Los relatos y estudios realizados por algunos cooperantes indican que la crisis se agudizó a partir de la caída del precio del café, lo que redujo la demanda laboral y los ingresos, además, el inicio tardío de la temporada de lluvias generó pérdidas agrícolas y escasez de alimentos en territorios ya vulnerables por la extrema pobreza y el abandono del Estado.
Aquel trágico evento de 2001 marcó el debut de la desnutrición en primera plana de los medios, en donde las imágenes y relatos de niños con extrema delgadez o hinchazón, como signos de desnutrición aguda severa, acapararon los medios y la discusión nacional; sin embargo, el tema pronto fue olvidado y la atención se concentró en la crisis política asociada a la corrupción que perversamente aumento en los siguientes años.
Algunas de las características de 2001 se han manifestado desde el año anterior, como el prolongado período seco en las zonas de producción de granos básicos, el retraso de la época de lluvias y de siembra, y el aumento de los precios del maíz y el frijol, así como el incremento de la desnutrición aguda que dan indicios de una situación crítica.
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Como si fuera poco, para 2024, las condiciones climáticas y otros eventos han sido extremos, como las temperaturas más altas de los últimos 10 años, un mayor desabastecimiento de agua (más de lo habitual) y una temporada de incendios que ha provocado las mayores pérdidas de bosque y contaminación del aire en los últimos tiempos. Territorios como Santa María Cahabón, en Alta Verapaz, han sido especialmente afectados, con más de 30 incendios reportados desde abril y una sensación térmica de hasta 46 grados. Estos incendios han afectado la salud de las personas y aniquilado cultivos, flora y fauna, con poca posibilidad de su recuperación.
Con todo y lo anterior, es evidente que los territorios amenazados por la inseguridad alimentaria y nutricional han aumentado debido a esta serie de actividades relacionadas al nuevo expolio. No se trata solamente del Corredor Seco o del tradicionalmente olvidado y discriminado Occidente, sino que el riesgo se ha expandido a territorios donde se concentra la sobreexplotación maderera, hídrica, minera, algunos que padecen la expansión de monocultivos y, por si fuera poco, acechados por narcotráfico, todo facilitado por un Estado a favor del saqueo y negocios ilícitos.
Recordemos que siempre los estados de sitio y represión en contra de los defensores de los recursos naturales han sido las herramientas favoritas para consolidar negocios en Alta Verapaz, Izabal y los territorios de la Franja Transversal del Norte. Estas «zonas de sacrificio», como se llama al fenómeno en Latinoamérica, han generan deterioro de los ecosistemas y detrimento en la calidad de vida de sus habitantes.
Al realizar el ejercicio de sobreponer los mapas de clasificación de inseguridad alimentaria se distingue precisamente cómo los departamentos de la Franja Trasversal del Norte se tiñen de rojo, lo que indica que se encuentran en una fase de inseguridad alimentaria aguda.
Además, con los datos que se tienen en la actualidad se pueden realizar modelos, comportamientos y proyecciones de la situación —no se necesita gran ciencia— para ubicar dónde se tiene que tratar y prevenir la crisis, en realidad todo el país pasa una situación adversa en términos alimentarios, pero hay zonas donde se necesita la acción inmediata y anticipada, principalmente, por lo que dejó El Niño y por la temible temporada de lluvia anunciada.
Finalmente, existen suficientes indicios y antecedentes que permiten prever y prepararse para un escenario aún más crítico en un futuro cercano, el reto será apoyar de forma oportuna al agricultor sin capacidad para recuperarse de las pérdidas, brindar protección social al jornalero sin tierra y sin trabajo, asegurar servicios de salud y asistencia alimentaria a las familias en inseguridad alimentaria y, sobre todo, operativizar la institucionalidad pública a favor y no en contra de las personas.
Lo más importante será cohesionar esfuerzos de los ministerios y otros sectores, hacer real la asignación de presupuesto por resultados en territorios vulnerables, mostrar-comunicar que reducir la inseguridad alimentaria es prioridad del gobierno.
Aprovecho para agradecer a Plaza Pública la oportunidad de publicar de forma mensual, en mi próxima entrega, me enfocaré en resaltar la importancia del conocimiento colectivo de las causas y determinantes de la desnutrición crónica, pues solo comprendiendo a fondo este problema podremos dar pasos seguros para tratar el problema.
Hasta pronto, amigos y amigas
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