¿La razón? Su ubicación estratégica: por un lado, el municipio es uno de los apéndices nacionales más próximos a México y, por el otro, representa el punto de llegada del largo y caluroso recorrido vial que desde el departamento de Jutiapa conecta todo el litoral costeño del Pacífico: Santa Rosa, Escuintla, Suchitepéquez, Retalhuleu y San Marcos, en un paisaje monótono dominado por mares de monocultivos y ventas callejeras de cocos, pescados y frescos.
Los proyectos previstos por el plan de alianzas público privadas que involucrarán a Tecún Umán son tres: Puerto Logístico Intermodal Tecún Umán II, que ofrecerá servicios de terminal portuaria para trenes y camiones; la red de distribución de gas (Gasoducto México – Guatemala) y el tren de carga del Pacífico, para reactivar la línea férrea y facilitar el tránsito de carga pesada de la frontera mexicana hasta Puerto Quetzal.
Según la visión de la Agencia Nacional de Alianzas para el Desarrollo de Infraestructura Económica, ANADIE, en los territorios de implementación estos proyectos generarán un desarrollo económico con un efecto cascada que condicionará múltiples aspectos socio-territoriales, de cultura y ambiente.
En las escasas hojas de presentación programática de la agencia se puede leer que entre las instituciones contratantes del Proyecto de Carga del Pacífico, después de la obvia presencia del Ministerio de Finanzas Públicas y de la empresa Ferrocarriles de Guatemala - FEGUA, sobresalen las necesarias figuras de las municipalidades, cuyos territorios serán los recipientarios de impacto del proyecto. Destacan, además, los Ministerios de Ambiente y de Cultura y Deporte a velar por los impactos socio-ambientales generados.
En los albores del 2016, el documento programático de ANADIE sigue siendo un intento de buenos propósitos puramente teóricos, ya que ningún proyecto ha avanzado desde su ideación y, menos aún, ha sido socializado con las autoridades públicas presentes en los territorios de implementación.
Por el momento, Tecún Uman queda lejos de volverse la nueva meca del desarrollo socio-económico y ambiental del país. Y lo demuestra el único dato histórico del pasado reciente del municipio: el proyecto de reactivación de la línea férrea que debería permitir nuevamente la llegada del tren desde Ciudad Hidalgo a la estación de Tecún tenía una fecha de inauguración formal, el 15 de diciembre 2015, que fue retrasada de una semana por los impostergables compromisos políticos del presidente de la república guatemalteco.
El día 22 de diciembre, a 56 horas de las celebraciones navideñas, bajo un tórrido sol, la valiosa representación de autoridades departamentales mexicanas no pudo estrechar ninguna mano presidencial chapina.
A pesar de todo, Tecún Umán nunca ha sido una ciudad pasiva a los movimientos comerciales. La diferencia entre la teoría de los programas de desarrollo propuestos por el Gobierno y la realidad de los hechos es tan visible como el puente que conecta Guatemala a México.
Arriba, la polvorienta línea del ferrocarril desaparece día tras día bajo el tráfico de automóviles y peatones que cruzan la frontera, comida, en parte, por las viviendas que se asoman por encima. Abajo, el hormiguero de personas y mercancías no para de dar vida, día y noche, a un universo paralelo que constituye el verdadero motor de la economía regional. Por supuesto, sin que la presencia del Estado, sobre todo en términos de impuestos y controles de calidad, sea mínimamente visible, ya que estamos hablando de uno de los principales mercados negros del país. Desde Guatemala viajan personas, trabajadores y migrantes indocumentados, de México mercancías, cualquiera. Así que, sobre todo por el lado guatemalteco, se puede notar el funcionamiento de una estructura casi perfecta de traslado de productos, que abarca balseros, ciclistas, comerciantes y cargadores.
Los balseros guatemaltecos y mexicanos garantizan el funcionamiento permanente del tráfico fluvial de las mercancías en dos turnos complementarios, un día de trabajo y el otro de descanso, y ganan entre 300 y 500 quetzales diarios. Los ciclistas esperan a la orilla del río como zopilotes, atentos y profesionales en la rapidez con la cual suben a sus vehículos cantidades inmensas de productos a trasladar a alguna bodega de la ciudad. Los comerciantes están atentos a que las mercancías sean subidas a los camiones en el más breve tiempo posible y que no se saquen fotografías a las placas para no ser parados por las autoridades justo a la salida del municipio. Los cargadores son hormigas humanas, acostumbrados a levantar pesos todo el día, en un lento y constante fluir de cargas: costales, cajas, paquetes, pollos, ganado, gasolina, granos, fruta y verdura.
Don Victor Manuel tiene 56 años y 14 hijos y es conocido como Sansón en el ambiente de los cargadores: flaco y chaparro, lleva una postura encorvada casi permanente, fruto de 42 años cargando balsas de 300 libras cada una. A pesar de su edad avanzada, nadie se atreve a relevarlo y así él se convirtió en un emblema del movimiento de carga que lo rodea: su mirada, desde abajo hacia arriba, expresa todo el peso de una existencia pasada a levantar balsas por 75 quetzales diarios.
No es fácil medir el volumen de negocio que genera el comercio bajo el puente de Tecún Umán, pero, considerando los miles de trabajadores involucrados en sus dinámicas a diario, se puede imaginar que mensualmente el río genere un flujo de millones de quetzales. Cuentan los balseros, muy orgullosamente, que el peso de su trabajo es tan vital para la economía de la región que durante una huelga de una semana, hace años, se llegó a un punto de tensión tal que los primeros en quejarse oficialmente para que se reactivara el transporte fueron los encargados del Walmart en México, preocupados por la ingente baja de sus ventas.
En Tecún Umán la gente nunca se ha quedado con los brazos cruzados esperando que el Estado resolviera los problemas de empleo y bienestar económico de sus familias. Por el momento, los megaproyectos económicos que deberían desarrollarse por encima del puente tardan en concretarse y la vida real sigue reproduciéndose abajo, en el mundo sumergido del mercado negro, turbia como las aguas mezcladas por las corrientes del río. Todos saben de la existencia del puente pero quién tiene fuerza para mirar tan arriba cuando se vive mirando constantemente hacia el suelo, bajo el peso de alguna carga?