El 8 de abril de 2016, en respuesta a investigaciones del Ministerio Público (MP) y de la Cicig, y en medio de la expectativa generada por la filtración de los papeles de Panamá, el MP incautó, con orden de juez, documentos de uno de los bancos más grandes del sistema para determinar si existió lavado de dinero en las transacciones realizadas por la empresa DHK Finance Inc., relacionada con militares y funcionarios públicos venezolanos. Sin duda es un caso que ilustra la corrupción y sus lealtades hipócritas: las élites financieras guatemaltecas en componendas con funcionarios de un Gobierno que han criticado fuertemente.
Han sido famosas las intervenciones de los integrantes del sector financiero al advertirles a los votantes guatemaltecos, en época de elecciones, que ciertos candidatos presidenciales tienen la intención de convertir a Guatemala en otra Venezuela. Se han opuesto al régimen venezolano y han criticado a su Gobierno, pero lucran con la corrupción de sus funcionarios. Las fronteras no detienen la globalización de la corrupción, y las ideologías políticas tienen poco que ver con las aspiraciones corruptas de los grupos de poder que dominan sus territorios en función de sus intereses personales. La primera lección semanal indica que la corrupción es un sistema integrado que une sin importar nacionalidades ni ideologías.
Mientras tanto, la clase política ha estado dando muestras de su incapacidad para gobernar. El 7 de abril, el diputado Giordano reconoció la autoría de unos mensajes filtrados en los que le solicita cooperación a su bancada para «poner de rodillas» al gobernador de San Marcos. Este caso levantó sospechas válidas y coherentes de cuál es el modus operandi de la bancada oficial (FCN-Nación) para extorsionar a funcionarios públicos con los que mantienen relaciones de trabajo. Días después apareció una foto de Giordano con una pipa para fumar marihuana. Un mal manejo de la confesión por parte de los medios y la opinión pública dieron como resultado que la crítica se concentrara en la foto con la pipa y en hacer bromas sobre los mensajes, en vez de solicitar su renuncia por los indicios de extorsión y presión política desleal e ilegal. Darle eco a la farándula política permitió que el presidente Morales aprovechara para seguir manteniendo su popularidad entre sus votantes, y este, a través de un mensaje presidencial, le solicitó a su bancada que desconociera a Giordano como diputado de FCN-Nación.
El mensaje presidencial de Jimmy fue una aberración para la teoría política, pero una buena estrategia para seguir afianzando su popularidad. ¿Qué guatemalteco promedio de mayorías electorales que deciden elecciones verá mal a un presidente que le pide a su propia bancada desconocer a un diputado acusado de corrupto y a quien todos odian? La intromisión de funciones, la creciente ingobernabilidad y las disputas internas del partido oficial hechas públicas, entre otras, no le importan a la gente porque existe un desconocimiento real del ABC de la administración pública, de los principios básicos que permiten estabilidad institucional. Con este tipo de reacciones faranduleras, a Jimmy le está funcionando no saber gobernar para mantener satisfechos a sus votantes y a sus parecidos. Por eso el deber de los movimientos sociales y de la sociedad civil no organizada es evidenciar la corrupción de FCN y relacionar la responsabilidad que tiene el presidente ante su incapacidad de fiscalizar a la bancada del partido por el que fue elegido presidente, de conectar a su equipo de trabajo con dicha bancada para realizar un trabajo productivo en el Congreso y de frenar el masivo transfuguismo hacía su bancada, proveniente principalmente de Líder, uno de los partidos que más fueron acusados de corrupción el año pasado.
La labor de mostrar las falencias del gobierno de Jimmy y del trabajo legislativo de FCN-Nación tras el mensaje presidencial ya fue iniciado por #JusticiaYA en sus redes sociales, con la etiqueta #FCNCorrupción, trabajo que los movimientos sociales y la sociedad civil en general deben potencializar para contrarrestar el impacto positivo que pudo tener la solicitud del presidente, toda vez que es engañosa porque ha consentido las negociaciones espurias de FCN-Nación en la vida política del país y es resultado de la farándula mediática que separó el caso de su sentido real. La segunda lección de la semana es que la renuncia de Giordano (como en cualquier país decente) se tiene que seguir exigiendo porque es insostenible su permanencia en el Congreso y porque el oportunismo presidencial tiene que dejar de ser la única política efectiva del presidente Morales y de su gobierno.
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