No deseo, yo merezco

En los últimos años la sociedad civil organizada y entidades gubernamentales e internacionales se han orientado  hacia un mismo objetivo, declarar la constante y necesaria visibilización para la Eliminación de la violencia contra la mujer, pues Guatemala no es un Estado ajeno a este flagelo mundial. Las mujeres por ser mujeres somos víctimas de diversos tipos de violencia y vivimos en una constante vulneración a nuestros derechos en nuestra cotidianidad.

Este 25 de noviembre, de manera personal expreso una vez más que, «no deseo», MEREZCO, como todas las mujeres y niñas de este país, una vida plena y libre de violencia, un desarrollo social e individual libre de machismos y sin prejuicios por una condición de sexo, como ser humano, merezco que el  Estado  brinde oportunidades para crecer en todos los ámbitos de la vida, sin relegarme a roles y estereotipos conservadores que han limitado y continúan limitando la vida de muchas mujeres por el simple hecho de ser «mujer».

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La violencia es un camaleón que cambia constantemente y se disfraza de cuidados, delicadeza, timidez y silencios. Las mujeres merecemos una vida digna, segura y llena de oportunidades, es por ello que a través de esta columna deseo decirles a todas las mujeres, que nosotras no debemos «desear» nosotras «merecemos» y estamos en todo nuestro derecho de exigir a las autoridades de gobierno y a las y los representantes de la institucionalidad del Estado que hagan valer nuestros derechos humanos a través de acciones y no solo en el discurso.

Y con esto me refiero a acciones concretas: una calle con alumbrado suficiente para poder circular sin temor; un transporte público accesible y digno; jornadas laborales y sueldos justos; acceso a un seguro social; el fomento de paternidades responsables a través de formación y leyes que normalicen y visibilicen la corresponsabilidad en la familia, en el hogar y en las relaciones sociales; un sistema de justicia sin prejuicio, equitativo, pronto y cumplido; un sistema educativo que cumpla con una Educación Sexual Integral y una Constitución que no viole nuestro derecho a decidir.

Como expresó Rosa Luxemburgo: «lo más revolucionario que una persona puede hacer, es decir siempre en voz alta lo que realmente esta ocurriendo», es por ello que este 25 de Noviembre y todos los días que sean necesarios, nosotras y las personas que se sumen a esta visibilización,  debemos alzar la voz, utilizar los diversos medios de expresión y hacer valer nuestros derechos y exigir la vida digna que merecemos. Nosotras como grupo, somos un factor decisivo para nuestro futuro y el de quienes heredarán este mundo.