Me interesa este tema porque estoy terminando una carrera de ciencias agrícolas en la Universidad Rafael Landívar (URL). En mi promoción somos aproximadamente 30 estudiantes: 25 hombres y solamente cinco mujeres. El año pasado se premió a las personas con promedio superior a 90 puntos. Solo cuatro estudiantes, de esa promoción, consiguieron el premio y de las cuatro personas premiadas, ¡tres eran mujeres! A lo largo de los cinco años de carrera, siempre han destacado mis compañeras y, por lo menos a una, se le ha dicho: «¿pero segura que querés estudiar agro?, eso es para hombres».
Según cifras de 2015 del Senacyt (Secretaría Nacional de Ciencia y Tecnología), en Ciencias Médicas, 40 % de las personas graduadas eran mujeres, en Física y Matemática, solamente 19 % y en ingeniería 17 %.
¿Qué tipo de prejuicio estamos enfrentando para que tan pocas mujeres estén en el ámbito de las ciencias?
Luego, en mis búsquedas, encontré cifras interesantes y sorprendentes: de acuerdo a la Unesco, el país con mayor participación de mujeres en áreas científicas en la región es Venezuela con 61.4 %, seguido de Guatemala con 53.2 %, y Argentina con 53 %. Para más números sobre mujeres en STEM en Guatemala en comparación con el resto de América Latina, recomiendo esta fuente de ONU Mujeres. Así mismo, Guatemala es el país de América Latina con más mujeres asociadas a la Organización para las Mujeres en Ciencia para el Mundo en Desarrollo (OWSD – Organization for Women in Science for the Developing World), según el capítulo local de esta organización (OWSD Guatemala)
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Claro, ahora tocaría poner este número en perspectiva con el porcentaje de la población guatemalteca que tiene acceso a educación superior: 4.5 %. Y recalcar que en áreas rurales, 13 años es la edad en niñas a partir de la cual aumenta la deserción escolar, como lo afirma este estudio de la Universidad Del Valle de Guatemala (UVG)
Estos números de la UNESCO y de la UVG me recuerdan a mi promo: son poquísimas las mujeres, pero destacan.
Luego, en cuanto a mujeres indígenas, este mismo estudio, restringido únicamente a la UVG, señala que no más de 0.61 % de las estudiantes en STEM son de pueblos originarios.
Celebremos entonces la organización de foros como el de OWSD Guatemala, sobre los retos y desafíos para las mujeres indígenas en la ciencia.
En términos mundiales solo 30 % de quienes se dedican a la investigación científica, son mujeres, según el informe Women in Science de la Unesco y solo 6 % de los premios Nobel han sido otorgados a mujeres.
Marie-André Destarac, guatemalteca, doctora en robótica, comenta en un artículo de Prensa Libre, que uno de los principales retos que tuvo que enfrentar en el colegio, fue la falta de referentes mujeres en el área científica. O son muy pocas, o son de otros países. Resaltemos a mujeres como María Eugenia Cabrera Catalán, investigadora física de la Usac, una de las cinco científicas galardonadas en 2021, con el premio OWSD Elsevier Foundation Award para mujeres científicas de carrera temprana en el mundo en desarrollo.
¡Queremos más mujeres en ciencia, más visibilización y más niñas a las que no se le imponen prejuicios de genéro acerca de las ciencias!
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