Al poco tiempo volvió a quedar embarazada, pero esta vez también se fue de la casa. Una noche, mientras ella se cepillaba los dientes, un hombre entró en su nuevo domicilio, la agarró del pelo, la tiró al suelo y comenzó a patearla en el estómago mientras le gritaba india puta. Esta mujer se llama Elisa y tenía 37 semanas de embarazo. Sangraba por la vagina cuando llamó a los bomberos, pero estos no acudieron a su llamado. Como pudo salió de la casa para pedir ayuda. En plena calle, sola y golpeada, parió a su bebé. Era una niña y nació muerta por los golpes que le propinó aquel hombre. Agentes de la PNC la encontraron y la trasladaron a un hospital. (La historia es real, aunque no salió en ningún medio).
La violencia contra la mujer es un problema que puede afectar a todas las mujeres sin distinción de clase, edad, condición económica, estado civil, pertenencia étnica o ideología. Todas las mujeres están expuestas a esta violencia irracional, misógina, por el solo hecho de ser mujeres.
El uso de la expresión violencia de género y violencia contra las mujeres es tan reciente como el mismo reconocimiento de la realidad del maltrato de ellas. Quizá por ello muchos no la comprendan y otros solo quieran ignorarla.
Nuestro país inicia este reconocimiento al maltrato de las mujeres el 9 de abril del 2008, día en que el Congreso de la República de Guatemala aprueba, con el decreto 22-2008, la Ley contra el Femicidio y Otras Formas de Violencia contra la Mujer. Esta normativa establece una serie de disposiciones orientadas a prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra la mujer tanto en el ámbito público (la escuela, el lugar de trabajo o la calle) como en el privado (en cuyo caso no se refiere a un espacio físico, sino más bien a las relaciones privadas entre esposos, exesposos, convivientes, exconvivientes, novios, exnovios).
Esta ley es considerada de avanzada. Primero, porque en ella se contempla la creación de órganos judiciales especializados en esta materia. Segundo, porque tipifica y sanciona los delitos de femicidio y violencia contra la mujer (en todas sus formas: física, sexual, psicológica y económica) tanto dentro del hogar como fuera de este.
Hace unos días, la diputada Patricia Sandoval quiso ponerse creativa y presentó una propuesta para reformar «algunos artículos» de la Ley contra el Femicidio. En su argumento aduce que hay mujeres que se aprovechan de dicha ley para dañar a los hombres.
Este ataque a la Ley contra el Femicidio no es nuevo. Ni siquiera en este caso se le puede dar crédito por creatividad. En febrero de 2011, el señor Romeo Silverio presentó una acción de inconstitucionalidad ante la Corte de Constitucionalidad por los artículos 5, 7 y 8 de dicha ley (expediente 3009-2011). Al igual que la congresista, el señor Silverio argumentó, entre otras cosas, que se estaba privilegiando a la mujer en contra del hombre y que la ley no sancionaba a la mujer. Por fortuna, la CC declaró unánimemente sin lugar la acción de inconstitucionalidad y manifestó que el Estado de Guatemala está llamado a garantizarle a la mujer una vida libre de violencia. No se privilegia a la mujer, sino que se reconoce que esta violencia es estructural y se basa en las relaciones desiguales de poder. Como decía muy bien la licenciada Thelma Aldana, en ese entonces presidenta del Organismo Judicial y de la Corte Suprema de Justicia, «los hombres tienen todas las leyes para accionar en contra de una mujer o de otros hombres. En cambio, las mujeres solo tenemos la Ley contra el Femicidio».
Así pues, ipso iure, como dicen los abogados, la propuesta de la diputada no tiene cabida. Su gracia solo quedará registrada como la mala noticia de un día.
Pero tampoco juguemos a inventar el agua tibia proponiendo normativas que castiguen la violencia sexual en el matrimonio, como lo hizo alguien en Nómada. Esta normativa ya existe y es aplicada por un grupo de jueces y juezas que han sido capacitados para reconocer la violencia de género y sancionarla. No la mutilemos, que es muy joven aún. Si quieren ayudar, lo mejor sería que Nómada, Plaza Pública, Soy502 y los otros medios de comunicación apoyen difundiendo la Ley contra el Femicidio para que más mujeres la conozcan y demanden sus derechos.
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