Una escuela sobre la falla del Polochic
Una escuela sobre la falla del Polochic
La escuela primaria del caserío Tierra Blanca Pericón, a dos kilómetros de Uspantán, Quiché, está sobre la falla del Polochic. No a quince o diez metros de la falla, encima, sobre la misma línea de fractura.
A simple vista, parece ser una escuela común y corriente, en un valle común y corriente. Pero viendo con ojos de geólogo, el escenario se transforma: la mitad de la escuela descansa sobre la placa tectónica norteamericana, que se mueve lentamente hacia el Oeste, y la otra mitad sobre una zona de transición de la placa Caribe que se mueve hacia el Este. Si un temblor desgarra la tierra en ese lugar —nadie sabe cuándo esto podría ocurrir— sería como si las aulas fueran cortadas con una tijera gigante. Techo y paredes caerían al suelo en un instante.
Lo más perturbador de esta historia es que la ONG estadounidense que remodeló esta escuela conocía este riesgo sísmico. En diciembre 2014, antes de que terminara de construirla, Pencils of Promise (“Lápices de promesa”) recibió un informe sismológico elaborado por Gilles Brocard, un geólogo francés que trabaja en la Universidad de Pensilvania, que alertaba del peligro. También estaban al tanto el alcalde de Uspantán, Víctor Hugo Figueroa, y la propia comunidad de Tierra Blanca Pericón. Nadie impidió que las nuevas aulas fueran inauguradas en marzo de 2015.
Un geólogo francés en Guatemala
Gilles Brocard, nacido en Normandía, Francia, llegó por primera vez a Guatemala en 2005 para realizar una investigación en el norte de Quiché. Su tema de estudio se centraba en los llamados “paleovalles”, valles antiguos que han perdido el río que les dio origen. Poco a poco, sus intereses fueron ampliándose: en la zona de Cunén, Uspantán y San Cristóbal Verapaz descubrió una geología apasionante y casi inexplorada. La actividad pasada de la falla del Polochic se convirtió en uno de sus temas predilectos.
Gilles Brocard hizo amistad con el alcalde de Uspantán, Víctor Hugo Figueroa. El jefe edil, interesado por la geología de su municipio, ayudó en varias ocasiones al geólogo prestándole maquinaria de la municipalidad para abrir zanjas. A cambio, Brocard lo asesoró con respecto a deslaves, zonas de riesgo y construcción antisísmica.
En 2009, una ONG canadiense llamada “Corazones y Manos” llegó a Uspantán con la intención de remodelar la pequeña escuela de Tierra Blanca Pericón.
Este caserío colinda con la población de Uspantán, pero ha guardado su carácter campesino. Se asienta en una de las pocas zonas planas, al fondo del estrecho valle. Alrededor de 200 niños de los alrededores acuden diariamente a la escuela.
La escuela contaba con un edificio de concreto, construido por el Estado, y una humilde construcción de adobe levantada por la propia comunidad. El proyecto de “Corazones y Manos” consistía en echar abajo las aulas de adobe para construir en su lugar unas mejores, de cemento. Iban a empezar cuando el alcalde se preguntó si la construcción no estaba demasiado cerca de la falla del Polochic. Llamó entonces al geólogo y le pidió su opinión. [frasepzp1]
Brocard llegó al lugar y cavó una zanja para ver la estructura del subsuelo. ¡Bingo! Las aulas de adobe estaban sobre el corazón mismo de la falla. El científico redactó un informe técnico que compartió con Corazones y Manos y la municipalidad de Uspantán, en el que recomendó echar abajo la construcción de adobe y reconstruir las aulas en otro sitio. Identificó además, dentro del predio de la escuela, un lugar cuyo suelo más sólido era apto para la construcción.
“Corazones y Manos” siguió las recomendaciones del francés para la ubicación de las nuevas aulas. Sin embargo, las de adobe no fueron destruidas. Los niños, demasiado numerosos para las aulas de concreto disponibles, siguieron recibiendo clases en ellas.
Llegan los lápices de promesa
Cuál sería la sorpresa de Gilles Brocard, cuando, en otro de sus viajes, a finales de 2014, descubrió que se estaba levantando una nueva construcción en el lugar de las aulas de adobe. Preguntó quién estaba a cargo de la obra, y supo que era una ONG llamada “Lápices de Promesa”.
Esta organización estadounidense, creada en 2008, ha construido, según su página Web, 324 escuelas en Guatemala, Laos y Ghana. Además, proporciona asistencia pedagógica a maestros y becas para estudiantes. Para financiar sus proyectos, la ONG ha recibido fondos de empresas como Google, Microsoft, Delta Airlines, Office Depot y Money Gram. En el municipio de Uspantán ha levantado aulas en cinco comunidades rurales, incluida la de Tierra Blanca Pericón.
Brocard pensó que la persona ideal para alertar a “Lápices de Promesa” era un amigo suyo, Aron Rosenthal, un norteamericano radicado en Guatemala que vivió dos años en Uspantán y que trabaja como consultor para otras ONG estadounidenses. Rosenthal aceptó la tarea y se puso en contacto con Lápices de promesa. Primero con la sede guatemalteca y luego con la sede central en Nueva York. A ambas envió el informe técnico realizado unos años antes por Brocard.
La primera reacción de “Lápices de Promesa” fue de apertura y de agradecimiento por la información. Jorge Bolom, director de la ONG en Guatemala, le escribió, en un correo del 14 de enero 2015, antes de que la construcción de las aulas terminara, que la institución estaba “manejando” la situación con el Ministerio de Educación y realizaba sus propios análisis. Unos meses más tarde, Tom Casazzole, jefe de operaciones de la ONG en Nueva York, aseguró que había enviado los informes a dos geólogos, entre ellos, John Ebel, jefe del Departamento de ciencias de la tierra y del medioambiente del Boston College.
John Ebel, sismólogo de renombre, especialista de la falla de San Andrés que recorre California, revisó la documentación de Brocard, y, el 28 de abril, envió un correo a Tom Casazzole. Su dictamen lo tendría que haber alarmado. El experto indicó que la Polochic es una falla activa que podría producir terremotos de más de 7,8 en la escala de Richter. Un terremoto de 6,5 de magnitud en la falla destruiría la escuela sin que ningún tipo de ingeniería antisísmica pueda evitarlo, alertó en su correo.
El experto admitió que no se puede predecir cuándo ocurrirá el próximo sismo. Sin embargo, “es posible que ocurra durante la vida útil del edificio.” “Si la escuela está ocupada cuando esto suceda, podría ser mortífero”, zanjaba el geólogo.
“En California existe una ley que prohíbe cualquier tipo de obra a menos de 35 pies, (unos 10 metros), de una falla activa”, indicó John Ebel a Plaza Pública. “Allí, la construcción de esta escuela sería ilegal”, añadió.
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Los riesgos que señalaron los geólogos no tienen nada de hipotéticos. El 11 de octubre de 1985, un sismo de 5 grados Richter destruyó el 70% de la población de Uspantán. No se reportaron fallecidos, pero según Prensa Libre del 12 de octubre, 507 casas se derrumbaron o quedaron inhabitables. El sismo se originó probablemente en una falla secundaria del sistema Polochic, y su epicentro estaba situado muy cerca de Tierra Blanca Pericón.
El proyecto sigue adelante
A pesar de las enfáticas advertencias de los dos expertos, “Lápices de Promesa” siguió adelante con su proyecto. Unos meses después de la inauguración de las aulas, en un correo electrónico, Tom Casazzole indicó a Aron Rosenthal que realizaron “visitas a Tierra Blanca Pericón con funcionarios del gobierno, ingenieros y analistas independientes, y determinado que la estructura es segura y ha sido construida con estándares apropiados.”
“Hablamos con el alcalde y con miembros de la comunidad, quienes están conscientes de los riesgos y nos agradecieron por proporcionar a sus hijos una nueva estructura en dónde aprender”, agregó Casazzole. El jefe de operaciones de Pencils of Promise anunció además que brindarían a la comunidad capacitación para casos de emergencia.
La respuesta de Casazzole no satisface. Gilles Brocard y John Ebel, los geólogos que estudiaron el caso, coinciden en que no se trata de un problema de construcción sino de ubicación: un sismo en ese lugar cortaría los cimientos de las aulas como si fueran de cartón.
Jorge Bolom, director de la ONG en Guatemala, se negó a hablar con Plaza Pública porque, dijo, tenía órdenes de Nueva York de no dar ninguna declaración. Los intentos por hablar con Tom Casazzole fueron infructuosos. Lo único que se obtuvo fue una declaración escrita suya, por medio de un correo electrónico, en la que el jefe de operaciones indica que su organización consultó a sismólogos independientes y tomó acciones con funcionarios del gobierno y miembros de la comunidad para mitigar el riesgo sísmico. Agrega que han encargado un informe sismológico, que será concluido en 30 días, que les permitirá hacer una recomendación final a la comunidad. Se intentó saber qué haría la ONG si el nuevoinforme sismológico fuera desfavorable,. “Lápices de Promesa” no dio respuesta.
La anárquica construcción de las escuelas
Esteban Mollinedo, de la Dirección General de Coordinación del Ministerio de Educación, asegura que “Lápices de Promesa” no les informó de la remodelación de la escuela. Cuando la Dirección de Educación de Quiché tuvo conocimiento de la obra, la misma ya estaba terminada.
Lo que parece una anomalía, en realidad es el caso más usual porque el Ministerio de Educación no tiene ninguna injerencia en la construcción de aulas y escuelas.
“El Mineduc no construye escuelas ni decide de su ubicación”, explica Mollinedo. “Generalmente son las comunidades las que ponen el terreno y buscan quién construya la escuela. Una vez construida, buscan maestros que empiezan a trabajar ad-honorem. Varios meses después, se acercan a las direcciones de educación para regularizar la situación de la escuela y para que el Mineduc contrate a los maestros. Esta es la situación más habitual en las áreas rurales”.
Sólo cuando se trata de fondos públicos, la entidad a cargo de la construcción debe obtener un dictamen favorable de Segeplan, dictamen que conlleva un estudio de vulnerabilidad.
Con este sistema anárquico, no es de extrañar que muchas escuelas estén en riesgo, en especial en el departamento de Quiché. Algunas están peligrosamente cercanas a precipicios, o arrimadas a laderas que podrían derrumbarse. En ocasiones, las comunidades toman la iniciativa de agregarle un piso de aulas a estructuras demasiado frágiles para soportarlo.
Una vez terminada la obra, la ONG se abocó a la Dirección de Educación de Quiché para informarle del riesgo sísmico que, según Brocard, pesaba sobre las aulas. Esta envió al ingeniero de la dirección para una visita de campo. Y lo que vio el ingeniero fue una escuela nueva, bonita, bien pintada, de aspecto sólido, sin rajaduras en las paredes. Nada de qué preocuparse en un departamento que cuenta con varias escuelas en pésimo estado.
Un punto positivo es que la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (CONRED) ha tomado cartas en el asunto y planea para esta semana una visita de campo a la escuela. En caso de que su evaluación demuestre que la escuela está en peligro, la institución recomendará abandonarla, y a su vez el Mineduc la declarará inutilizable. Sin embargo, según Hember Herrera, director de educación de Quiché, estos dictámenes no siempre son acatados. “Hace poco, CONRED sacó un informe que mostraba la vulnerabilidad de una escuela en Chichicastenango. Nosotros hicimos la declaración para cerrar las aulas, y lo que dijo la comunidad fue ‘desalójennos si pueden’”, recordó Herrera. Dicho dictamen no iba acompañado de una alternativa para recibir a los estudiantes de esa comunidad.
En Tierra Blanca Pericón, se dio la casualidad que un geólogo francés estaba en la localidad y descubrió que la escuela estaba sobre la falla. En el caso general, el riesgo sísmico se evalúa a posteriori, cuando las construcciones empiezan a degradarse. “No hay nada que avise a simple vista de que en tal lugar hay una falla. Por eso intervenimos hasta que ocurre algo, cuando una vivienda o una carretera se agrieta o se deteriora. Allí es cuando podemos recomendar que se les busque otra ubicación”, explica Andrés Casasola, director de mitigación de CONRED.
El experto explicó que su institución dispone de mapas de las fallas de Guatemala, pero que estos no tienen el nivel de detalle como para declarar zonas de alto riesgo sísmico a nivel de un municipio. Tampoco existen restricciones de construcción a lo largo de las fallas como las hay en California.
En el caso de Tierra Blanca Pericón, la municipalidad de Uspantán sí tenía identificada la vulnerabilidad de la escuela. Pero no quiso entrometerse en la construcción de las nuevas aulas. Para Jean-Roch Lebeau, asesor en planificación y ordenamiento territorial de la Secretaría General de Planificación (Segeplan), esto es una falta. “Desde el punto de vista legal, el responsable principal es el alcalde. Él tiene la responsabilidad casi absoluta del ordenamiento del territorio. Es la misma discusión que con el Cambray 2 sobre la responsabilidad de la municipalidad de Santa Catarina Pinula por haber dado permisos de construcción en esa zona”.
Pero Víctor Hugo Figueroa, alcalde de Uspantán, no siente que actuó de forma equivocada. Recuerda que dentro del predio de la escuela no había otro lugar en donde construir nuevas aulas. Afirma que la seguridad de los niños mejoró, puesto que “Lápices de Promesa” construyó un edificio de concreto donde había uno de adobe. “Yo le agarré confianza al proyecto porque es muy superior en infraestructura. La cantidad de hierro que le ponen es mayor que la que ponemos nosotros. Los cimientos son de a de veras. Nosotros solo ponemos zapatas”, defiende. Si un terremoto ocasionado por otra falla que la del Polochic sacude Uspantán, esta nueva escuela sin duda resistirá mejor. Pero, según Gilles Brocard y John Ebel, si el movimiento telúrico desgarra la falla en ese lugar, una buena construcción no constituye una garantía para la vida de los niños y maestros.
En cuanto a cerrar esa escuela y construir otra en un lugar más seguro, el alcalde lo ve difícil: evalúa la inversión a Q850 mil, una suma muy alta para un municipio al que le hacen falta más de 130 aulas escolares.
Plaza Pública visitó la escuela en compañía del alcalde auxiliar de Tierra Blanca Pericón. Diego Méndez Ajcot, al igual que el resto de la comunidad, está consciente del riesgo sísmico. Incluso, pudo señalar sobre el suelo, el trazo subterráneo de la falla. “La comunidad dijo que allí se iba a construir la nueva escuela, y ‘Lápices de Promesa’ escuchó la voz de la comunidad”, declaró. ¿Y el peligro? “En el nombre de Dios, esperamos que no pase nada”, dijo.
La comunidad se encuentra ante un dilema: o utilizar la escuela a pesar del riesgo o no tener escuela. Diego Méndez preferiría que la escuela estuviera en otro lugar, pero sabe que hay pocas probabilidades de que alguien tome a su cargo esa inversión.
Un caso que no tiene nada de excepcional en el país, según Jean-Roch Lebeau: “Existe una tolerancia al riesgo muy alta en Guatemala. La gente se la juega todos los días y por eso la noción del peligro es más débil que en otros contextos. También tiene que ver con la falta de alternativas. Si hubiera que escoger entre una escuela en riesgo y una segura, la gente preferiría una segura. Pero si hay que escoger entre una escuela en riesgo y ninguna escuela, la gente asume el riesgo”, explica el experto de Segeplan.
La falla del Polochic
La falla del Polochic nace en Chiapas (México) y atraviesa el país pasando por Huehuetenango, Uspantán, Tactic y El Estor. Ya en el mar Caribe, se une con su hermana mayor, la falla del Motagua, responsable del terremoto de 1976, y se dirige a las islas Caimán y Haití. El terremoto de Haití, que mató a 300 mil personas en 2010, fue causado por este sistema de fallas que marca los límites de la placa Caribe.
Gilles Brocard es uno de los investigadores que mejor han estudiado la actividad pasada de la falla del Polochic. Pero el geólogo no deja de ser un francotirador. Su trabajo sobre la actividad de la falla, lo ha realizado robándole tiempo a sus proyectos principales, ubicados en España, Turquía y Puerto Rico.
En un país más consciente de su vulnerabilidad, una falla tan importante como la del Polochic sería objeto de un monitoreo constante mediante una red de GPS, acelerómetros y sismógrafos. Se buscaría medir la deformación del terreno alrededor de la falla, y evaluar la energía acumulada. También se trataría de mapear con la mayor precisión el tejido de fallas principales y secundarias, así como su actividad a través de los siglos. En una zona que se urbaniza rápidamente, y en donde se asientan grandes proyectos hidroeléctricos como el embalse de Chixoy, es difícil imaginar una mejor inversión a futuro para el país que una profunda investigación geológica. Esto evitaría más de una tragedia anunciada.
NOTA DEL EDITOR. 80/12/15 - 11.00. A petición de Tom Casazzole, jefe de operaciones de Lápices de Promesa, se trascribe la declaración completa que ofreció a Plaza Pública:
In March of 2015, Pencils of Promise completed an addition to a pre-existing school in the community of Tierra Blanca Pericón by finishing the construction of three additional classrooms and bathroom facilities that will serve the 150 students of the community. Upon receiving information of the potential risk of the location of the school, our organization consulted three independent seismologists and engaged with government officials and community members so that all can be in a position to mitigate the potential risk to the fullest extent possible. We will provide the community with emergency preparedness training and have commissioned a seismology study to be completed within 30 days to make a final recommendation on this matter to the members of the community as it is our utmost priority to serve them and their students.
Tom Casazzone
En marzo de 2015, Lápices de Promesa terminó un anexo a una escuela ya existente en la comunidad de Tierra Blanca Pericón, que consistía en tres nuevas aulas y un servicio de baños que serán utilizados por 150 alumnos de la comunidad. Al recibir información sobre el riesgo potencial de la ubicación de la escuela, nuestra organización consultó a tres sismólogos independientes y tomó acciones con funcionarios del gobierno y miembros de la comunidad para poder mitigar el riesgo potencial de la manera más extensa posible. Vamos a proporcionar a la comunidad entrenamiento para emergencias y hemos encargado un informe sismológico que será completado en 30 días y que permitirá hacer una recomendación final sobre este tema a los miembros de la comunidad, puesto que es nuestra mayor prioridad servirles a ellos y a sus estudiantes.
Tom Casazzone
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