Uno de los principales problemas para el desarrollo del país son los altos niveles de desnutrición crónica que padecen los niños y niñas del país. Los datos de desnutrición utilizados en el país durante los tres últimos gobiernos para priorizar las intervenciones encaminadas a reducir este problema no han sido los más adecuados, están desactualizados y no reflejan la realidad del grupo objetivo que se pretende resolver, en especial a nivel municipal. Esto ha tenido como consecuencia una distorsión de las políticas y programas públicos encaminados a resolver dicho problema.
El gobierno actual estableció como meta reducir en 7 puntos porcentuales la desnutrición crónica en niños y niñas menores de 5 años, es decir, una reducción de 1.7 puntos por año. Pero hay un gran problema: se desconoce el punto de partida de este indicador. No hay línea de base a nivel nacional o departamental, y nunca se han elaborado indicadores a nivel municipal. Tampoco hay evaluaciones independientes, robustas y transparentes que permitan identificar el impacto de cada intervención más costo-efectiva para reducir la desnutrición crónica en el grupo objetivo.
Los datos más recientes de desnutrición crónica en menores de 5 años son de las Encuestas Nacionales de Salud Materno Infantil (ENSMI) del año 2015, que determinó que cerca de 47 de cada cien menores de cinco años la padecen. Es tan alta esta estimación que coloca a Guatemala en el sexto lugar a nivel mundial y el primero de América[i]. La desnutrición crónica como problema no es evidente a simple vista, es silenciosa y trágica: lastra de por vida el desarrollo físico y cognitivo de la niñez que la padece y que posteriormente pasa a formar la población económica activa, lo cual afecta terriblemente nuestra competitividad como país. Las estimaciones de este indicador sólo se pueden hacer hasta el nivel departamental. A nivel municipal, tenemos solo las que provienen del Censo Nacional de Talla (CNT) del año 2015, pero no para menores de 5 años, sino para niñez entre 6 a 10 años y que estudian primer grado en escuelas públicas[ii].
Dada la baja cobertura y precariedad de recursos del primer nivel de atención del Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social, no se disponen de estimaciones confiables de desnutrición crónica a nivel local y municipal. En su lugar, se han usado los datos del CNT los cuales han orientado las decisiones de los últimos tres gobiernos, incluido el actual, para priorizar la reducción de la desnutrición crónica en especial en la niñez de la ventana de los mil días. Surge la pregunta ¿ha sido lo más adecuado el uso de las estimaciones del CNT en el diseño de políticas públicas encaminadas a reducir la desnutrición en menores de 5 años?. Para que la respuesta fuera afirmativa, como mínimo, esperaríamos que a nivel nacional sus estimaciones de la desnutrición fuesen consistentes con las provenientes de las ENSMI en su tendencia, y esperaríamos también que el porcentaje de desnutrición crónica (o prevalencia) del CNT de niñez en primer grado fuese mayor que lo que nos dicen las ENSMIs. También, por último, es esencial para la toma de decisiones que los datos del CNT fuesen oportunos, es decir recientes.
La figura a continuación muestra la tendencia en la reducción de la desnutrición crónica que se ha observado entre los años 1995 y 2015 (al bajar de 55.2% a 46.5%) utilizando datos de las Encuestas ENSMI. De dicha gráfica llama la atención una deceleración reciente del indicador entre el 2008 y 2015, ya que bajó tan sólo 1.7 puntos porcentuales en un período de seis años. Sin embargo, es importante mencionar, que por ser estimaciones provenientes de encuestas, dichos cambios pueden ser estadísticamente significativos o no.
Usando estimaciones del Censo Nacional de Talla, la figura 2 muestra la tendencia en la desnutrición y niñez censada en primer grado de escuelas públicas usando el CNT entre 1986 y el 2015:
Como se ve al comparar ambas gráficas, estas nos dicen cosas distintas. Por un lado, la desnutrición se redujo de forma más acelerada en el CNT, especialmente entre el 2008 y el 2015 cayendo 8 puntos porcentuales, mientras que en la ENSMI este indicador disminuyó tan sólo 1.7 puntos. Eso sugiere que las estimaciones del CNT no reflejan adecuadamente el problema de desnutrición que se pretende resolver en la niñez objetivo. La figura 2 también muestra que la niñez censada en el CNT entre 2008 y 2015 cayó en cerca de 75 mil estudiantes (un 16.9% menos), lo cual es muy superior a la caída en la población estimada en edad de cursar primero primaria (del 5.5%) según estimaciones recientes del Instituto Nacional de Estadística (INE)[iii], lo cual refleja un problema de sesgo o desgaste.
Análisis GAED del comportamiento de la desnutrición crónica en el país
En la Asociación Grupo de Análisis Estratégico para el Desarrollo (GAED) hemos realizado modelos probabilísticos para determinar si estadísticamente hay evidencia de la reducción en la desnutrición crónica en el país, tanto en el corto como en el largo plazo. Para ello utilizamos observaciones de las Encuestas ENSMI de 40,333 niños y niñas menores de 5 años provenientes de las ENSMI entre 1995 y el 2015 que nos permiten calcular la probabilidad por edad y año de encuesta, de que un menor esté crónicamente desnutrido (ver figura 3) [iv]
La gráfica anterior nos reafirma que antes de los 2 años se presenta la ventana de oportunidad para reducir la desnutrición crónica en el país. La figura 4 nos muestra los intervalos de confianza de la desnutrición crónica estimados por GAED, según año de encuesta ENSMI.
Cambios en el corto plazo
Tomando en cuenta los datos de análisis de las ENSMI, se estimó econométricamente si los cambios observados en la desnutrición crónica con respecto al año 2008 (año de referencia) eran significativos estadísticamente o no, a un 95% de intervalo de confianza. Las reducciones en la desnutrición observadas con respecto al 2008 que se aprecian en la gráfica anterior, son significativas en general, exceptuando entre los años 2008 y el 2015, lo cual nos indica que en dicho período se estancó «estadísticamente» la desnutrición crónica en el país, contrario al discurso gubernamental. Esto es inconsistente también con la caída abrupta de la desnutrición crónica que nos sugiere el CNT de 8 puntos porcentuales en dicho período. Por lo anterior, el CNT no es comparable, ni consistente con los datos de la desnutrición proveniente de la ENSMI.
Este estancamiento en la desnutrición entre el 2008 y el 2015 es consistente con nuestro análisis GAED, sobre la evidencia que presentamos del deterioro significativo que se dio en la desnutrición crónica de niños y niñas menores de 2 años, priorizada paradójicamente por el Plan del Pacto Hambre Cero donde se dio una caída significativa de 4.4 puntos porcentuales en la prevalencia de desnutrición crónica en los 166 municipios que fueron priorizados, la cual fue aún mucho mayor en niñas del área rural (Hernández, L. 2016).
Cambios en el largo plazo
En el largo plazo (1995-2015) encontramos en GAED que hay evidencia estadística de que la desnutrición crónica se ha reducido de forma decreciente entre 0.3 y 0.6 puntos porcentuales anuales, muy por debajo de las metas de los últimos tres gobiernos (que han buscado reducirla en 1.7 puntos por año por el gobierno actual, y en 2.5 puntos al año en cada uno de los dos gobiernos anteriores).
En resumen
Utilizar los datos provenientes del Censo Nacional de Talla como insumo para priorizar intervenciones a nivel municipal para reducir la desnutrición crónica en menores de 5 años no ha sido lo más acertado, ya que no reflejan las tendencias de la desnutrición crónica en especial de la niñez en la ventana de los mil días, tampoco su distribución a nivel municipal. Dicho instrumento, además ya está muy desactualizado y no se genera de forma continua. Lo anterior, lamentablemente distorsiona las políticas públicas. A la fecha, no existen datos recientes de la desnutrición crónica en la niñez menor a 5 años a nivel de país y departamental desde el 2015. Tampoco se ha logrado contar con estimaciones de la desnutrición a nivel municipal. Contar con estas estimaciones insesgadas y monitoreos de desnutrición recientes es crucial para el diseño de políticas públicas y poder lograr la erradicación de la desnutrición crónica que es esencial para el cumplimiento del Objetivo de Desarrollo Sostenible 2: Hambre Cero.
Referencias
Hernández, L., 2016. Estudio sobre el deterioro en la niñez priorizada del Plan Hambre Cero y opinión técnica sobre la validez de la evaluación de impacto. Asociación GAED. Documento de trabajo. Guatemala.
Hernández, L., 2019. Estimación de las tendencias de reducción en la desnutrición crónica en Guatemala en el largo y el corto plazo. Asociación GAED. Documento de trabajo. Guatemala.
Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social (MSPAS), Instituto Nacional de Estadística (INE), ICF Internacional, 2015. Encuesta Nacional de Salud Materno Infantil 2014-2015. Ciudad de Guatemala, Guatemala.
Ministerio de Educación (MINEDUC), Secretaría de Seguridad Alimentaria y Nutricional (SESAN), Instituto Nacional de Estadística (INE), 2015. Informe Ejecutivo Cuarto Censo Nacional de Talla En Escolares 2015. Ciudad de Guatemala, Guatemala.
[ii] Dicho censo excluye a niñez fuera de primer grado de las escuelas (posiblemente con mayor desnutrición) y excluye a niñez en primer grado de escuelas privadas. También presenta un sesgo positivo por la desnutrición de niños y niñas con sobre edad en primer grado.
[iii] Usando las proyecciones de población del INE al 2019 para niñez de 7 años de edad. Dichas estimaciones fueron publicadas en el 2019, luego de 17 años de tener vigentes las que se hicieron provenientes del Censo 2002.
[iv] Utilizando datos de niños y niñas con indicadores válidos según estándares de crecimiento de la Organización Mundial para la Salud (2006) de peso, talla y edad según sexo para las ENSMIS 1995, 1998-99, 2002, 2008-09 y 2014-15.
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