Las tramas discursivas nos proporcionaron un norte sobre el cual el nuevo mandato se iba a encaminar: la gestión por resultados, la cual constituye una herramienta efectiva de planificación y control que tiende a dotar a la administración pública de un modelo y un conjunto de metodologías y técnicas diseñadas para lograr la consistencia y la coherencia buscadas entre los objetivos estratégicos del gobierno, reza un documento de la Secretaría de la Función Pública en México.
De esa cuenta, por ejemplo, el año 2012 no registró ningún evento natural que pusiera en aprietos al sistema de salud, al extremo que éste por una circunstancia particular llegara al colapso en su capacidad de ofrecer sus servicios. El año pasado fue la excepción de otros años en los cuales se han registrado largas sequías, inundaciones, deslaves, etc. Incluso la situación climática no llegó a los extremos que se venían registrando.
Ante eso y la visión que ofrece la gestión por resultados, era de esperar que todo marchara mejor, que los servicios estuvieran al día en su planificación de compras, pagos, almacenamiento, distribución y uso de recursos. Sin embargo, no fue así. El sistema de salud volvió a enfrentar serios problemas de desabastecimiento. Pero entonces, qué pasó. Si hubiera sido el año anterior, hubiera sido comprensible que el discurso presidencial y todo el apoyo mediático con el que cuenta hubiera diseminado la versión que todo era culpa del gobierno anterior.
Pero después de un año en el poder, en el cual ha contado con la presencia del mismo ministro de Finanzas y nueve meses el mismo titular de Salud, cómo se entiende el desabastecimiento. ¿En dónde está la consistencia y la coherencia que ofrece la gestión por resultados? ¿La gestión por resultados no permite vislumbrar escenarios a futuros que pueden prevenirse? ¿Quién de los ministros no ha planificado bien? ¿Quién no se aprendió bien la lección de gestión por resultados? O lo que es peor ¿quién le está haciendo daño al Presidente al provocar esta situación y poner en duda las bondades de su gestión?
Lo único que se puede rescatar de todo esto es que como en otros años anteriores, estas “crisis” en el sistema de salud únicamente sirven de pretexto para generar golpes mediáticos que permiten al gobierno tomar decisiones en donde los mecanismos de transparencia ceden el paso a la urgencia y a la necesidad. Pero además, presenta el escenario ideal para la continuación de viejas prácticas en las cuales se evidencia la ineficiencia y la corrupción en la gestión de los recursos del sistema de salud. Si se hace una buena evaluación de los resultados, alguien no está planificando bien… ¿quién será? Lo seguro es que no haya ningún responsable, ya que no se está haciendo nada distinto, todo es lo mismo que antes, como reza el viejo refrán: es la misma gata, sólo que revolcada.
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