Este grosero error de apreciación se debe a que, pese a haber sido proclamado rector de forma anómala, no ha puesto un solo pie en el campus central de la universidad que pretende dirigir.
En la crisis universitaria provocada por el fraude grosero y descarado en las elecciones a rector, la administración ha optado por diversas estrategias, incluyendo las declaraciones falsas, los rumores, las negociaciones a puerta cerrada, etc. Se han apoyado en la cooptación de las instancias legales...
Este grosero error de apreciación se debe a que, pese a haber sido proclamado rector de forma anómala, no ha puesto un solo pie en el campus central de la universidad que pretende dirigir.
En la crisis universitaria provocada por el fraude grosero y descarado en las elecciones a rector, la administración ha optado por diversas estrategias, incluyendo las declaraciones falsas, los rumores, las negociaciones a puerta cerrada, etc. Se han apoyado en la cooptación de las instancias legales, lo que no permite una instancia imparcial y objetiva que pueda juzgar sobre la situación. Y también se ha apoyado en el uso de la fuerza por parte de las autoridades. Lo cual es execrable.
Pero todo esto ha dado, como un resultado inesperado, la indignación, el rechazo y la organización de la comunidad universitaria en un grado que no se había visto en varias décadas.
La crisis es resultado de muchos años de intervención de actores internos y externos a la universidad, así como descuido y apatía de parte de los sectores docente, estudiantil y administrativo. Tiene raíces en la pérdida de referentes políticos de actuación, la degradación de la política nacional que arrastra y exacerba las prácticas de impunidad y corrupción, la consolidación de grupos universitarios que se relacionan con las mafias del «pacto de corruptos» y un clima cultural que ha menoscabado los referentes del bien común, lo nacional y lo popular.
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Las diversas expresiones de resistencia, se han organizado inmediatamente contra el fraude y la imposición de un rector espurio. Pero se deben plantear una discusión que vaya más allá de los aspectos inmediatos de la crisis y respondan a planteamientos de fondo. La urgencia de la situación no debe impedir responder a preguntas como: ¿cuáles son los objetivos estratégicos de la resistencia? ¿Hasta dónde es posible llegar en la consecución de ellos? ¿Cuáles son los tiempos y plazos que se tienen? ¿Qué recursos y oportunidades tiene cada sector? ¿Cuál es el panorama de la correlación de fuerzas existentes? ¿Cuáles son los medios de resistencia y lucha que se tienen disponibles?
Entre estos objetivos estratégicos se pueden incluir la defensa del carácter autónomo de la Universidad, sin la intervención de actores políticos extrauniversitarios que velan por intereses personales o corporativos relacionados con el llamado «pacto de corruptos»; la defensa del carácter público de la Universidad y el reconocimiento de la misma como actor que busca el bien común; la búsqueda del mejoramiento de la academia en todas las instancias universitarias y en sus actividades de docencia, investigación y extensión; la reorientación de la política universitaria, que responda a intereses académicos y democráticos. Esto último implica la recuperación de espacios de dirección en facultades, escuelas y centros departamentales y de una representación ampliada en CSU.
También se debe hacer énfasis en la reorientación de la ética universitaria hacia esos fines y el rechazo de prácticas clientelares, antidemocráticas o corruptas en los distintos sectores administrativos, docentes y estudiantiles; la recuperación de contenidos humanísticos y sociales en los primeros años de todas las carreras universitarias, que permitan conocer la realidad social guatemalteca, la identidad universitaria y promuevan el pensamiento crítico; y el establecimiento de relaciones con sectores organizados populares, campesinos, mujeres, jóvenes y políticos con orientación nacional y popular, así como la defensa y articulación de sus intereses.
Es trillado señalar que en toda crisis hay una oportunidad. Pero se debe reconocer que el rechazo al fraude ha provocado un esfuerzo inédito de organización y articulación de distintos sectores que reconocen la necesidad de la formación y acción política como elementos que debe guiar los esfuerzos en el corto, mediano y largo plazo.
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