Julia Barrera, vocera del Ministerio Público, informó el lunes a Plaza Pública y Mongabay que habían detectado una pista clandestina en ese sector, y que la fiscalía de delitos de narcoactividad se encontraba inspeccionándola. La investigación mostró que la traza, de 8 metros de ancho por 250 de largo, no estaba activa. La maleza, los árboles y los baches impedían el aterrizaje de cualquier aeronave. Según una fuente de dicha fiscalía, “la traza pudo haber sido utilizada como pista en su tiempo, y también podría ser reactivada. Por esa razón se destruyó”.
La destrucción de la traza, efectuada con autorización judicial, se hizo con piochas y azadones, y no con explosivos como habitualmente. La brigada militar de Selva Beos cavó una zanja de aproximadamente un metro de profundidad y seis de longitud, según el Ministerio Público.
Para la fiscalía, el trabajo no acaba allí. “Tenemos que pedir información a las autoridades locales para ver si tenían conocimiento de la pista, e investigar sobre qué grupo legal o ilegal la pudo utilizar”, explicó la fiscalía de narcoactividad.
Para el portavoz del Ejército, William García, dicha traza nunca fue utilizada como pista de aterrizaje: “Es demasiado corta para un aterrizaje. Ni MacGyver hubiera aterrizado allí. Tenemos 65 pistas clandestinas repertoriadas, y esta no era parte de ellas”. “Posiblemente hayan querido iniciar la construcción de una pista, pero nunca la terminaron”, conjeturó García, agregando que la Brigada Especial de Operaciones de Selva mantendría un monitoreo para que la pista “no crezca”.
El lunes, una publicación de Plaza Pública y Mongabay reveló la existencia de la traza. La zona había sido arrasada recientemente por el fuego. Antes de la publicación, un directivo de la petrolera Perenco dijo que no conocían pista alguna junto a Xan-30, aunque un operario le explicó que cada día se revisan todos los pozos. En un primero momento, el Ejército, que a 6 km de allí dispone de un destacamento para cuidar el área, también dijo desconocerla.
Este artículo es una colaboración periodística entre Plaza Pública y Mongabay Latam