No por lo que puede ser un tuit en sí mismo —que al fin y al cabo no es más que un simple postulado en 140 caracteres—, sino por lo que hay detrás de una idea expresada en un espacio tan breve: un esquema de pensamiento y formas particulares de ver y entender la realidad. En especial, cuando se trata de una institución pública y, más aún, cuando esta institución se ocupa de un tema elemental para el país (aunque tal vez trivializado con el paso de los años): la paz. Me refiero al siguiente tuit de la Secretaría de la Paz del gobierno de Jimmy Morales:
Si quieres vivir en paz, escucha, observa y calla. Buen día amig@s #SEPAZ
@SepazGT 9:33-24 mayo, 2016
Tras trabajar cinco años en un instituto de investigación centrado en la construcción de la paz (Intrapaz, de la URL), no podía dar crédito a lo que leía de una Secretaría de la Paz. Y no pude evitar reaccionar al tuit. ¿Por qué callar frente a la realidad de este país que, lejos de callar, nos exige abrir los ojos, ver más allá de nuestro metro cuadrado con un lente crítico, para luego actuar, denunciar, organizarnos, participar… en fin, movernos para construir algo mejor?
Es preocupante su idea de la paz. Galtung, uno de los teóricos de la paz más famosos, planteó los conceptos de paz negativa y paz positiva. La primera —esa que invoca la Sepaz— no es más que la ausencia de guerra y opera silenciosamente cuando callamos y permanecemos indiferentes frente a las injusticias para evitar líos y en las políticas apagafuegos de los Gobiernos.
En cambio, la paz positiva exige mucho más, una participación activa en sociedad, la búsqueda de lazos en la colectividad. Para nada quiere decir la ausencia de conflicto, pues este es un hecho social y no debemos temerle. Los conflictos no son en sí ni buenos ni malos. Esto depende de su desarrollo, y ciertamente en Guatemala casi siempre terminan siendo negativos. Nos asustan los desacuerdos, las críticas, y reaccionamos a la defensiva. No estamos acostumbrados a escucharnos, a dialogar y decir lo que realmente pensamos. Sin duda es un gran camino el que nos hace falta recorrer para madurar como sociedad. Nos faltan espacios de aprendizajes democráticos.
El país en el que vivimos, con toda su historia de guerra y con la permanencia del miedo y las amenazas, lo que menos necesita es nuestro silencio cómplice. Entre los pocos avances luego de la firma de la paz figura la posibilidad de expresarnos, denunciar y organizarnos sin que nos desaparezcan o maten. ¿Por qué callar? ¡No vamos a retroceder! Y con estas posibilidades debemos denunciar, por ejemplo, que estas libertades aún son negadas para muchos en el país a través de la represión y la criminalización.
Al estilo de los tres monos sabios, el no ver, no oír y no hablar, el mensaje de la Sepaz es preocupante, aunque, a decir verdad, no sorprende viniendo de este gobierno. Hace poco más de un mes Nómada publicó una nota sobre las intenciones de Jimmy Morales de cerrar la Sepaz. Aun cuando el funcionamiento de la institución es discutible, en el fondo está la negación de la memoria y, por lo tanto, de la justicia. Recordemos que este año se cumplen 20 de la firma de los acuerdos de paz, y pareciera que no hay mucho que celebrar.
Ah, y para terminar, la ironía de una Secretaría de la Paz: al final del día me di cuenta de que habían bloqueado mi cuenta de Twitter.
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