Es cierto, nuestra infancia ya vivía con muchas privaciones antes de que Giammattei empezara a ser presidente de la república, no obstante, resulta imperdonable el hecho de que nunca se compraron vacunas para niñas y niños contra el COVID-19; sino que se utilizaron las de la marca Moderna, que eran para adultos y que donaron los Estados Unidos. Habría que aprender que incluso Honduras adquirió la Pfizer pediátrica. De hecho, cientos de niños guatemaltecos viajaron al vecino país a vacunarse e...
Es cierto, nuestra infancia ya vivía con muchas privaciones antes de que Giammattei empezara a ser presidente de la república, no obstante, resulta imperdonable el hecho de que nunca se compraron vacunas para niñas y niños contra el COVID-19; sino que se utilizaron las de la marca Moderna, que eran para adultos y que donaron los Estados Unidos. Habría que aprender que incluso Honduras adquirió la Pfizer pediátrica. De hecho, cientos de niños guatemaltecos viajaron al vecino país a vacunarse en sus áreas rurales a no más de 20 minutos de la frontera. Inaceptable, ¿no?
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Pero con suficiente evidencia puedo tildar al actual presidente como el peor enemigo para nuestra niñez y adolescencia. Además, aprovechando que la semana pasada se presentó el informe de su gestión gubernamental de 2022, vale la pena poner los puntos sobre las íes y enumerar algunos datos de su trágica gestión:
- 102 niñas y niños menores de cinco años murieron por desnutrición aguda durante 2021, lo cual es prácticamente el doble del año predecesor.
- A la semana epidemiológica número 51 durante 2022, se reportan 21,051 casos de desnutrición aguda, eso es casi el aforo del estadio Doroteo Guamuch.
- Si lo anterior puede parecer dantesco, lea esto: durante el año fiscal 2022 la Patrulla Fronteriza de los Estados Unidos reportó que 60,789 niñas, niños y adolescentes guatemaltecos fueron detenidos en su frontera con México, migrando de manera «no acompañada», lo cual es la mayor cifra desde que se tienen registros.
Si Guatemala está «tan bien» y 2022 es el año de los logros, ¿por qué la niñez huye de nuestro país?
Así podría seguir citando infinidad de indicadores más; en las áreas de seguridad alimentaria, salud, educación, protección social, etcétera. Lo cierto es que el gobierno de Alejandro Giammattei no ha mostrado un interés genuino en garantizar el cumplimiento de los derechos humanos para este grupo etario. De hecho, durante su gestión (2020–2022) se le ha reducido 480.5 millones de quetzales el presupuesto al programa de prevención de la desnutrición crónica, mientras que Jimmy Morales lo hizo con Q603.7 millones y aunque no lo crea; Otto Pérez lo aumentó: Q871.4 millones.
Por último, solo basta recordar que en el ejercicio electoral 2023 las niñas y niños están en las fotos y abrazos de las y los políticos, en sus planes (porque el papel aguanta con todo) pero no en sus acciones, aspecto sobre el cual debemos incidir todas y todos los ciudadanos, para que no elijamos otro enemigo para nuestra niñez (nuestro futuro).
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