Un presidente en funciones es acusado por el poder judicial de haber cometido delitos de corrupción. Y, como en 2015, cuando el gobernante de turno y su vicepresidenta se vieron forzados a renunciar a sus cargos para enfrentar la justicia, el presidente actual, James Morales, corre el mismo riesgo de ir a parar a la cárcel.
De forma similar, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, está siendo investigado y corre el riesgo de ser interpelado. Hoy más que nunca Guatemala está tan lejos de Dios y tan cerca de los Estados Unidos, parafraseando al dictador mexicano Porfirio Díaz, quien estuvo en el poder de 1876 a 1911.
Pero hoy Guatemala no está cerca de Washington por su influencia o intervencionismo, sino gracias a un paralelo político inédito. Ambos países son gobernados por presidentes inexpertos que llegaron al poder por supuestamente ser ajenos a los partidos políticos tradicionales en ambos países. Ambos son producto de su fama de la TV. Al igual que Jimmy Morales, quien llegó al poder siendo un novato de la política y gracias en parte a su imagen como comediante de televisión, el presidente estadounidense, Donald Trump, fue elegido en parte por su imagen producto de la serie televisiva The Apprentice (El aprendiz).
Sin embargo, los puntos de coincidencia que busco compartir en esta nota son ajenos a su falta de experiencia o de preparación como estadistas. O a su pertenencia a Iglesias evangélicas o a los supuestos valores ético-cristianos que comparten. O a sus peculiares estilos de discurso: el trumpismo o las moralejas. No. Son otros paralelos más insólitos los que hacen que la frase del dictador Porfirio Días tome nueva vigencia.
Al igual que Trump, Morales llegó al poder gracias a una sorpresa electoral en la que los votantes se salieron del molde electoral y terminaron eligiendo a un mesías inexperto, pero con mucho carisma. James Morales es tan ingenuo y tan mal preparado para gobernar como lo es Donald Trump. No obstante, ambos están donde están no por sus propias atribuciones, sino por la injerencia de poderes políticos paralelos incrustados en sus respectivos sistemas políticos. Paralelamente, tanto el sistema político corrupto de los Estados Unidos como el de Guatemala han cruzado un valladar importante durante las anteriores elecciones. Para no perder su influencia detrás del trono, han tenido que aprender a tolerar las barbaridades y las cagadas cometidas por sus presidentes títeres electos.
Por lo tanto, James Morales y Donald Trump, quienes presiden gobiernos ilegítimos, han tenido que violar las leyes electorales para salvar su pellejo político y evadir la justicia. Trump, ante un vasto cúmulo de evidencias en su contra y ante el asombro de todos, optó por obstruir la justicia despidiendo al encargado de investigarlo, el jefe del Buró Federal de Investigaciones (FBI, por sus siglas en inglés), James Comey. No obstante, el poder judicial de Estados Unidos logró asignar a un fiscal especial —al exjefe del FBI Robert Mueller— para continuar la querella.
En tanto, Jimmy Morales, quien gobierna un país con un sistema judicial deteriorado por décadas de corrupción y enfrentando el peor escándalo de su corto gobierno, se juega el pellejo político y personal promoviendo la expulsión de Guatemala del titular de la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (Cicig), Iván Velázquez, quien ha iniciado un proceso judicial en su contra.
Trump y Morales se están quedando solos. Ambos han perdido a miembros de sus gabinetes de gobierno, sufren los niveles más bajos de popularidad desde que fueron elegidos y se encuentran al borde de ser interpelados y juzgados por sus crímenes. Por colusión con un gobierno extranjero para inclinar la elección a su favor, en el caso de Trump, y por financiamiento electoral ilícito, en el caso de Morales, quien habría recibido dinero del narcotráfico.
Tanto Morales como Trump son gobernantes ilegítimos a quienes no les ha importado violar las leyes de sus países con tal de bloquear investigaciones en su contra. Y no les importa que aquella imagen mediática que les sirvió de trampolín para llegar al poder se derrumbe ¡escandalosamente!
Gracias a Dios el continente americano busca estar lejos de Washington cada vez que puede. Hay movimientos projusticia y de resistencia organizada en Latinoamérica luchando por que la cooperación internacional sea para beneficio de toda la sociedad, y no solo de las élites feudales y de las mafias políticas de siempre. Sabemos que estas son responsables del surgimiento de adefesios políticos disfrazados de presidentes como quienes nos gobiernan: ratas de dos patas como Jimmy Morales y Donald Trump.
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