La ética empresarial, como concepto que data de principios de la década de los años 1970, presupone equiparar la empresa con la persona para establecer que sus acciones en función de alcanzar sus objetivos básicos de maximizar utilidades puedan estar limitadas por principios equivalentes a los de aquellos seres que respetan la convivencia social, los derechos de los semejantes, las leyes, etcétera.
Después de la crisis financiera global del 2008 se han realizado encuestas en economías ...
La ética empresarial, como concepto que data de principios de la década de los años 1970, presupone equiparar la empresa con la persona para establecer que sus acciones en función de alcanzar sus objetivos básicos de maximizar utilidades puedan estar limitadas por principios equivalentes a los de aquellos seres que respetan la convivencia social, los derechos de los semejantes, las leyes, etcétera.
Después de la crisis financiera global del 2008 se han realizado encuestas en economías del primer mundo. Y estas, con pequeñas variaciones, indican que los tres principales temas referidos a ética empresarial que ocupan a la opinión pública son a) los sueldos de los altos ejecutivos, b) la elusión de impuestos y c) la corrupción relacionada con sobornos. En la economía global, y no solo en el ámbito regional, aunque no sea lo que más ocupe a la opinión pública, el tema del lavado de activos y del financiamiento del terrorismo es otra arista de cómo se pone a prueba el comportamiento ético de las empresas.
El bufete jurídico involucrado en el escándalo declara que su única función ha sido constituir empresas, que lo que luego hayan hecho estas no es responsabilidad de aquel. Y hasta allí se limita la responsabilidad legal. De esta manera vemos cómo las faltas a la ética no son necesariamente enmarcadas en el tema de las sanciones legales, pero cómo sí deberían ser sancionadas en el campo de lo moral y de sus efectos en sus posiciones de mercado o competencia.
¿Para servir a quién están las empresas? Si es para responder ante sus socios y propietarios dándoles las mayores ganancias posibles, entonces el fin justifica los medios y la base ética es maleable. Puede recurrirse a la fijación de políticas internas mediante las cuales los propietarios sacrifiquen ganancia con el fin de obtener sostenibilidad, un buen clima de negocios o retornos positivos diversos, incluida la creación de imagen. Pero desde este último escenario hasta llegar al ideal de la empresa actuando por y para la sociedad, el territorio y los individuos hay mucha distancia.
Al final, la discusión puede girar en torno a si la ética es individual o tiene aplicación empresarial. Y, más allá de la discusión filosófica, no se puede creer que un bufete organiza o vende sociedades en un paraíso fiscal sin saber cómo y para qué van a ser utilizadas.
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