No fui el mejor huelguero, pero sí participé con pasión y honestidad. Creo firmemente que nos habrán derrotado si nos quitan la felicidad de hacer y celebrar la huelga, sobre todo si nos hacen creer que la Huelga de Todos los Dolores ya no tiene sentido.
La huelga no es un sinsentido. Es el alma fundacional del movimiento estudiantil. No solo es capuchas y boletines. Es representar de forma digna los intereses de los estudiantes y reivindicar las grandes necesidades de la población guatemalteca. Más que el Desfile Bufo, es la política estudiantil digna que se hace todos los días. No es pertenecer a un comité o a un subcomité, sino recuperar y democratizar las instancias de representación estudiantil. La huelga es estudio, coherencia y consecuencia.
El Miércoles de Ceniza supone el fin del carnaval. Con esta ceremonia religiosa se inauguran los cuarenta días de la Cuaresma, pero también se marca el inicio de la Huelga de Todos Los Dolores, la cual culmina el Viernes de Dolores con el Desfile Bufo, esa fiesta de jolgorio, jocosa y apasionada que ha puesto en escena la burla más feroz, la crítica más certera y las soluciones más coherentes a lo que acontece en el país desde los días de aquel dictadorzuelo llamado Estrada Cabrera. En esencia, la Huelga de Dolores ha sido un espacio de encuentro del pueblo, una trinchera de la defensa de los derechos humanos y una respuesta a la intransigencia de los poderes fácticos.
La huelga ha albergado diversas expresiones que a través de los años y las diferentes épocas han tenido sus matices, sus errores y sus aciertos. Pero ningún desliz había sido tan alarmante ni había desvirtuado tanto la razón de ser de la fiesta de los universitarios como los actos arbitrarios, ilegítimos y criminales de grupos de dudosa procedencia que convirtieron la huelga en una tradición de agresión y de lucro. Los dolores de la huelga han sido producto de la política contrainsurgente que desarticuló el movimiento estudiantil, así como de los grupos satélites de las mafias del país que secuestraron la Asociación de Estudiantes Universitarios (AEU) y demás representaciones estudiantiles. Desde 1996 hicieron de los espacios estudiantiles un negocio y un lugar para satisfacer intereses personales. Sin embargo, nunca hubo rendición ni derrota absoluta en el seno de los estudiantes universitarios. Durante 18 años se han hecho diferentes esfuerzos por recuperar la organización estudiantil, y en los últimos años han regresado estudiantes honorables a las diferentes instancias de representación por medio de elecciones y acciones positivas.
Con pasos cortos y con la mirada larga se ha ido recuperando y democratizando la organización estudiantil. Pero las acciones en contra de la mercantilización han sido respondidas con amenazas y violencia. La ausencia de una gran alianza por la democratización del movimiento estudiantil encuentra explicación en las viejas desconfianzas. El tímido involucramiento de las grandes mayorías estudiantiles está condicionado por la apatía. No obstante, la esperanza se encuentra en los que siguen haciendo política estudiantil y saben que su razón de ser son esas mayorías de estudiantes. Esos estudiantes están decididos a ir hacia adelante y han trabajado en preparar las condiciones necesarias para que en agosto de este año, después de 17 años, haya elecciones libres, abiertas y democráticas del nuevo secretariado de la AEU.
El retorno de la AEU a la senda democrática implicaría reinventar la AEU misma, incorporarla a los nuevos tiempos. Debe ser distinta porque no puede volver a ser lo que fue, pero con memoria histórica y adaptada a las nuevas circunstancias de la sociedad guatemalteca. Como escribió Sánchez Lambour: «Existen instituciones que deben trascender y jamás morir, pues recuerdan las casusas y enarbolan la utopía». Esta nueva AEU puede recuperar el espíritu de la huelga cambiando el formato de financiamiento e impulsando la apertura y la renovación de los comités y los subcomités de huelga, de modo que, como lo han hecho los grupos de huelga disidentes, que en noble resistencia han resguardado los valores bufos, se organice y celebre la huelga de forma creativa y alrededor de la transgresión, la sátira, la denuncia, la crítica y la propuesta.
La Huelga de Dolores también nació para reivindicar la vida eterna del carnaval. Serán la democracia y la transparencia en la AEU y en el movimiento estudiantil nuevamente articulado las que confirmen que la huelga estaba herida, pero no de muerte. Y, así como se supone que el Miércoles de Ceniza ha vencido al carnaval, los estudiantes que sí estudian también demostrarán que la contrainsurgencia creyó que había vencido al movimiento sancarlista. El Miércoles de Ceniza del 2017 puede ser recordado como el último primer día de la huelga espuria que nos dejó la guerra. El carnaval, entonces, nos habrá devuelto el favor reivindicando la vida eterna de la Huelga de Todos los Dolores.
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