50 Aniversario de la masacre de Tlatelolco o “Todo asesinato es político”
50 Aniversario de la masacre de Tlatelolco o “Todo asesinato es político”
El 26 de septiembre el Tribunal B de Mayor Riesgo determinó que en Guatemala hubo genocidio. Sin embargo, no señaló culpables. Cinco días después, el 2 de octubre, en la Casa de la Memoria, la artista mexicana Edith López Ovalle presentó su obra 50 Años después, que combinafotos con material interactivo sobre la masacre de Tlatelolco, ocurrida en 1968 en México. En 2018 el gobierno mexicano aceptó la responsabilidad del Estado en los hechos, pero no presentó culpables. “Y las similitudes no terminan ahí”, señaló Edith la noche de la presentación.
“Mi familia participó en el movimiento estudiantil del 68”, contó Edith. “Yo crecí yendo a las marchas del 2 de octubre; crecí sabiendo de la masacre, de los detenidos, de los desaparecidos”. La artista señala que fue esta cercanía la que activó su empatía. Relata que durante una de las manifestaciones vio rostros de jóvenes desparecidos, chicos y chicas similares a ella, raptados en los años 60, 70 y 80 —época cuando el estado guatemalteco, con brutal represión, también desapareció a cientos de personas —.
Edith empezó a leer más, a visitar archivos públicos y conocer a personas que a la fecha siguen buscando a un hijo, a una nieta desaparecidos. “Quería saber quiénes eran, por qué estaban desparecidos y cuál era su historia”, agrega. Esta experiencia la llevó a realizar la muestra 50 años después.
La obra que presenta en Guatemala consiste en los rostros de 75 desaparecidos y desaparecidas por el gobierno mexicano, provenientes de una lista que fue publicada entre el 2000 y el 2007 por organizaciones de familiares de las víctimas.
Los primeros 55 rostros fueron puestos sobre un cojín, que en el anverso muestra información sobre su desaparición. “Detenido por: Policía Judicial y Brigada Blanca”, se lee en la de José Fernando López Rodríguez de 25 años. “(…) salió del domicilio de sus padres ubicados en la calle Morelos 313 Ote. en los Mochis y ya no regresó”, narra la de José Alfredo Váldes Avitia, de 20 años. Los textos utilizan la misma tipografía que México empleó en la publicidad de las Olimpiadas que se celebraron ese mismo año en el país.
“Lo que intento, al mostrar el rostro de las víctimas es humanizarlas y con eso generar empatía, que la gente comprenda quiénes eran ellos y ellas”, comentó Edith a Plaza Pública. Maya Juracán, curadora de la muestra, agrega que estas obras dialogan con la realidad guatemalteca al generar un interruptor en las personas que permite crear una memoria histórica. “El arte no va a cambiar el mundo”, dice Maya, “pero crea fuentes de diálogo que nos permiten salir de la burbuja y entender que todo asesinato es político, ya sea por represión o negligencia”. También resalta cómo esta obra, si bien presenta una masacre colectiva, muestra a cada personas como un individuo, “no son solo cuerpos como el estado lo dice”.
Una masacre impune
A principios de agosto de 1968 en México se conformó el Consejo Nacional de Huelga (CNH). Poco tiempo después empezó a convocar y liderar manifestaciones para pedir la libertad de los presos políticos, el cumplimiento de la Constitución y menos represión al Estado mexicano, al gobierno de Gustavo Díaz Ordaz. En ocasiones el CNH logró reunir a más de 200,000 estudiantes en el Zócalo de la Ciudad de México. Mientras, el país y el gobierno de Díaz Ordaz, se preparaba para ser la sede de los Juegos Olímpicos —el foco estaba sobre la Ciudad de México al ser la primera ciudad latinoamericana en ser anfitriona de las olimpiadas—.
El CNH convocó a una asamblea para el 2 de octubre de ese año, en la plaza de las Tres Culturas, en Tlatelolco. Llegaron unas 15,000 personas. El Ejército supervisaba el mitin desde la periferia. Todo parecía normal. Pero entrada la tarde los soldados, sin previo aviso, abrieron fuego contra los estudiantes. Se estima que hasta 300 personas murieron en la masacre y más de dos mil fueron detenidas.
Las investigaciones posteriores revelaron que el presidente Díaz Mordaz y el secretario de gobernación, Luis Echeverría Álvarez, habían aprobado la matanza de los manifestantes por “ser una amenaza para el país”. Ni Díaz ni Echeverría fueron declarados culpables. Díaz murió en 1979 y Echeverría fue absuelto en 2009. Cada año, el 2 de octubre en México, miles de personas se reúnen para recordar a las víctimas de la masacre y pedir justicia.
Edith terminó su presentación dedicando la obra a la memoria de los estudiantes de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa que fueron desaparecidos en el 2014, estudiantes que, “a propósito, se dirigían a las manifestaciones conmemorativas de la masacre de Tlatelolco”, puntualiza Edith.
50 años después estará disponible en la Casa de la Memoria hasta el 15 de diciembre.
Edith López Ovalle ‘La Negra’ nació el 27 de junio de 1983 en la Ciudad de México, es una artista cuya obra siempre ha estado estrechamente vinculada a la actividad política. Es integrante del Colectivo H.I.J.O.S. en México y Guatemala, y de otros colectivos latinoamericanos que utilizan el arte como instrumento para la memoria histórica. Su obra ha aparecido en galerías en Latino América y Estados Unidos. Actualmente reside en Guatemala.