Eta en territorio COVID19: preocupan los albergues, posibles focos de contagio
Eta en territorio COVID19: preocupan los albergues, posibles focos de contagio
Una tormenta sobre otra. El presidente Alejandro Giammattei dijo en conferencia de prensa que había 75,000 personas afectadas por la tormenta Eta. «Unas 6,000 familias perdieron sus siembras». Calculan alrededor de 150 fallecidos y hay comunidades enteras soterradas por aludes, casas derrumbadas y cosechas perdidas. El daño se reporta en varios departamentos. Uno de ellos es Izabal, que acumula una gran cantidad de casos de COVID19 y con más de la mitad de sus municipios en alerta roja. El impacto de la tormenta tropical Eta se sumó a la emergencia por la pandemia en varios departamentos. Buscan alternativas para que los albergues no se conviertan en lugares de supercontagios.
Tras dos días de intensas lluvias, la Conred reportó 4,812 personas en 59 albergues. Lo perdieron todo o se les hace imposible regresar a sus casas por las inundaciones. La Coprecovid recomendó varias medidas para prevenir el contagio de COVID19 en esos espacios de acogida temporal. Una de ellas, por ejemplo, es que cada familia construya una carpa de nylon y que estén separadas tres metros entre sí.
«Dentro o cerca del albergue», dice la guía de la Coprecovid, «debe colocarse un biombo o, en su defecto, una barrera con nylon o plástico, un área para evaluación clínica de casos sospechosos de infección».
Según expertos, por las condiciones del país y la falta de preparación ante desastres, algunas de las recomendaciones de la Coprecovid son difíciles de cumplir. Esto podría poner en peligro la salud y la vida de la población. «Los albergues ni siquiera están preparados para la tormenta», dijo Karin Slowing, de Laboratorio de Datos, una iniciativa ciudadana que analiza la evolución de la pandemia. «Esto hará que se incrementen los casos, porque los centros donde están las personas afectadas no permiten el distanciamiento social», agregó.
David De León, director de comunicación social de la Conred, dijo que hay 59 albergues distribuidos en Izabal, Petén, Quiché y Alta Verapaz. «Este año se identificaron más lugares para garantizar el distanciamiento social. En 2019 fueron 550 y para este año hay 1,900», informó.
Una situación tan particular como la pandemia requería de medidas excepcionales, pero la tormenta tropal Eta se acercó a Guatemala y los albergues se instalaron para recibir a las personas que lo necesitan.
Slowing dijo que era necesario buscar otras alternativas, como hoteles, para albergar a las personas con mayor riesgo. «Pero ya no hay posibilidad de hacerlo», comentó. «Ahora hay que habilitar más espacios para evitar el hacinamiento y aislar a casos sospechosos», agregó. Mientras, Julia Barrera, vocera del Ministerio de Salud, aseguró que se realiza un monitoreo.
Departamentos rojos en medio de la tormenta
Los estragos que causó la tormenta tropical Eta pusieron en estado de calamidad a nueve departamentos del país: Petén, Quiché, Alta Verapaz, Izabal, Chiquimula, Zacapa, Jutiapa, el Progreso y Santa Rosa. Todos, con excepción de Santa Rosa, tienen municipios en alerta roja porque hay muchos casos de COVID19 o por el alto porcentaje de pruebas positivas.
En Izabal tres de los cinco municipios (Puerto Barrios, Morales y Los Amates) están en alerta roja. Este departamento tiene una de las incidencias acumulada de casos más alta. Hay 970 casos por cada 100,000 habitantes, solo por detrás de Guatemala, Sacatepéquez y El Progreso.
En este departamento se instaló la mayor cantidad de albergues por Eta. Son 38 y recibieron a 3,669 personas. En promedio, son 97 personas en cada centro.
En Alta Verapaz, los municipios de Cobán, Santa Cruz Verapaz y San Juan Chamelco también están en rojo. En este departamento la incidencia acumulada es de 220 casos por cada 100,000 habitantes.
Son lugares afectados por la pandemia y también por Eta. El hacinamiento y las dificultades para acceder a agua y a medidas de higiene en los albergues es motivo de preocupación. Diversos estudios han demostrado que en los espacios cerrados y con más hacinamiento hay mayor probabilidad de contagio.
De hecho, un panel de expertos en salud pública, epidemiología y enfermedades infecciosas de la Asociación Médica de Texas clasificó las actividades de menor a mayor riesgo de contagio de COVID19. Aunque en esta clasificación no hay una específica de albergues, se considera como de alto riesgo comer en un bufé, ir al gimnasio o al cine, ir a un bar, asistir a un servicio religioso con 500 o más fieles, ir a un concierto de música o a un estadio de deportes. Es decir, actividades que suponen a muchas personas juntas, en lugares cerrados o casi cerrados, de hogares distintos, compartiendo el espacio para comer o beber, en donde los objetos pueden ser tocados por todos. Actividades que, por necesidad, deberán realizarse en el albergue.
Karin Slowing, de Laboratorio de Datos, recomendó hacer más pruebas en los lugares afectados por Eta y en los albergues, además de garantizar el uso de mascarillas y el acceso a agua potable.
Pero no se contempla hacer pruebas a todas las personas que se encuentran en los albergues. Julia Barrera, vocera del Ministerio de Salud, dijo que se realizan visitas de evaluación y monitoreo a las personas que se encuentran en los albergues de Izabal, Alta Verapaz, Quiché y Petén, para evaluar el estado de salud de las personas y detectar casos de COVID19.
«Se hacen visitas diarias a los albergues para realizar consultas médicas. Si se identifica, si a algún paciente con síntomas se realiza la prueba. Si es positiva se aísla y se busca a sus contactos. Se pidió que en los albergues que se instale un lugar especial para ubicar a las personas con COVID19. Luego serán trasladados a los centros para atención», explicó Barrera.
Hasta ahora, según David De León, de la Conred, no se ha detectado en los albergues ninguna persona con COVID19. «Se pedirá que se hagan pruebas cuando haya casos sospechosos», reiteró.
Las lluvias, las inundaciones, los aludes y el desastre de Eta colocaron a la pandemia de COVID19 en un segundo plano. Sin embargo, es una realidad que Guatemala no logra superar. Así lo considera Slowing: «Estamos estancados. Todos los días se reporta casi la misma cantidad de casos, entre 650 y 700. Hace falta una estrategia eficiente de testeo y, lo que hemos dicho desde antes, hacer más pruebas».
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