Los recursos van y vienen de un lado al otro, y, como siempre, le ha tocado a la Corte de Constitucionalidad resolver la gran cantidad de amparos planteados, incluida una consulta de los actuales magistrados de la CSJ sobre si se quedarán aun después de vencido su mandato constitucional en caso de que no se eligieran magistrados antes del 13 de octubre próximo.
A estas alturas es imposible que haya nuevos magistrados para el 13 de octubre. Partiendo de esa premisa, la CC ya estableció que los actuales magistrados seguirán en sus puestos (no juzgo si la decisión judicial está bien o mal). La pregunta del millón es hasta cuándo se elegirán nuevos magistrados. Y la respuesta es casi obvia: será hasta después del 14 a las 14 (14 de enero de 2020), como diría un excandidato.
La elección de las cortes es una batalla entre poderes políticos y económicos claramente divididos en dos bandos oscuros: por un lado la UNE y por el otro el dream team de la corrupción, encarnado en los partidos Todos, Unionista, FCN, UCN, PAN, Podemos y MR, más el Cacif (dándoles a los empresarios el beneficio de la duda en cuanto a si pertenecen o no al dream team).
La UNE tiene un objetivo claro: retrasar la elección de magistrados hasta la próxima legislatura. Esto, porque actualmente tiene 32 diputados, mientras que en la próxima tendrá 52 y sus contrincantes actuales perderán una gran cantidad de diputados a manos de la misma UNE y de otros partidos que ganan representación (URNG-MAIZ, Winaq) o que llegan por primera vez (Semilla, Humanista, Vamos, BIEN, PC, MLP), con los cuales, además y en principio, hay una mayor afinidad ideológica (salvo con Vamos), lo que hace presumir que sería más fácil negociar llegar a los votos necesarios para integrar las cortes. Asimismo, la UNE suma el apoyo de algunas organizaciones sociales que, si bien no apoyan abiertamente a dicho partido, sí prefieren que sea la nueva legislatura la que elija.
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Por el otro lado, el dream team de la corrupción + Cacif tiene un objetivo claro, elegir las próximas cortes cuanto antes, pues sabe que perdería dos poderes de un solo, el legislativo y el judicial. No obstante, buscará infiltrarse en el ejecutivo y hacer de este su reducto fundamental (todavía le doy el beneficio de la duda a nuestro presidente electo), aunque esto no lo tiene del todo claro con un presidente que todavía no enseña todas sus cartas, pero del cual se sabe de entrada que no será el títere que ha sido el presidente Morales.
Para ambos es una pelea de vida o muerte en busca de un mismo objetivo: la impunidad. Para la UNE, la suerte de su máxima líder y de varios de sus diputados está hoy en manos del Organismo Judicial. Y no digamos para los empresarios del Cacif, y sobre todo para los diputados del dream team y para funcionarios del Ejecutivo actual, que, una vez concluido su período o función pública, deberán enfrentar a la justicia sin el paraguas del antejuicio.
Pero hay otro trofeo aún más preciado, que deviene indirectamente de esta elección de la CSJ: el control de la Corte de Constitucionalidad en el 2021. Hay que tomar en cuenta que este organismo designa un magistrado titular y un suplente de esa alta corte. Para la UNE, elegir la CSJ sería casi asegurarse dos puestos en la CC (Congreso y CSJ) de cinco posibles. Para el dream team + Cacif sería casi dar por perdida la CC por otro período (tomando en cuenta que la USAC usualmente no designa magistrados afines a estos grupos), algo que para ellos sería desastroso, pues es ahí donde en realidad se decide quién gana la guerra.
En medio, nuestro endeble y vilipendiado sistema de justicia, que clama a gritos por una reforma constitucional que nos libre de estas batallas cada cinco años, y una población a la cual le da exactamente lo mismo qué magistrado quede, pues sabe que al final este responderá a un grupo de corruptos.
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