Permítanme resumir lo que ha ocurrido en materia de generación de empleo formal en estos últimos tres años. El presidente Morales se opuso a los salarios mínimos diferenciados. Lo mismo hizo el ex procurador de los derechos humanos Jorge de León Duque. Pero ninguno generó una propuesta para crear empleos formales (la política económica de este gobierno ha sido de papel y de fotos en Twitter). Mientras tanto, la Embajada de Estados Unidos presionó para que se fortaleciera la Inspección General de Trabajo de manera que mejorara el cumplimiento de la legislación laboral, al mismo tiempo que, en el marco del TLC-Cafta, los sindicatos de aquel país fracasaron en una demanda laboral contra Guatemala. De forma paralela, la cooperación internacional se dedicó a financiar proyectos agrícolas y programas para pequeñas y medianas empresas informales. En conclusión, ¿qué se ha logrado en estos tres años? ¿Dónde están las decenas de miles de empleos formales que pudimos haber generado en el interior del país durante estos tres años? En ningún lado. Mientras tanto, siguen entrando jóvenes al mercado laboral, muchos de los cuales decidirán migrar.
El fracaso en la generación masiva de empleo formal con buenos salarios es producto no solo del pésimo trabajo del actual gobierno y de la comunidad internacional. También es un fracaso de las visiones más ingenuas de la izquierda y de la derecha de nuestro país. Ingenuas porque pasan muy poco tiempo contrastando la validez de sus teorías. Si fuera tan fácil, algo deberíamos haber logrado tras los esfuerzos por aumentar el presupuesto del Ministerio de Educación, acrecentar el poder del Ministerio de Trabajo y dedicarnos dos décadas a aumentar los salarios mínimos. Si fuera tan fácil, algo deberíamos haber logrado con apertura unilateral, bajos impuestos y estabilidad macroeconómica.
Por suerte, parece que el ambiente político está cambiando. Hasta hace poco, el Centro de Investigaciones Económicas Nacionales (CIEN) era uno de los pocos actores que habían puesto la creación de empleo formal como parte central de la agenda política. Esta semana, la Asociación de Investigación y Estudios Sociales (Asíes) se sumó a la preocupación cuando salió reconociendo públicamente que la migración masiva a Estados Unidos ocurre por falta de empleos en la región. Ahora lo que necesitamos es que más actores del país se sumen y presenten buenas propuestas para generación masiva de empleos formales.
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Pero cuidado. No se trata de aplaudir cualquier propuesta de creación de empleo que se presente y suene bonita. Hace dos años escribí que me preocupaba que la cooperación viera la región como destinada al empleo agropecuario (y que por ello financiara a muchas empresas y ONG con dicha visión). Esto es problema porque esa fue la actitud que tomaron para debilitar a la Alemania de la posguerra —lo que llamaron el Plan Morgenthau—. Por eso veo positivo que Miguel Gutiérrez y Hugo Maul se sumen a la idea de que necesitamos replantear el modelo de desarrollo y de cooperación internacional para que se parezca más al Plan Marshall: necesitamos inversión para reducir los costos de transporte interno y externos, así como los costos de energía eléctrica, e incrementar la productividad de los trabajadores y de nuestras empresas. Un plan que no tiene miedo de fortalecer nuestro aparato productivo para competir en el plano internacional en industrias que generan buenos empleos.
Lastimosamente, lo que veo es que los mexicanos se han apoderado de dicha idea en las últimas semanas. No han sido los Gobiernos de la región, lo cual puede significar que el gran beneficiario de dicho apoyo terminarán siendo los mexicanos. A ello debemos agregar que el Gobierno sigue perdido en cómo crear empleo formal. Estas semanas se discutirá el salario mínimo, y la decisión es predecible: habrá un incremento del salario mínimo para evitar que la prensa ataque al Gobierno en año electoral. Como si ello no fuera suficiente, hay una propuesta que quiere volver aún más cara la contratación de trabajadores formales, pues pretende un impuesto para beneficiar a un sector en el cual abunda el empleo informal y que no suele pagar el salario mínimo (iniciativa 5,484).
Ojalá los interesados en participar en las próximas elecciones estén mejor preparados para gobernar y generar resultados para el país.
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