Willy, de 35 años, conoció el mundo acompañado de su cámara y de una mente abierta. Regresó a su Antigua natal para darse cuenta de que seguía siendo su lugar preferido para vivir, pero con un matiz: «Después de vivir otros núcleos culturales, pude observar que la Antigua estaba dormida, casi muerta, que podía dar mucho más».
Para Willy, el orgullo de existir entre ruinas y escombros expresa una nostalgia por algo que fue, pero que ya no es más. «Los verdaderos monumentos de la Antigua son los antigüeños: el único patrimonio que al final realmente vale», dice. Cargado de ideas, experiencias e interacciones, Willy decidió iniciar un proyecto cultural y diverso para devolverle a la Antigua lo que la vida le ha dado a él. Se construye sobre tres pilares: educación, cultura y desarrollo. «Aunque toda acción colectiva es política», recuerda.
Su amiga Cristy Barrios se sumó pronto. Ahora ellos conforman una fuerte alianza que dedica todo su talento y cariño a convertir sus sueños en una realidad compartida para toda la comunidad de Antigua Guatemala[1].
Y es que, dicen, cultura significa identidad y pertenencia. La cultura crea valores y canaliza energías. Sin ella, los más chicos terminan encontrando su lugar en el mundo de maneras poco edificantes. Cristy piensa que ofrece un espacio para que los niños y los jóvenes inviertan sus talentos y se mantengan ocupados constructivamente. Willy lo ve como «una religión sin credo». Su biblia es más bien un instrumento musical o un lienzo en blanco, una pelota de futbol o un libro.
En ese sentido, el arte y la cultura sirven como poderosas herramientas de prevención de criminalidad y violencia, pues ofrecen buena tierra para invertir talentos e ideales desde temprana edad. De hecho, Willy ha estado diseñando programas de formación artística y cultural para niños y jóvenes que espera que se vuelvan permanentes.
Además, una escena cultural robusta también garantiza un turismo estable, limpio y dinámico. Una versión de desarrollo amigable al medio ambiente, a la mente y a los bienes públicos. «La idea de ciudad debe evocar imágenes de evolución, siempre», dice Willy mientras Cristy le toma una foto para esta pieza.
Esto no es nada nuevo. Historias de ciudades latinoamericanas como Puebla, Cartagena, Granada o Trinidad hablan de modernidad funcional y segura sin perder su mística arquitectónica de ayer o su magia ilustrada. La Antigua, una especie de isla nación dentro del territorio guatemalteco, tiene el mismo potencial que estos otros íconos de las Américas.
«Este año las cosas aún están sucediendo a medias» dice Willy, «pero para el otro año tenemos muchos planes y sorpresas para todos los antigüeños». En 2018, Antigua Viva pretende celebrar su segundo festival de literatura, Pulso Volcánico, el cual busca fusionarse con otros esfuerzos afines —incluyendo una renovada feria del libro— y que incluirá conferencias pronunciadas por algún o alguna nobel de las letras (suenan Bob Dylan y Vargas Llosa, para balancear). «La idea», recuerda Cristy, «es ayudar a establecer una plataforma creativa y un modelo colaborativo de resolución de problemas comunes que incluya la ciudadanía, el Gobierno local y el empresariado. Nadie se quedará afuera». Willy asiente con la cabeza, pues cree fervientemente en el poder de la cocreación consciente entre todas las fuerzas sociales.
En estos emprendimientos, la competencia y el choque hacen poco bien. El nombre del café en donde Antigua Viva tiene su primera mesa y un par de sillas para trabajar lo dice todo. Se llama Los Encuentros. Pues eso. Los volcanes que anillan la ciudad hacen su parte para hacerla el mejor lugar para ser y estar. Le toca a su gente ponerse manos a la obra.
De momento, ya se ha llevado a cabo el primer Pulso Volcánico y se ha conformado la orquesta sinfónica de la ciudad. Además, ya se han llevado a cabo otras actividades pequeñas y medianas que han servido para crear contenidos y alinear propósitos.
Se espera que empiecen a surgir fuentes de financiamiento interesadas en democratizar el arte y la cultura en la Antigua. Hasta ahora, Willy lo ha costeado todo con el apoyo de Cristy, del resto del equipo y de amigos de la iniciativa.
Este gran proyecto de solidaridad «de la comunidad, para la comunidad y con la comunidad de Antigua» constituye la materialización de un ideal evolucionario que busca consolidar la Antigua Guatemala como el mejor lugar para vivir… bien.
Willy y Cristy creen que es posible. Yo también.
Más información en la página web y en la de Facebook.
Cristy Barrios y Willy Posadas, creadores de Antigua Viva.
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[1] Evidencias de una red emergente de extorsión han servido de estímulo adicional para que Willy, Cristy y el resto del equipo redoblen esfuerzos.
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