Estoy escuchando a los Rolling Stones tocando en La Habana “Sympathy for the Devil”, en su concierto de 2016 (Havana Moon).
No es obra de la casualidad escuchar a los Rolling Stone: los medios resaltan que es el cumpleaños 80 de Mick Jagger. El País destaca, en una crónica firmada por Carlos Marcos, que una de las mejores actuaciones de Jagger tuvo lugar en 1968, en un show de TV, destacando justamente la interpretación de Sympathy for the Devil, en un relato de casi obligatoria lectura para cualquier melómano.
Pleased to meet you/ Hope you guessed my name, dice el coro de esa canción, que en su lírica contiene referencias históricas a un personaje omnipresente, testigo presencial en momentos que van desde la crucifixión de Cristo a la revolución rusa y pasan por la blitzkrieg.
La canción fue compuesta, según las palabras de Mick Jagger, bajo la influencia de El maestro y Margarita, la novela de Mijaíl Bulgákov considerada una de las obras más importantes de la literatura rusa del siglo XX. La obra le fue regalada a Jagger por Marianne Faithfull, por entonces su pareja.
El Maestro y Margarita describe en paralelo una visita de Satanás a Moscú durante una Semana Santa en los años 30 del siglo pasado, al mismo tiempo que cuenta cómo Poncio Pilatos sella el destino de Jesucristo.
Mientras el coro se repite, parece inevitable pensar que el propio Jagger puede ser equiparado al personaje de la canción.
Jagger y los Rolling Stones siguen presentes y vigentes, desde los inicios de la escena londinense de finales de los años 60, en las que cohabitaban junto a las grandes bandas. En este tiempo, para mencionar algunos acontecimientos, han visto pasar a los Beatles, fueron testigos de la irrupción del punk y podrían contar el génesis y ocaso del grunge, además de la muerte de Brian Jones y las diferencias con Keith Richards.
La muerte de Charlie Watts puede ser considerada, sin duda, como un parteaguas en la vida de la banda. Sin embargo, los Rolling Stones salieron de gira el año pasado, con Steve Jordan en la batería, y preparan el lanzamiento de un nuevo disco en este año, del cual seguramente habrá mucho qué decir.
Para terminar estas líneas, es inevitable referirse a cómo Bulgákov es objeto de una cancelación: nació en Ucrania, pero se considera como uno de los máximos exponentes de la literatura rusa. Su busto ha sido teñido de rojo en un museo en Ucrania, sin que las autoridades piensen en limpiarlo. Una víctima colateral de esa guerra que lleva 17 meses peleándose…
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