, porque el centinela y la voz de alarma salieron del occidente del país. La voz de los pueblos originarios ha sido escuchada en todos los rincones del territorio guatemalteco. Hoy, junto a ellos, todos claman libertad, igualdad, inclusión y una reestructuración del Estado. Esta lucha legítima surgió entorno al mal uso de la democracia, aprovechado por los intereses de unos pocos, sumiendo a la mayoría en la pobreza.
Hoy más que nunca la lucha de los pueblos originarios continúa hasta que renuncien los malos funcionarios que tanto daño han ocasionado a Guatemala.
¡El Loq’olaj Ch’ame’y vara sagrada siempre en alerta!
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