La imagen: un rótulo en una manifestación en medio de la plaza "vengo a protestar contra la ciudadanía, ¿cuánto de todo esto es parte nuestra?". No creo que uno pueda afirmar que las cosas están cambiando, podríamos empezar con algo más simple, algunas cosas empiezan a funcionar nuevamente, y claro, eso es un estímulo en términos de la depresión tropical en la que nos mantenemos. Sobre si las cosas están cambiando, podríamos ser un tanto tramposos y pensar que han estado cambiando desde ya varios años y que estos fenómenos que vivimos son resultado de la suma de muchas cosas, se me ocurre pensar, si las juventudes entre el 60 y el 80 y tantos no hubieran arriesgado sus cuerpos y sus sueños por transformar este país, es fácil imaginar un MLN sentado en el poder unas 40 décadas y nosotros con una constitución de por ahí de 1978 o algo así, si la chamacada no se hubiera levantado en el 44 (que igual hubo chamacada para el 54), en el 20 (y luego Ubico ¬.¬), si los normalistas no le hubieran lanzado piedras a los antimontines en 2012 exigiendo sus derechos (que igual valió el magisterio), si la Marcha Indígena Campesina no hubiera entrado a la ciudad de Guatemala en marzo de 2012 (que son demasiado años apilados sobre racismo, saqueo, persecución, y un horroroso etcétera) , y así un largo listado que incluye, por supuesto, el 25 de abril de 2015 (que igual quedó Jimmy Morales), y en todo ese listado de cambios fundamentales y contradicciones irresolubles, pues estamos nosotros. Nosotros como ciudadanos haciendo ciudadanía, digámoslo así, bonistillo.
Ahora bien, en todos los espacios de las contradicciones también estamos nosotros, las instituciones del estado están llenas de nosotros, las empresas, las calles , las plazas, el total de los elementos que constituyen este país está lleno de nosotros, es decir detrás de ese abstracto que llamamos sistema hay un concreto que somos nosotros.
Entiendo que cuando decimos es el sistema y no un grupo de personas, estamos hablando de la representación de las estructuras y mecanismos que hacen andar las cosas como están, y nos queda claro que ese "así como están" es bien pura mierda. Y es una trampa terrible la de echarle el muerto al sistema, así me lo parece, es decir, una de las trampas favoritas del sistema es que le llamemos el sistema y a partir de eso tratar de desestabilizarlo, aquel "entrar al sistema para cambiarlo desde adentro" es entrar al sistema, en seco, o por lo menos hasta ahora así ha sido. Personalmente estoy convencido que el sistema de corrupción es nada más un efecto de otro sistema todavía más perverso, la acumulación enfermiza de capital y de poder, esa forma de capitalismo que enajena a sus animales para convertirlos en bestias acumuladoras a como dé lugar, como el tipo que me dijo en la barra de un bar "hago cualquier cosa por tener un dólar más", efectivamente, en dólares y dispuesto a hacer cualquier cosa. y por ahí también va la cosa, en ese sentido le doy toda la razón a Mario Roberto Morales que señala a ese capitalismo oligárquico monopólico como el director de la orquesta -feudalismo del siglo XXI por decirlo de otro modo.
Encuentro otro problema en la falta del plural en la enunciación de la estructura y la falta del singular ante la idea de los responsables. Por supuesto que el sistema son muchos sistemas interactuando que van desde una forma de burocracia estatal -particularmente diseñada para que las cosas se entrampen- hasta diversas formas de saqueo y dominación por parte de los poderes que rigen este país, recuerdo una síntesis de Héctor Rosada que decía que los tres grandes poderes son el capital tradicional (resultado del sistema oligárquico explotador), el capital emergente (resultado de la corrupción del estado y el enriquecimiento ilícito) y el capital del crimen organizado (narco, pandillas, crimen en general), y entre esos tres ejes, pues el gobierno con su aparato dándole mantenimiento a las tres y en medio de todo, nosotros, y ahí es donde va la crisis del singular.
El problema de las generalizaciones es que generan cierta forma de calcificación que paraliza, que obstruye en su abstracción, sin embargo son necesarias para tratar de entender los mecanismos en los que estamos metidos, pero es una relación de dependencia, no hay sistema sin individuos, y al parecer, ni individuo sin sistema, más de una vez he escuchado el chiste metafísico de que si capturamos a todos los corruptos del país e intervenimos las instituciones cooptadas, pues eso, el país se paraliza. La piedra de Sísifo.
Y sin embargo acá estamos, no me queda la menor duda que estamos pasando un momento en el que la reflexión sobre nosotros mismos y nuestra condición se expandió a la cotidianidad de muchas casas, no me queda la menor duda que el despertar en cierto sector de la ciudadanía -clase media, urbana, en buena parte capitalina y joven- hizo que esta ciudad saliera un poco del sitio en el que vive, tenemos la maldición de tener una capital que se llama igual que el país y eso genera un extraño fenómeno delirante en el que se cree que ese pedacito es todo, y algo de lo que ha provocado la presencia en las plazas, pero sobretodo el merequetengue posterior, es la posibilidad de darnos cuenta que no hay una solución sino una ruta de soluciones, que no somos un conjunto homogéneo sino un bellísimo relajo de diversidades, que no es el sistema a secas, sino la articulación nefasta entre varios sistemas de control y de dominio, de explotación y exclusión, y entre todo eso nosotros pero ahora sí como individuos.
Me entusiasma la fuerza de la denuncia ciudadana contra las instituciones cooptadas, pero me preocupa terriblemente la ausencia de la autocrítica ciudadana, me preocupa que no nos estemos viendo a nosotros mismos ahí sentados en esos lugares, ninguno de estos lagartos asquerosos que se han hartado nuestros recursos salió de la nada, esta gente son nuestros tíos, nuestros padres, nosotros mismos en esos espacios, me preocupa que estemos dispuestos a hacer cualquier cosa por un dolar más, pero también me queda muy claro que hay individuos organizados en comunidades con una larga trayectoria de lucha y corazón y resistencia haciendo cualquier cosa por salvar la vida, haciendo cualquier cosa por defender el territorio, cualquier cosa por la dignidad a pesar de ser lo último en la presencia simbólica de ese plural que suena tan bonito cuando vamos "todos". Nomás pensar en que estaría bueno hacer una convocatoria para manifestarnos en contra de nosotros mismos, o a favor, qué sé yo, tomar las calles para cuestionarnos cuál es nuestra responsabilidad en todo esto, cómo llegamos hasta acá, porque acá estamos y estamos todos hasta el pescuezo.
Pero acá estamos, y vos y yo y si es el sistema, entonces también somos vos y yo.
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