Justicia con mano propia
Justicia con mano propia
Las rondas de vigilancia conformadas por grupos de vecinos encapuchados llevan dos años de recorrer las tortuosas calles de la colonia El Cerrito, zona 10 de Mixco. Los motivos que llevaron a la conformación de estos comités de seguridad armada son los que más comúnmente se conocen en todas las áreas “rojas” del país: extorsión, homicidios, violaciones, robos, secuestros, guerra callejera para el dominio del sector por parte de pandillas rivales.
Los escuadrones de comunitarios envueltos en pasamontañas son el reflejo de la agobiante desesperación colectiva frente a la ineficiencia de las instituciones públicas, ya que en El Cerrito destaca la presencia consistente de agentes de la PNC y soldados.
Al mismo tiempo, la “justicia con mano propia”, tan universalmente practicada y socialmente aceptada, conlleva la trágica equivocación de que un individuo o un grupo organizado puedan solucionar las necesidades colectivas de seguridad y paz social, cumpliendo con una función que, necesariamente, debería ser responsabilidad única del Estado. Casi siempre, los comités de vigilancia se vuelven grupos de poder ilegal y terminan ejerciendo su función de forma arbitraria, manchándose de delitos y hechos criminales contra la población que deberían proteger, en una perversa espiral sin fin de legitimación de la violencia.