En la placa en cuestión se leía el texto que las familias de Héctor Alirio Interiano Ortiz, Carlos Ernesto Cuevas Molina y Gustavo Castañón, pidieron que se incluyera en homenaje a su vida y su memoria. Las familias de los líderes integrantes de la Asociación de Estudiantes Universitarios acordaron este homenaje en el marco de un acuerdo de solución ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). Parte del acuerdo, además de otras acciones de reivindicación, es precisamente ubicar este sitio en el punto en donde los dirigentes estudiantiles fueron capturados y finalmente desaparecidos.
La placa brillaba con las palabras de memoria que decían: «Los parques, las aulas universitarias, las calles guatemaltecas, son testigos de las luchas inclaudicables, el amor, la solidaridad y las sonrisas de miles de universitarios. Porque ellos dieron su vida, en busca de una Guatemala digna, con justicia social: Héctor Interiano, Carlos Cuevas, Gustavo Castañón y muchísimos más están ¡PRESENTES! ¡VIVOS HOY Y SIEMPRE! Con el corazón de sus familias en la historia y en el noble sentir del pueblo de Guatemala. Desaparecidos forzadamente entre el 15 y 21 de mayo de 1984». Se colocó en junio de 2011 como parte del acuerdo de solución amistosa en el caso CIDH-9326.
Allí permaneció por quince años hasta que la mano depredadora de una dependencia de la Municipalidad de Guatemala la profanó. Como lo ha hecho, según informaciones de la Comisión Presidencial por la Paz y los Derechos Humanos (Copadeh), en otros sitios de memoria. Sin informar, mucho menos requerir permiso de las familias de las víctimas, la mano de la política negacionista del Arzuismo enquistado en la alcaldía capitalina, pretende borrar de tajo la memoria de las víctimas del terrorismo de Estado.
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En lugar de la placa que ya había sido removida hacia el centro del arriate en la tercera avenida, han colocado un adefesio colonialista. La nueva placa hace eco a la vocación de pretendida aristocracia criolla de la familia que detenta el control del cabildo citadino. En un texto ridículo por su contenido se habla de los límites del Centro Histórico y de la propiedad que sobre esta se atribuye un presunto descendiente de los Habsburgo. ¿Acaso en aras de reclamar el presunto linaje monárquico, los negacionistas del arzuismo no escatiman en ser profanadores?
Su nivel de prepotencia es tal que en ninguno de los espacios que han profanado se han dignado contactar a las familias. Ni siquiera han informado a la autoridad que convino con estas la colocación de los sitios de memoria. Esta acción no es accidental. Tampoco es casual, es parte de un proyecto político de los herederos de la ignorancia prepotente del fundador del clan Álvaro Arzú Yrigoyen, a quien poco faltó para meterse en el traje del asesino Pedro de Alvarado. Servidores fieles de las cabezas que idearon y de la mano de las que ejecutaron el genocidio y la barbarie, roban y profanan los sitios de memoria.
La Municipalidad de Guatemala debe responder qué ha hecho con las placas y por qué ha profanado los sitios de memoria. Debe ofrecer una disculpa a las familias de las personas cuyas vidas se conmemoran en los sitios violentados. Debe recolocar las placas en sus sitios originales y por ningún motivo volver a mancillar los espacios de conmemoración. Mismos que hasta hoy resultan ser en muchos casos, los únicos vínculos palpables con quienes sufrieron la desaparición forzada, ese crimen atroz ideado por las mentes que hoy enarbolan el negacionismo. A estas alturas, tan criminal es quien planificó, ordenó o ejecutó estos crímenes, como quien profana un espacio de memoria.
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