El dos de febrero de este año el MLP protestó frente al TSE por la denegatoria de inscripción a su binomio presidencial. Derecho a protestar del MLP totalmente justificado porque la denegatoria es notoriamente injusta y un bloqueo político en contra del partido y Jordan Rodas. Y aunque no, derecho a protestar se tiene, se respeta y se ejerce.
Ahora bien, llamó mi atención una consigna: «o inscriben a nuestros candidatos o no habrán elecciones». Una amenaza de ese tipo no puede tomarse a la ligera aunque venga de cánticos de una protesta, porque pone en riesgo un proceso mucho más importante que el propio MLP y es la transición de poder pacífica (en términos relativos), que es crucial si queremos pensar en un futuro mejor, porque hoy es el MLP, mañana es otro partido el que no quiere elecciones y será de nunca acabar.
Puedo suponer la crítica de vuelta: «¿para qué guardar la institucionalidad que no sirve?». Pregunta válida. Entiendo perfectamente el malestar, el desdén y espíritu soliviantado de quienes apoyan al MLP para decir que prefieren que no haya elecciones. La democracia en Guatemala sigue sin funcionar, entonces el sentimiento antisistema tiene sentido, pero por un momento reflexionemos más a fondo sobre la estrategia y sus consecuencias, porque aunque muy escueta y débil, hay una frágil institucionalidad que proviene de las elecciones que a largo plazo rendirá sus frutos. Algo se ha ganado y se puede perder más.
Digamos que el MLP bloquea las elecciones. ¿Cómo lo haría? Obvio con la fuerza de movilización de personas pero, ¿cómo? El aparato estatal no se va a detener solamente porque el MLP considera que no queremos elecciones. Hay otros veintitantos partidos que sí quieren competir (el MLP también podrá en Congreso y alcaldías) y harán presión para que se den las elecciones. ¿Cómo desempatamos? ¿Un piedra, papel o tijera entre quienes quieran elecciones y los que no? Significaría violencia y la violencia no ayuda en nada a nadie.
El MLP es un partido más, me refiero al instrumento del partido, no a sus ideales. Son personas que tienen intereses políticos como cualquier otro partido y en este momento es un partido pequeño. Todos son lindos como cachorros cuando no tienen poder, pero al crecer son bestias descontroladas (aplica a todos los partidos). A menos que el partido haya construido una institucionalidad a lo interno, con democracia y controles. ¿Usted cree que el MLP ya logró resolver la ley de hierro de la oligarquía y son un partido democrático? Los partidos en Guatemala son antidemocráticos hasta que demuestren lo contrario y el MLP no es la excepción.
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No confundamos movilización con democracia. Movilizar personas es cuestión de logística y recursos. La democracia en un partido significa mecanismos internos que garanticen la participación real, activa de la afiliación en la toma de decisiones y controles para sus autoridades partidarias. Eso lleva tiempo construirlo y difícilmente el MLP lo ha logrado. Más allá de la intención discursiva del MLP, ¿por qué es un partido mejor? ¿Cuáles son sus mecanismos democráticos para garantizar ser auténticos representantes de su afiliación? Otro punto, el MLP representa sus intereses no los del pueblo de Guatemala, nadie puede arrogarse esa representación, eso sería demagogia. Entonces, ¿por qué las elecciones generales podrían detenerse por un solo partido? Eso pone en riesgo lo poco que se ha ganado de institucionalidad y con certeza no se ganaría algo mejor con violencia.
El volcán es una fuerza hermosa de la naturaleza, con la correcta ingeniería (social), podemos obtener energía renovable y beneficio para todos los Pueblos, pero sin el adecuado diseño solamente es una fuerza destructiva de la naturaleza. Preguntemos a Pompeya.
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