En Guatemala quieren encubrir las palabras de denuncia e imponen el silencio. Cercenar la palabra es también el intento por arrancar el pensamiento y con él, el impulso del corazón humano por organizarse y manifestar para y por lo que creemos que debe ser un país. Hoy, como siempre que se pone en entredicho la avaricia y el egoísmo de los mismos, para reemplazarlo por el bien de todas, te buscan callar. Pero la palabra sigue siendo recia, Nanci.
La «justicia» es el arma para silenciar....
En Guatemala quieren encubrir las palabras de denuncia e imponen el silencio. Cercenar la palabra es también el intento por arrancar el pensamiento y con él, el impulso del corazón humano por organizarse y manifestar para y por lo que creemos que debe ser un país. Hoy, como siempre que se pone en entredicho la avaricia y el egoísmo de los mismos, para reemplazarlo por el bien de todas, te buscan callar. Pero la palabra sigue siendo recia, Nanci.
La «justicia» es el arma para silenciar. Las investigaciones se convierten en laberintos perversos cuyo fin último es incriminar a toda costa, aunque el señalamiento sea ilegítimo y pisotee derechos que cualquier democracia defiende. No podemos manifestar ni organizarnos, tampoco decir, y mejor si no pensamos. La incertidumbre y el desgaste son la política del Estado guatemalteco que se encuentra cómodo actuando desde el autoritarismo, la impunidad y la corrupción. En la perversión de la justicia, los ladrones de lo público entierran nuestros derechos.
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Te enfrentás a la «justicia» perversa por una palabra legítimamente dicha a una institucionalidad indiferente, a un edificio vacío casi totalmente de representación y cundido de corrupción y robo. Tu palabra escrita en la pared de un lugar que no nos representa a nadie, que carece de cualquier sentido de apropiación y que ha sido la casa de la burla de quienes vivimos en este país, es la misma que escuchamos en las calles, en los mercados, en las sobremesas, en los periódicos y en cualquier lugar en donde digamos Congreso de la República de Guatemala. Te señalan por una palabra que todas hemos dicho, que todos hemos sentido.
Las luchas por la dignidad se viven desde el corazón que anida tantas palabras firmes, Nanci. En ese corazón que vos tenés y que se ha abierto de par en par a nosotras todas. Es de vos que aprendimos que el encuentro siempre se hace desde la sensibilidad y que nunca, nunca, nunca se nos debe olvidar nuestra humanidad en nuestro trato. En ese gesto empático se construye, nos has dicho, una manera congruente de ser comunidad. Es también esa lucha que palpita desde tu cuidado a quienes te rodeamos, porque nos has descubierto que en la amistad que trenza nuestras luchas, también somos sueños y sentires. Es tu corazón el que ha escuchado nuestras historias –las pasadas y las que imaginamos por venir– y es también tu corazón el que nos acoge cuando sentimos que en este lugar que vivimos ya no se puede hacer más. ¿Por qué quitarle la palabra a tu corazón, Nanci? ¿Por qué arrebatar las palabras de cualquier corazón?
A vos todas las primaveras que vamos a ver florecer y todas las palabras que las van a adornar.
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