Esta semana, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, emitió un tuit en el cual amenaza a México con sanciones económicas a menos que dicho país logre detener la migración ilegal. La sanción económica consiste en incrementar en un 5 % los aranceles a sus productos producidos en México, que puede llegar hasta un 25 %. Y los migrantes ilegales no solo son los mexicanos, que cada vez son menos, sino principalmente aquellos que vienen del Triángulo Norte de América Central.
Claro, la amenaza es a México, pero hay que saber leer las consecuencias para comprender por qué es un riesgo para Guatemala y la región en general. México (es decir, su élite económica y política) traducirá la amenaza de Trump de la siguiente manera: los migrantes centroamericanos son una amenaza para sus exportaciones y empleos. Así pues, empezarán a implementar medidas para detener la entrada de guatemaltecos a su territorio, así como han puesto obstáculos para la entrada de productos hechos en Guatemala. No me extrañaría ver destacamentos militares mexicanos frente a nuestras fronteras amenazando la vida de nuestros compatriotas.
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Pero esto puede llegar más lejos. Trump ya habló de detener la ayuda internacional a la región. Ahora presiona a México para que ya no deje pasar migrantes. Que no extrañe que Trump quiera eventualmente imponer impuestos a las remesas o simplemente bloquear dichas transacciones. No olvidemos que Trump ya amenazó a los mexicanos con bloquear el dinero de las remesas para pagar el muro fronterizo. Ello ya ha ocurrido en el pasado. Durante el tiempo de Obama, mediante regulación antilavado, se bloqueó el envío de remesas a Somalia.
Frente a este escenario, lo que necesitamos es un timonazo económico que incremente la generación de empleos formales e incremente la productividad de la economía. Esto requiere ir más allá de esas ideas feudales del desarrollo rural campesino que algunos analistas todavía le quieren vender a la cooperación internacional. ¿En qué país ha visto usted que pequeños campesinos sembrando maíz o frijol logren volverse clase media?
Esto también implica que la cooperación internacional debería replantear sus propuestas. El Plan Alianza para al Prosperidad del Triángulo Norte de Centroamérica (PAPTN), abanderado por Estados Unidos, está enfocado en los municipios que expulsan migrantes, lo cual suena bien hasta que uno se empieza a dar cuenta de los detalles: ¿quién va a querer poner una fábrica para 5,000 trabajadores en lo alto de las montañas chapinas?, ¿quién va a querer poner una fábrica en lugares donde hay una oposición rotunda a la expansión de la red eléctrica?
El timonazo debe buscar, dentro del territorio del Triángulo Norte, lugares favorables para el desarrollo económico. El timonazo debe buscar impulsar el desarrollo de actividades económicas modernas.
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